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Anastacia S

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Anastacia S. Zambada — Lugar desconocido.

Suspire pesadamente y Rubén tomó mi mano con mucha delicadeza, mientras que caminábamos por el rancho donde ya tenía unos días, la verdad es que su compañía me hacía muy bien, creo que hasta estaba mejorando un poco en mis estados de animo, era bueno tener a un amigo que estuviera para ti 24/7 y me agradaba la idea de estar con el, pero no se, había algo en mi pecho que me decía que esto no era para nada buena opción, no me gustaba mucho el hecho de que me pudiera ver como algo más, por que aunque lo negara, mi corazón seguía perteneciendo a una sola persona, aunque esa persona me halla roto el corazón en mil pedazos no lo podía dejar de amar.

—¿En que tanto piensas bonita.—Dijo y de inmediato gire mi cabeza y lo mire por unos segundos, así me decía el, y era imposible no ponerme un poco sentimental.

—Extraño a mi hermano.—Murmuré viendo la sierra que rodeaba el rancho, también con los hombres armados.—Serafín.

—¿Lo quieres mucho?—Preguntó y rápidamente asentí viéndolo, y después pasó su brazo por mis hombros.

—Es la única persona que de verdad a estado para mi en todos los momentos de mi vida, no se que haría sin el y el sin mi.—Susurre y una lagrima corrió por mi mejilla que el rápido limpio y me miró.

—Puede que haga que mi papá deje que vallas a verlo.—Dijo y una sonrisa se puso sobre mi rostro y después lo abracé.—En algunos meses, o no se, pero podrás verlo.

—¿Sabes..? ¿Sabes si el ya despertó?—Pregunte y lo mire a los ojos.

—Moveré Mis influencias para saber si despertó.—Murmuró y lo mire por unos segundos.

—De verdad gracias.—Le dije y lo abracé, mientras que me acurrucaba en su pecho.

Nos separamos y en ese momento sentí como la sangre se me heló y tome su mano y la apreté, el me miró y después vio hacia todos lados, empecé a temblar cuando vi a el hombre que me había violado, me puse pálida y me quedé quieta, mientras que Rubén me agarraba para que no me cayera.

—¡Ana, Anastacia!—Me hablo y no podía decir ninguna palabra.—¿Estas bien?

—El...—Lo señale y Rubén giró su cabeza y miró a el hombre que me veía de pies a cabeza, mientras que unas lagrimas salían de mis ojos.

—¿Que pasó?—Me pregunto de nuevo y con mi dedo índice, lo señalé.

—Fue el.—Susurre.

—¿El? ¿El té hizo eso?—Pregunto y rápidamente asentí, me ayudo a sentarme en una banca y escondí mi cabeza sobre mis piernas, abrazándome a mi.

Después de eso se levantó rápidamente y después de que levantara la cara, vi como Rubén levantaba a el hombre de el cuello y como golpeaba a puño cerrado.

Odio Fingido | Ovidio Guzmán | TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora