27. El peor tipo de pesadillas

133 31 3
                                    

Antes de que Off pudiera darse cuenta, Gun se había quedado dormido entre sus brazos. El pequeño dragón estaba respirando tranquilamente, su corazón igual de tranquilo mientras dormía. El demonio sonrió dulcemente, levantando con cuidado a Gun y acostándolo para que su cabeza quedara recargada en el regazo de Off y así estuviera un poco más cómodo. Gun dejó salir un pequeño gruñido, pero no se despertó.

El mayor volvió a sonreír, peinando suavemente el cabello castaño con su mano. Se inclinó un poco y depositó un beso en la frente del dragón. Al alejarse, soltó una risita notando la sonrisa que estaba en los lindos labios de Gun.

-          Eres hermoso, amor –susurró, observando el perfecto rostro de su pareja.

Tal vez todavía estaba un poco pálido, y los huesos de sus mejillas se notaban un poco más de lo que deberían, pero Gun era realmente precioso, y Off lo sabía. Lo sabía muy bien, y muchas veces había pensado en lo afortunado que era por tener a alguien como el dragón de compañero. A veces se preguntaba si realmente se merecía a una criatura tan hermosa e inocente. Él no había hecho nada tan bueno en su vida para merecer al chico.

Sin embargo, el demonio siempre evitaba tener esos pensamientos. Gun era suyo, por cualquier razón que el destino hubiera elegido, y lo único que él podía hacer era estar agradecido por su pareja. Se había jurado muchas veces que iba a amar al dragón más de lo que cualquiera pudiera hacerlo. Realmente admiraba al pequeño dragón que en ese momento descansaba sobre sus piernas.

Off sonrió al mirarlo, jugando un poco con un mechón de su cabello. Suavemente puso su mano sobre le mejilla del menor y dejó salir un suspiro de felicidad. Aunque quería progresar en su relación, con cosas como por ejemplo tener una cita, sabía que tenía que tomárselo con calma. Gun era delicado y podía salir herido física y emocionalmente muy fácil, así que tenía que ser cuidadoso con cualquier cosa que hiciera. Por eso se sentía tan feliz cuando era el menor quien iniciaba un abrazo o un beso. Era raro, especialmente los besos, pero así se sentía agradecido.

Gun se estiró un poco y soltó un leve quejido. Off lo miró inmediatamente, notando una pequeña lágrima en una de las esquinas de sus ojos. El mayor la secó con delicadeza.

-          Shh, bebé, todo está bien –Susurró, inclinándose para besar la frente del menor otra vez, esperando que con eso se calmara. Pero Gun volvió a quejarse, con nuevas lágrimas acumulándose en sus ojos cerrados.
-          N-no… –Murmuró en su sueño, su voz sonando como si le estuviera rogando a alguien. Off besó sus ojos, limpiando las lágrimas al tiempo que le susurraba palabras para calmarlo.

Pero esta vez, Gun no se calmó. En su sueño, Off lo iba a abandonar, y solo estaba dándole un último beso. En vez de las dulces palabras que el demonio le decía, Gun escuchaba gritos crueles, diciéndole lo feo que se veía y lo manchado que estaba. Muy en el fondo, él sabía que solo era un sueño, pero no era capaz de escapar. Escuchaba esas frías y crueles palabras hacer eco en su cabeza, sentía que estaba muriendo lentamente, pero no por dolor físico. Su corazón dolía, aunque todas sus heridas exteriores ya hubieran sanado. Se sentía asustado y solo, muy solo, y Off lo estaba abandonando para siempre.

Un leve sollozo dejó los labios del dragón, haciendo a Off preocuparse. Había estado tratando de despertar o al menos calmar a su pareja por un buen rato, pero no lo lograba. El demonio suspiró y besó la mejilla del menor.

-          Te amo… –Dijo, casi inaudiblemente.

Esperaba que el dragón despertara, y también quería que le contara qué era lo que lo asustaba tanto en sus sueños. Deseaba conocer todo acerca del pasado de Gun, principalmente porque quería saber qué tanto se había perdido de la vida de su hermoso compañero. Pero la otra razón era porque quería saber quién había hecho daño a su dragón, dejando tantas cicatrices en su alma. Quería saberlo, para poder matarlo. Tal vez lentamente, tal vez no. Sabía que si lo encontraba, posiblemente iba a torturarlo hasta que pidiera piedad. ¿Por qué? Porque ellos, o más posiblemente él, había dañado a su pareja, a su vida entera, a su Gun.

Tal vez las cicatrices visibles eran menores, pero su corazón había sido lastimado para siempre. Y Off de cierta manera se culpaba a sí mismo por no haber encontrado al menor antes. Se sentía tan culpable que en ocasiones se preguntaba si algún día podría perdonarse. Lo único que lo reconfortaba era saber que había sido él quien había encontrado a Gun…

-          Off… –Gun susurró, su voz casi inaudible, mientras sus ojos finalmente se abrían– estás aquí… –añadió, levantando un brazo temblorosamente y colocando su mano en el rostro del demonio. Había estado tan, tan asustado. Pero Off estaba ahí, con él. Había sido solo una pesadilla, pero el saber eso no impidió que las lágrimas comenzaran a caer desde sus ojos.
-          Por supuesto amor, ¿por qué no lo estaría? –el demonio respondió, poniendo su mano sobre la mano del dragón que estaba en su mejilla– No te dejaré nunca –dijo, y sin esperar una respuesta se inclinó para dejar un beso en la comisura de los labios de Gun–, lo prometo.

Las mejillas de Gun se habían puesto rojas. Solo había sido una pesadilla.

-          Gracias –Susurró, sentándose lentamente. Se giró para mirar a su pareja y se acercó más a él, acomodando su cabeza en el hombro del mayor–, de verdad –Añadió, con una sonrisa en los labios, mientras tomaba una de las manos de Off y entrelazaba sus dedos. Después de unos minutos de silencio, volvió a hablar–. Off… quiero contarte sobre mi pasado.

La Historia de un Dragón Roto -OffGun-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora