O27

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Muevo mi cabeza para todos lados esperando repuesta, pero no, estoy sentada en el borde mi cama y estoy dudando sobre bajas a desayunar o no, simplemente no quiero y menos después de lo qué pasó anoche.

—Anastacia.—Pegue un pequeño brinco cuando escuché a mi hermano llamarme.

Moví de nuevo mi cabeza y el se acercó, noto como mis ojos estaban rojos e hinchados y ademas tenía los golpes que le salvaje prieta había dejado sobre mi cuerpo.

Mire hacia otro lado de la habitación, el suspiro y después de eso, se sentó a mi lado, pasó su brazo por mi cuerpo y me atrapó en el.

—Se que estás celosa, pero nadie puede ocupar el lugar que tú tienes..

—¿Y si ella lo hace, que? Serafín, tú no estuviste ahí, me culpaba de la muerte de su hermana. Por Dios, cree que se puede quedar con el puesto que me pertenece a mi en el cartel ¡Solo a mi! Ella no puede llegar a mi casa a amenazarme y mucho menos creyéndose superior a mi, me golpeo ¿Y Vicente que le dijo? Nada. Te aseguro que esa hija de la chingada se trae algo entre manos. Hablo sobre quitarme todo ¿Puedes créerlo? Y cuando le dije que no se metiera en mi camino, me golpeó ¡Mira como me dejó mi hermosa nariz! Ahora tengo moretes en todo el cuerpo, mi hermano me odia, ayer escuché como si mi mamá me hablara y ¡Odio a todos!

—¿A mi también?—Pregunto dudando.

—No a ti no.

—¿Sientes que Vicente te cambiará por la prieta?

—¡Exacto!—Hable subiendo y bajando los hombros causando que el tomará mis mejillas entre sus manos y después besara mi frente.

—¿Que la detuvo?—Me pregunto y trague saliva.

—Alf y Ivan, Vicente ni siquiera me pregunto como estaba.—Hablo molesta, molesta de saber que no hermano la protegió a ella antes de a mi.

—¡Ah que la chingada! No tienes que estar celosa sobre ella, mi única hermanita eres tú, hermosa, la única que se que estaría dispuesta a dar la vida por mi, eres solo tú.—Apachurro mis mejillas haciendo que chillara, negó riendo y después enlazo nuestras manos.—La única que tengo su nombre tatuado en el cuello eres tú.—Solté una pequeña risita.—Si, me hiciste que me tatuara tu nombre, Anastacia, y no sabes me a espantado morritas. Pero la única que es mi sangre, por la única mujer que me puede mandar, me puede hacer y desasee conmigo lo que se le de la pinche gana, eres tú y solo tú, eres lo que más quiero en esta vida, eres mi hermana y te quiero un chingo.

—¡Ahí te quiero mucho, Serafín!—Murmuré y sentí como mis lagrimas se cristalizaron y lo abracé pegándolo a mi cuerpo.

—Yo más, Ana Sofi.

—Es yo pensaba que solo yo era La Niña de Serafin, por que ¡Es como mi papá! Y ya no me quiere, se ve a olvidar de mi y me a botar por ella. Yo lo quiero mucho, pero no se por que me trata así, yo solo quiero estar bien, pero no quiero que ella se quede aquí, no me gusta su vibra y no quiero que ella se quede con nosotros, prefiero irme a la casa de nuestra abuela o no se. Vicente seguro me agarrará coraje y volverá a pasar lo qué pasó con papá, el me cambiara por alguien más.. Sin importar todo lo que haga para ser la mejor.

—Tu eres la mejor, mi hermosa, no tienes por que estar así con Vicente, el se pierde La Niña que eres. Tú también eres como la hija de el, no se que le esté pasando, pero créeme que pronto cambiará y todo volverá a ser como antes.—Escondí la cabeza sobre su cuello, mientras que pasaba sus manos por mi espalda.

—¿No soy la suficiente? Por eso todo me terminan botando.—Pregunte y el negó con la cabeza.

—No.—Habló negando y de sus ojos salían lagrimas.

Odio Fingido | Ovidio Guzmán | TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora