36. Anna

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Off gruñó, girándose hacia la pequeña niña que ahora estaba parada a unos cuantos metros de distancia de él. Ella estaba jugando con un mechón de su cabello, con una mirada de anhelo en los ojos.

-          Esa fue la comida de papá – Dijo, mientras relamía sus rosados labios.

El demonio se acercó más a ella, dejando salir un amenazante gruñido al darse cuenta de quién y qué era esa niña. Su aroma era como el perfume que había estado cubriendo la esencia de Gun por días, pero también tenía el indiscutible aroma de un vampiro. Tal vez no era uno por completo, posiblemente era mitad vampiro y mitad humana.

De repente se escuchó otro grito, más débil esta vez. Off gruñó y se encaminó hacia el lugar de donde provenía el sonido.

Pero la pequeña niña fue más rápida que él. A la velocidad de la luz, la pequeña figura casi voló hacia la puerta escondida en la pared, deteniéndose delante de ella. Había algunas plantas pudriéndose en la pared, todas manchadas con sangre.

-          Papá no deja que nadie entre aquí – Dijo, con los ojos brillantes –, aunque yo también quiero ir allá abajo. Su comida huele rica – Añadió, empujando gentilmente a Off lejos de la puerta.

-          Déjame pasar – El demonio ordenó, su voz fuerte y firme. Si su enemigo no fuera una pequeña niña, alguien que probablemente apenas había vivido y posiblemente no hecho ningún mal, lo habría atacado inmediatamente, pues la urgencia de ir con su compañero lo estaba volviendo loco. Pero solo era una niña chiquita, con grandes y brillantes ojos azules. Tan pequeña e inocente. Off no podía imaginarse lastimándola – Tu papá me llamó aquí personalmente. Dijo que había un problema con… la comida – Sintió nauseas al decir la última palabra, pero sabía que tenía que mantener su actuación.

-          Soy Anna –La niña dijo, haciendo otra reverencia.

Y entonces, Off finalmente se dio cuenta de lo que estaba pasando. Notó lo inusual que era la voz de la niña, suave y un poco apagada. Sus ojos eran claros y azules, pero a veces se veían empañados. Solo era una parte de la trampa. Tendría que haberlo notado antes, tendría que haberlo sentido.

Pero no lo había hecho. Y eso solo significaba una cosa. Iba a tener que luchar contra Anna.

Off escuchó otro grito y volvió a gruñir. Al mirar en los ojos azules de la niña, notó como ella estaba pendiente de cada uno de sus movimientos, con un brillo de concentración en los ojos. Obviamente estaba siendo controlada; su voz, sus movimientos, las palabras que decía, todo lo demostraban.

No había otra opción. Off maldijo y tomó a la niña por el cuello. Sintió los huesos romperse debajo de su mano mientras la arrojaba contra la pared. Pero Anna comenzó a reír. Era un sonido extraño, casi ahogado. Uno que para nada saldría de la boca de una niña. Era un sonido frío y sin vida.

Lentamente se deshizo del agarre de Off, sin importarle que había sangre en bajando por su cuello. Ella no era más que una muñeca. Viva o no, solo era una herramienta.

-          ¡A papá no le gustan los extraños malos! – Ella rio, mirando hacia la pared. Después dejó salir un sonido de sorpresa, al notar una grieta donde su cabeza había estado hace apenas unos segundos – Él no estará feliz contigo por hacer un desastre, extraño malo – Ella dijo y luego suspiró.

-          Deja la farsa – Off gruñó, su voz sonando amenazante al agarrar a la niña por el cuello nuevamente. Ella volvió a reír, golpeando ligeramente el brazo del demonio. No dolió, pero extrañamente hizo que su agarre se hiciera más débil.

Entonces Off se dio cuenta de que ella era capaz de controlar a otros. No era solo ella quien estaba siendo controlada.

Frunciendo el entrecejo, Off decidió que no podía seguir perdiendo el tiempo ahí. Anna seguía riendo, su voz sonaba dulce e inocente, pero mandaba escalofríos a la espalda del demonio. Sabía que tenía que terminar con eso de una vez. Pero tan solo era una pequeña niña…

Off estaba debatiéndose entre lo que debía hacer, hasta que escuchó otro grito, mucho más fuerte que el anterior. Y esta vez había sido su propio nombre.

Sintiendo un golpe de fuerza correr por sus venas, sonrió levemente. Sus ojos se oscurecieron hasta que sus pupilas apenas fueron detectables. Arremetió contra Anna, un sonido casi animal saliendo de su boca.

La niña dejó salir un gemido al sentir dolor en su hombro. Cerrando sus ojos, Anna comenzó a murmurar algunas palabras, tratando de entrar en la mente de Off. Lo había hecho varias veces antes, pues a su papá le gustaba mantener mucha comida ahí abajo. Y varias veces la comida había tratado de escapar, o alguien iba a buscarla. Algunas veces su papá había guardado mascotas o comida en otra casa, una más agradable, una que le gustaba más a Anna. Usualmente, él mantenía una sola mascota, alguna que pareciera gustarle. Justo como le gustaba su mamá. Pero mamá se había ido, se la había llevado algo cruel que papá llamó un “resfriado”.

Anna no sabía lo que era un resfriado, ya que nunca había estado enferma, pero suponía que era algo doloroso. Su mamá había sido una humana, tenía cabello rubio y bonito y ojos grandes y azules, justo como ella. Pero ya no los tenía más. Ahora tenía ropa sucia y los ojos cerrados. Papá había tomado una foto de mamá antes de que ella se fuera. Estaba usando un velo blanco, como el que había usado cuando se casó con papá. Su cara estaba pálida y sus labios azules. Sus ojos estaban cerrados. Se veía bonita, pero diferente. Era como si ella ya no fuera mamá.

Off sintió a la niña tratando de entrar en su mente para controlarlo, pero él se concentró en alejarla. Pensó en Gun y en lo mucho que quería salvarlo, en lo mucho que amaba a su pequeño dragón. Sabía que la única manera de evadir esos poderes era pensando en algo más, no en sí mismo ni en lo que estaba pasando en ese momento.

Alguna vez, un doctor dijo que pensar en otra cosa cerraba la mente de alguien. Sonaba raro, pero estaba funcionando. Off sonrió cuando escuchó los suaves jadeos de Anna, se había agotado al tratar de usar sus poderes.

Un grito volvió a llenar el aire.

Off aventó a la niña contra la pared, dejándola desmayada. Alejó las plantas de la pared, abrió la puerta y entonces, estaba corriendo nuevamente.

Corriendo para salvar a Gun.

La Historia de un Dragón Roto -OffGun-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora