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Anastacia S. Zambada — Medellín Colombia

Vi en cámara lenta como Ovidio se levantaba bruscamente y después tomaba el arma que estaba sobre la mesa y le apuntaba a Rubén, pero después el me miraba y giré mi rostro hacia donde entraban más de diez camionetas llenas de gente, Ovidio me echo para atrás y después sentí el miedo que sentí aquella vez cuando me secuestraron, abracé a Ovidio por el brazo y sentí como acaeció mi cintura. Ángel y los demás socios de el cartel, se levantaron tomando sus armas y apuntaron hacia Rubén, que me miraba como si me fuera a comer con la mírada y solo sentí asco de el.

—¡Hijo de la chingada! Consíguete otra por que óyeme bien, Anastacia solo es mía, y siempre lo será, por que en su corazón solo ahí un hombre, y ese soy yo.—Habló Ovidio apuntándole con su arma.—Anastacia es mi mujer, te guste o no, ella me eligió a mi.

Mi vista viajó hacia donde estaba la mesa, y después oí un pitido, me tape la cabeza con las manos y grite.

—¡¡Ovidio ahí una bomba!!—Grite y en eso, sentí cómo exploto algo detrás de mi y como, Angel, Janeth, Rubén, Ovidio y yo salíamos volando, mientras que Ovidio intentaba cubrirme con su cuerpo, sentí como chocamos contra el piso y Ovidio estaba más co cuente que yo.

—¡Amor, corazón! Bonita, mi zanahoria, bebé, no cierres los ojos.—Golpeó levemente mi mejilla y después beso mis labios, sentí como todos me daba vueltas y puse mis brazos sobre su cuello.

—Te amo.—Susurre y no se como, pero Ovidio se levantó y me cargó, con el.

—¡Ayuda!—Grito.

Estaba haciendo mi mejor esfuerzo por no cerrar mis ojos, no quería, no podía dejar todo, así.

Sentía como la sangre corría por mis brazos y cómo Ovidio estaba haciendo su mayor esfuerzo, después sentí como nos subían a una camioneta y Ovidio me llevaba sobre sus brazos, mientras que me besaba y veía como estaba lleno de sangre, suya y mía, pero el estaba en mejores condiciones.

—Bebé, tienes que ser fuertes, ahora más que nunca te necesito, eres el amor de mi vida y no me puedes dejar, te amo con todo el corazón y no quiero que te pase nada. Necesito que estes a mi lado, sin ti yo no soy nada.. Te amo.

Ovidio Guzmán

Me lleve las manos a la cabeza mientras que estaba sobre el hospital, ya teníamos rodeado todo y completamente cerrado, mientras que esperaba a que mi bonita estuviera bien, era lo único que le pedía a Dios.

Ya la había perdido muchas veces y no la quería perder de nuevo.

Es el amor de mi vida y sin ella no soy capaz de vivir, mientras que sobaba mi cabeza y recargaba esta sobre el sillón de la sala de esperas, solo quería que volviera a mi, que me besara, que me abrazara, dormir juntos como lo hemos hecho, hacerla mía cuando quiera, verla a todas horas de el día, estar juntos, simplemente yo no puedo estar sin ella, la necesito a todas horas de el día.

—Patron, la guerrilla agarro a Rubén cuando intentaba huir, lo tienen en la selva.—Habló pulque y asentí, no tenía cabeza para pensar sobre eso, pero después si.

—Que lo mantengan vivo, después de que Ana salga de el hospital me lo quiebro ahora si.

El asintió y después de eso, me dejé caer de nuevo sobre la silla, esperando noticas sobre ella, me daba miedo, pánico y pensar en que hacer si a ella me llega a faltar.

—La paciente ya salió de zona de riesgo.—Habló un doctor llamado mi atención y rápido me levanté.—Ya puede pasar a verla, a preguntado mucho por usted, señor Guzmán.

Toque con mucho cuidado, y mire como estaba sentada sobre la cama, mientras que me veía con una sonrisa.

—Hola, mi amor.

[•••]

Anastacia S. Zambada

Acaricie la barba de Ovidio, mientras que estaba sentada arriba de el y me estaba x abrazando por la cintura, mientras que veíamos una película pero para ser sinceros, no estábamos viendo nada, solo estábamos jugando con nosotros y Ovidio robandome besos.

—Me habías asustado mucho.—Habló Ovidio viéndome con el dedo índice y después me jalo sobre el, quedando arriba de su cuerpo.

—Sin mi te mueres ratón.—Hablé mientras que jugaba con sus cadenas.

—Zanahoria.—Ovidio hablo llamándome la tensión y lo mire.—lo mejor, será salirnos de él mapa por un tiempo, no quiero volver a ponerte en riesgo y menos después de lo qué pasó con Rubén.

—Está bien, ratón, pero quiero que me cuente todo, no quiero ser de esas que solo se preocupan por verse bonitas.—Lo mire.

—Tu no necesitas preocuparte, siempre estas hermosa.—Beso cortanmente mis labios y morido levemente.

—Te amo mucho y dime ¿Que a pasado con Rubén?—Mire como se puso un poco nervioso.

—Lo tenemos en la selva, veré que hacer con ese hijo de la chingada, no quiero que vuelva a pasar algo así, eres mujer y tengo que ver cual es la mejor forma de protegerte a cómo de lugar.—Hablo mientras que besaba mi boca.

—¿Tu mujer?—Le pregunte mientras que el asentía con una sonrisa.

—Eres mi mujer desde la primera vez que te entregaste a mi.—Beso mis labios y me dio la vuelta, quedando yo abajo de el y se metió entre mis piernas.

—Beso mis labios y me dio la vuelta, quedando yo abajo de el y se metió entre mis piernas

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En algún lugar de Culiacán

¡Patrón! Los Guzmán tienen a el hijo de le mencho secuestrando en la selva según nos dicen.—Hablo el hombre mientras que el jefe lo miraba, desde la bodega donde pasaba casi todo su tiempo desde que había sido abandonado por sus hijos como el decía.—El Ovidio lo tiene allá, según Rubén está obsesionado con Anastacia.

—¿¡Que!? ¡Va a hacer que mis tratos con Nemesio de caigan! Deben de meterles un susto, solo un SUSTO, espanto, a los dos, no quiero que anden metiendo sus narices en mi camino, si no, les das piso a los dos como habíamos planeado.

Odio Fingido | Ovidio Guzmán | TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora