Gun Atthaphan estaba sentado en una pequeña cama. Sus ojos oscuros y vacíos observaban el muro grisáceo frente a él. Mecánicamente, levantó su mano derecha y pasó sus dedos por su cabello castaño despeinado y sucio. Quería llorar, pero ninguna lágrima salía.
Incluso después de años, él aun no podía creerlo. Todo había cambiado demasiado rápido. Gun todavía recordaba esos momentos en los que ambos jugaban juntos o veían la televisión. Recordaba lo felices que eran. Porque sí, hubo un momento en el que ellos fueron felices... o al menos eso era lo que Gun siempre se decía a sí mismo.
Lo mirara por donde lo mirara, Gun siempre lo había tenido todo. Alguien que parecía amarlo, comida, libros y una vieja laptop para navegar en internet y platicar con sus amigos. No era demasiado, pero era más que suficiente para el pequeño dragón. Sin embargo, un día se dio cuenta de que él simplemente no amaba a la persona con quien estaba. Por mucho que quisiera enamorarse del vampiro, no podía. Su corazón se aceleraba cada vez que estaba cerca de él, y se sonrojaba cuando lo escuchaba decirle palabras dulces... pero no estaba enamorado. Y Gun lo sabía. Pero... ellos eran pareja, ¿cierto? Y las parejas deben amarse... o así era como Gun trataba de convencerse. Él quería ser la pareja perfecta. Quería besarlo sin sentir que su rostro hacía una mueca de disgusto. Quería abrazarlo sin que sus brazos temblaran. Porque él parecía amar a Gun...
Después de un tiempo de forzarse a sonreírle cuando lo único que quería hacer era llorar, el joven dragón decidió irse. Cuando su pareja estaba durmiendo, él se escabulló en la habitación y tomó una pequeña mochila. No quería llevarse mucho, ni siquiera estaba seguro de qué quería hacer, solamente quería alejarse. Estaba casi seguro de que regresaría pronto.
Pero al final, ni siquiera pudo irse. El vampiro despertó, sus ojos abriéndose enormemente cuando se dio cuenta de lo que su lindo juguete estaba haciendo. Porque honestamente, para él Gun no era nada más que un juguete, o mejor aún, una herramienta que podría usar para ganar poder.
Rugió gravemente, haciendo que el más joven se diera cuenta de que estaba despierto.
- ¿Qué estás haciendo? – Él dijo, poniéndose de pie.
Era mucho más alto que Gun, pero eso no significaba que el dragón estuviera intimidado. Estaba casi seguro de que su pareja lo entendería, que solamente quería alejarse para aclarar sus pensamientos. Casi seguro. Porque en el momento en el que sus antes calmados ojos se encontraron con la mirada oscura y enojada del vampiro, él supo que no estaba así solamente porque lo había despertado muy temprano.
Gun agachó la mirada, sus manos temblando mientras abría la boca para hablar.
- Yo... no puedo amarte. Lo siento. Pero... volveré, solo quiero ir a casa y hablar con mi m- -Su oración fue interrumpida junto con su respiración, mientras era estampado contra un muro.
- Oh, ¿te has dado cuenta ahora? Qué pequeño tan ingenuo... -Gun podía escuchar al mayor reír, pero no entendía de qué estaba hablando.
Gun fue sacado de sus pensamientos por el sonido de la puerta de su prisión siendo abierta de un golpe. Su cabeza se movió y su mirada vacía casi se encendió cuando se dio cuenta de que había una charola con comida en el piso, frente a la puerta. No era mucho, algo de fruta y una rebanada de pan, pero para el dragón, era más que suficiente. Especialmente porque no quería ganar suficiente energía para poder transformarse en su forma de dragón, pero tampoco quería morir de hambre.
Estaba seguro de que, aunque tenía la posibilidad de escapar como dragón, sería aprisionado como una mascota o una herramienta para pelea. No es que no fuera ya como una mascota, pero al menos no tenía que pelear. A pesar de ser extremadamente poderoso, Gun detestaba lastimar a otros. Nunca supo por qué, solamente no podía soportar ver el dolor en el rostro de su oponente. Tal vez por eso había fallado en escapar la última vez que lo intentó. Aquella vez, fue capaz de transformarse por un momento, pero en el instante en el que lanzó sus garras hacia el vampiro, sintió la culpa quemar su corazón. No podía hacerlo.
Lentamente, el pequeño dragón se acercó a la charola y la levantó, oliendo la fruta y el pan para asegurarse de que no estuvieran envenenados. Parecía que no lo estaban. Aparentemente el vampiro había renunciado a darle comida que tuviera energía y grasa, a pesar de que estaba consciente de que si los dragones no comían "normalmente", prácticamente eran como humanos. Gun no podía recordar la última vez que había comido carne, algo que era esencial para un dragón. Pero incluso la vez que se la ofrecieron, él la rechazó.
Dio una mordida a la manzana que tenía entre las manos y por poco gime ante el sabor. Muchas personas pensarían que se había vuelto loco, o algo peor, pero el dragón no había comido dicha fruta desde hace un largo tiempo. Casi no podía controlar la urgencia por comer, aunque sabía que comer tan rápido causaría que su estómago doliera.
Se sentó de regreso en su cama, con una pequeña pizca de felicidad en sus ojos. Incluso una manzana podía darle algo de felicidad, tal vez porque cuando era un bebé, aprendiendo a caminar cuando era humano y a volar cuando era dragón, él y su madre las comían a menudo. Aún podía recordar la sonrisa feliz y cálida de su madre cuando le presentó a su pareja. Ella prácticamente lo forzó a prometerle que la visitaría pronto. Eso había sido casi 7 años atrás... pero Gun no había visto a su madre desde entonces.
ESTÁS LEYENDO
La Historia de un Dragón Roto -OffGun-
FantasyEn un mundo que es habitado por criaturas mágicas, todo puede pasar. Especialmente si la meta en la vida de cada persona es encontrar a su pareja, su amor... esa persona que significa más que nada para cada uno. Pero, también existen algunas almas d...