23. Madre

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Off suspiró mientras salía de su carro después de estacionarse frente a la casa de sus padres. Estaba algo nervioso por tener que ver a su madre. La última vez que se vieron la había hecho enojar, y no era algo que le agradara ver. Pero sabía que no podía esconder el hecho de que había encontrado a su pareja para siempre. Habría sido muy difícil conforme pasara el tiempo, además, no tenía sentido, sabía que su madre quería lo mejor para él, solo estaba un poco loca. Pero ¿qué mujer-demonio millonaria no lo estaba aunque sea un poquito?

Cuando había llamado a su madre, ella ni siquiera lo había dejado hablar, solamente le dijo que si quería hablar, entonces debía visitarla. Aunque sonaba un poco rudo el que no lo hubiera dejado hablar, el demonio estaba aliviado de que no tuvo que darle la noticia por teléfono.

Entró a la casa, las luces brillantes del techo cegándolo temporalmente. Suspiró nuevamente, mirando el enorme candelabro que colgaba desde arriba y se veía más brillante que nunca. Aunque la mayoría de la casa era moderna, su madre había querido dejar la sala como estaba cuando sus padres habían vivido allí. Los abuelos de Off estaban en Europa o tal vez en América en ese momento, él no estaba seguro exactamente de dónde estaban ya que ambos habían estado viajando alrededor del mundo durante los últimos cincuenta y seis años. Eran el tipo de criaturas que, a pesar de su avanzada edad, no podían estar en un solo lugar. Siempre tenían que estar moviéndose. Eran algo extraños a los ojos de Off. Su abuelo estaba cerca de su cumpleaños número mil, y su abuela apenas tenía ochocientos y algo, lo que significaba que todavía tenían mucho tiempo para explorar el mundo, pero habían estado por ahí lo suficiente como para juntar una buena cantidad de dinero.

Admirando las paredes decoradas, el demonio se encaminó hacia el comedor, donde su madre lo estaba esperando. Sabía que ella estaría ahí, no solo por su aroma, sino porque usualmente se sentaba en ese lugar cuando esperaba a alguien. Ella decía que esperar a los invitados en el sofá no era el comportamiento de una dama. Off siempre se preguntó por qué no simplemente se sentaba en una de las enormes sillas de la sala.

“Bueno, las mujeres son raras, gracias a dios Gun no es una” pensó, a pesar de que si su compañero hubiera sido una mujer, no lo habría amado menos. Además, la verdad, Gun era un poco… delicado. Pero al demonio no le importaba. Amaba todo de su pareja, incluyendo el hecho de que en ocasiones podría confundirse con una chica.

Finalmente entró al comedor, observando de inmediato a su madre, quien estaba sentada en una silla, con las piernas cruzadas. Sus ojos color carbón veían directo a los de Off, con una mirada de curiosidad. Ella se levantó, con una pequeña sonrisa en los labios. Su instinto de madre le decía que algo había cambiado en el demonio más joven, pero no podía identificar qué era. Solo podía casi asegurar, que Off se veía más feliz.

-          Entonces, ¿de qué querías hablar? –Preguntó, acercándose a su hijo. Lentamente puso sus brazos alrededor del cuello de Off, abrazándolo para hacerle saber que ya no estaba enojada. Tenía el sentimiento de que su hijo había encontrado a su pareja, y había estado creciendo más y más en su pecho conforme los días pasaban, pero por supuesto, no podía estar completamente segura. Su mundo era bastante complicado, uno no podía solo decidir cuándo encontrar a su compañero o quién sería. Eso habría sido demasiado fácil. Ella misma estaba cerca de los doscientos años cuando su esposo finalmente la encontró.
-          Lamento haberte hecho enojar, mamá –Off susurró, regresándole el abrazo. La mujer era más bajita que el joven demonio, y su delgada cintura y facciones pequeñas le recordaban a todos que era un demonio físicamente más débil. Por supuesto, no todos los de su especie eran fuertes. Ella era inteligente y conocía algo de magia, pero nunca había tenido que utilizar sus poderes. Ya que era hija única, había tenido una vida acomodada. Fue algo gracioso que cuando su pareja la encontró, sus padres parecían haberse vuelto mucho menos estresados.
-          Está bien –Ella dijo, alejándose para que ambos pudieran tomar asiento–, yo debería haber sabido que no era que estuvieras avergonzado –añadió, moviendo hacia atrás su largo cabello negro, un hábito que tenía cuando se ponía nerviosa. Podía sentir que su hijo quería hablar sobre algo muy serio, algo que le incumbía a ella también. El hecho de que por primera vez los ojos del chico no le decían nada, la ponían un poco ansiosa. ¿Qué pasaría si él quería mudarse? Sabía que si Off no encontraba a su pareja pronto, querría mudarse y buscarla en otro lugar. No le gustaba la idea de que su hijo estuviera fuera de su vista, le gustaba saber que era cercana a él.
-          Pues, ya sabes… –Off comenzó, desviando la mirada– después de que peleamos, me fui a casa. No estoy seguro de por qué ese día no vine en carro, pero ahora lo agradezco –era obvio que ella no tenía idea de lo que le iba a decir–. Estaba caminando hacia casa y entonces, en un callejón, encontré… encontré a un chico.

La mujer se sorprendió, imaginándose quién era aquel chico que su hijo había encontrado. No pudo evitar sonreír, con un brillo de emoción apareciendo en su mirada. Había estado esperando ese momento por mucho tiempo.

-          ¿Estás hablando de quien yo creo? –Preguntó, casi sabiendo la respuesta.
-          Sí. Su nombre es Gun Atthaphan Phunsawat. Es un dragón y… es simplemente maravilloso, mamá. ¡Es realmente la cosa más hermosa en este mundo! –Off dijo, con la voz llena de adoración. Cuando su madre lo escuchó hablar así, apenas pudo contener sus lágrimas.
-          ¿Cuándo puedo conocerlo? –Preguntó rápidamente.
-          Bueno… pronto. Pero él ha tenido algunos… problemas… en los años anteriores. Se rehúsa a contarle a alguien y realmente no sé si estaría bien que te conozca demasiado pronto. No tengo idea de qué pasó con él, pero está realmente asustado –El demonio explicó con preocupación.
-          Oh, pobrecillo. De acuerdo, lo entiendo. Ayúdalo en lo que puedas, ¿está bien?
-          Claro mamá, y gracias por entender –Off la abrazó rápidamente.
-          No es nada, hijo. Ahora, ¿te gustaría quedarte a cenar? –Preguntó, cambiando de tema fácilmente.

No podía sentirse más emocionada, sabiendo que por fin su hijo era feliz.

La Historia de un Dragón Roto -OffGun-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora