El honor corría por mis venas desde antes de nacer, mi padre y abuelos me criaron para la grandeza, sin mas limites que los que mi mente decida ponerse, mi familia me dio el honor y la meta, la armada Americana el rifle y el entrenamiento, yo los h...
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Tara Amarok.
La onda de radio que bloquea la señal es clara o eso dijo Nath, los sistemas mas que caerse se han bloqueado. Con mi chicos dentro de lo que para nosotros ahora es una bomba de tiempo.
—Aquí. aquí y aquí —Señalo los planos del edificio. Nath asiente apretando los labios Dereck guarda silencio— Entramos como ellos y solo habrá una salida. Aquí. Dejo la pequeña maqueta con nuestra bandera sobre lo que se marca como una salida de personal.
—¿Cómo está segura mi comandante? —Indaga alexia algo indecisa.
—Es donde yo las pondría —Aclaró— Nakamura y yo tenemos el mismo entrenamiento, esto lo hace con una intención.
—Sacarte a ti por esa puerta —Esclarece Nath dejando otras dos maquetas justo al lado de la dichosa salida de emergencia.
Es un acorralamiento, es claro y directo me da la opción de ir por ellos y salir con ellos o salir con él.
Debemos vengar al general —La sonrisa de Leah es socarrona me enseña la segunda salida sobre el mapa— Debes hacerlo.
—Lo haremos —aclaro un poco la garganta— Iremos por ellos.
—No te lo permitiré —Mi vista viaja a él sin evitar la sonrisa que se estampa en mis labios.
Lo odio. Quiero odiarlo
Nath aclara que buscará un vehículo para nosotros mientras yo me apartó de él.
La ira se hace incontrolable. Me odio. Por quererle de este modo.
—¡Vuelve aquí maldición y habla conmigo! —ruge a mis espaldas
—¡Déjame en paz Dereck!¡ Solo déjame en paz! —intento alejarme más de él, de las miradas cuando se posan en nosotros, del bullicio y los murmullos.
—¡No!
—Pirate con tu prometida de fantasía. ¡Y a mi déjame en paz! —gritó en tono demandante aunque es una súplica.
Lo dejo salir por fin.
—¡Que te quiero a ti maldición! —Me suelto de mala manera cuando intenta tomarme del codo—Te quiero a ti como nunca antes he querido a una mujer.
Gruñe y yo cierro los ojos. Duele demasiado. Me llevo la mano al pecho cuando me cuesta respirar.
—No lo intentes...
—¡Maldición Te Amo! —Vocifera sin premura interrumpiéndome.
Me giro para mirarle aturdida.
¿Lo dijo?
Lo dijo -—repite leah y sacudo la cabeza apartando el mareo.
¿Enserio lo dijo? Solo le miró mientras él camina a mi. Yergue un poco más la espalda viéndose mas alto. Marca el uniforme a su cuerpo entero cuando tensa su cuerpo con brutalidad.
