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Anastacia S

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Anastacia S. Zambada — Medellín Colombia

Suspire cansada mientras que me asomaba por la ventana y veía como llegaba mucha gente y arreglada. No tenía ganas de quedarme encerrada aquí sola, mientras que el señor se andaba divirtiendo, y la mayoría de las invitadas eran mujeres, y pues a mi como ni me gustan las fiestas.

Me metí a el closet y saque un vestido color verde, y la neta si me iba a ver bien perra, y sabía que a él le iba a dar un infarto cuando me viera, digamos que es medio destapado, pero ni modo, me metí rápidamente a bañar y salí enrollada en una toalla.

Me senté enfrente de el tocador, y me mire, Dios que hermosa estoy, por donde me veo estoy bien buena.

Me medio maquille más natural y me seque el cabello, lo dejé suelto, y después saqué mi vestido de su bolsa, ya medio me había arrepentido por que sabía que se iba a enojar, pero ni modo, el no me dejaba dormir por que traía a sus viejas ahora me tocaba a mi.

Me lo pude y a cómo pude cerre el cierre, pero me sentía media incomoda por que no me podía poner brasier.

Me mire a el espejo de nuevo y a la madre, la gente cambia cuando se baña, me puse las zapatillas color nude y.. ¡Creo que si se va a enojar!

Ósea me veía toda Diosa, me dí le vuelta frente a el espejo y ahí no mames, me veía perra y media.

Me mire por última vez y me arregle más el cabello, después salí de mi habitación y abajo ya se escuchaba música, baje con cuidado y lo mire a lo lejos, como si nada el muy pendejo, con dos viejas sentadas sobre em regazo.

Sentí como una lagrima corría por mi mejilla, rápido la limpié y pensé en irme a mi habitación, pero no, ya no tengo por que seguir en esto. Camine hasta que llegue a la barra y me senté, pedí una de esas bebidas sin alcohol por que no quería ponerme gorrosa como la última vez y me quedé ahí, viendo a la nada.

Me estaba doliendo en el alma, verlo así, este era el mundo en el que habíamos crecido, y el era igual a su padre, yo sabía perfectamente que en estás juntas siempre había mujeres y siempre engañaban a quienes los esperaban en casa, no se por que pensé diferente de el, si es igual a mis hermanos pero más cabron.

Me dieron mi bebida y comencé a sober por el popote mientras que jugaba con mis manos, en lo que no se ni que estaba haciendo aquí.

Porque cada vez, Ovidio me decepciona cada vez más, sentía como mi pecho se comprimía.

Negué mientras que limpiaba mis lagrimas y me sentaba mejor, si llorando por un pendejo, cuantas veces estaba con mis hermanas y se me hacia absurdo ver como lloraban por Alfredo o otros plebes, y ahora se que yo también caí.

Me vi cegada por el, mientras que el me olvidó, yo dijo enganchada con el, y no se como hacer para no estarlo, simplemente no quiero.

De repente llegó un muchacho que lo mire de reojo y hijo de su pinche madre, no es por nada, pero es de esos que se caen de buenos, se sentó a lo lado y pidió un trago.

Odio Fingido | Ovidio Guzmán | TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora