Anastacia S. Zambada — Rancho de Amelia García, Los Mochis.
No me quedo de otra más que sentarme y recargar la cabeza sobre el hombro de mi futuro cuñado al que parecía que ayer alguien había atropellado, nadie recordaba nada y habíamos despertado todos en el rancho de mi abuela.
—¿Que alguien me explique de quien fue la grandiosa idea de seguirle en el rancho de mi abuela?—Serafín bostezo y se puso unos lentes oscuros.—Puta madre ¡Quiero un aguachile!
—Yo también quiero saber ¿Como amanecí en la alberca?—El flaco entro, escurriendo y detrás de él, si, justamente a quien menos quería ver, a Ovidio.
Me levante con literalmente la madre en rastra y me senté a lado de mi hermano, puse mi cabeza sobre su pecho y me comenzó a hacer cariños, mientras que sentía su mirada sobre mi.
—¿Y Vicente?—Le pregunté a mi hermano y negó con la cabeza.
—Serafín ¿Es normal que sienta como todo me da vueltas?—Le pregunte y asintió.—No mames siento que ando drogada o algo así.
—Andas cruda, Ana, pensé que las bebidas que te daba Serafín no tenían alcohol.—Alfredo murmuro y Serafín soltó una carcajada.
—Créeme que yo también lo pensé ¡Pero no!
—¿Y...—Ovidio habló pero Serafín le arrojó una almohada haciendo que se callara.—Que verga.
—Alfredo y tu se pusieron a cantar a las seis de la mañana.—Mi hermano murmuró mientras que yo sobaba mi cien, con las yemas de mis dedos.
—Ah no mames. ¿Vicente sabe? Te va a matar cuando sepa lo que hiciste.—Le dije a mi hermano y abrió los ojos como platos.
—¿Que?
—¡Lo que oíste wey!—Alfredo que estaba enrollado en una cobija hablo.—¡Todos andamos bien curdos! Creo que hasta el perro de Anastacia anda crudo.
—No lo dudes.—Arquee mis cejas haciendo que mi hermano se comenzará a reír.
—¿Ah que horas nos vamos a Mazatlán?—Le pregunte a mi hermano cuando vi como saco se celular.
—Cuando a la plebada se le baje la cruda.
—No pues hasta el otro mes.—Susurré y el solo río.
—¿Ya abriste tus regalos?—Le pregunto y el negó con la cabeza.
Lo mire mal y me levante, hice que Serafín se levantara aunque estaba echado como puerco sobre el sillón y caminamos hacia donde estaba una mesa con los regalos.
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Odio Fingido | Ovidio Guzmán | TERMINADA
Romansa𝐎𝐅 | ¿Podemos fingir odio para evitar amor? Ellos eran dos adolescentes que se conocen y odian desde que eran tan solo unos niños, dos personas que se llevan cuatro años, que además son perfectamente para estar juntos ¿Pueden fingir para tratar de...