38. Se terminó

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Cuando Gun despertó, estaba acostado en una cama bastante incómoda. Se sentía miserable. Desde su cabeza punzando hasta sus pies adoloridos, sus brazos se sentían demasiado pesados para poder levantarlos.

Un débil gemido salió de sus labios al tratar de abrir los ojos. Incluso sus párpados se sentían más pesados que nunca. Pero había algo peor que el dolor, algo que hizo al pequeño ponerse en estado de alerta: no sabía en dónde estaba.

De repente, sintió un amable y cálido toque en su mejilla.

-          Calma bebé, estoy aquí – Alguien le dijo, y Gun reconoció la familiar voz que tanto amaba. Lentamente recordó todo lo que había sucedido. Una lágrima de felicidad bajó por un lado de su rostro, solo para ser limpiada por la mano que aún descansaba sobre su mejilla.

-          Off – Gun murmuró, su voz todavía sonaba débil y ronca, mientras trataba de abrir los ojos. Su pareja realmente estaba ahí, sentado cerca de él –, estás aquí… – añadió, con una pequeña sonrisa en los labios.

-          Por supuesto que lo estoy – El demonio respondió, besando gentilmente la frente del dragón y luego mirándolo con una sonrisa.

Había estado muy preocupado. Le tomó algún tiempo llevar a Gun al hospital, pues Anna ya había despertado en el momento en que volvió a la entrada de la casa. La pequeña niña, sin enterarse aún de que Lee estaba a punto de morir, había tratado de luchar contra Off. Por suerte ella seguía algo débil, así que el demonio fue capaz de escapar.

No tenía el corazón para lastimar a una criatura tan pequeña, especialmente cuando la vida de su pareja estaba en peligro. Ella solo era una niña. Incluso si era la hija de Lee, Off simplemente no se sentía capaz de poner un dedo sobre ella. Hubiera sido diferente si ella hubiera lastimado a Gun, pero como no lo hizo, no había razón para matarla.

Después de eso, el demonio volvió a correr, pero esta vez cargando a su compañero herido. Estaba sosteniendo al chico lo más gentilmente que podía, pero aun así de vez en cuando lograba escuchar pequeños gemidos o gruñidos de dolor de su bebé. Su corazón se rompía cada vez que lo escuchaba, pero sabía que no podía detenerse hasta llegar al hospital.

Y por fin luego de una hora, estaba observando a su ahora consciente dragón. Los ojos de Gun estaban algo nublados, probablemente por las altas dosis de analgésicos que le habían administrado. El doctor dijo que todavía tendría dolor, pues su cuerpo iba a sanar lentamente. En ese punto de daño, el proceso de curación no iba a ser fácil ni indoloro.

Off deseaba poder quitar el dolor de su bebé dragón. El doctor incluso estaba sorprendido de que siguiera vivo, aunque parecía que apenas y había logrado sobrevivir. Si se hubiera quedado en esa habitación por una hora más, posiblemente no lo hubiera hecho. Pero parecía que la pequeña criatura había escapado a la muerte una vez más. Incluso después de tan corto periodo de tiempo, ya se veía un poco mejor. Una enfermera lo había limpiado y el doctor trató sus heridas. Off podía recordar lo rasgada que estaba su ropa, y lo manchado que estaba su pálido rostro.

Comparado con eso, ahora se veía casi como si nada hubiera pasado. Le había regresado un poco de color a las mejillas, por lo que Off estaba más tranquilo, aunque no le gustaba que la bata de hospital que estaba usando lo hacía ver todavía más pequeño de lo que era.

-          ¿Qué le pasó a él? – El demonio escuchó las temblorosas palabras. Suspiró y dejó un beso en la nariz de Gun, sonriéndole amargamente.

-          Se le dio su merecido – Dijo, viendo a Gun asentir, sonriéndole débilmente.

-          Tú estás bien, ¿cierto? – El dragón preguntó de repente, con evidente preocupación en su voz al recordar los eventos que habían sucedido en las últimas horas. Su cabeza todavía dolía, y seguía sintiéndose aterrorizado. Pero Off había sido lastimado también, lo sabía porque pudo escuchar la pelea.

-          Estoy bien, bebé – El demonio sonrió, acariciando el cabello de su pareja –. Y ahora tú lo estás también – Añadió, besando nuevamente la frente de Gun.

-          Tuve mucho miedo – El dragón dijo, su voz temblando ligeramente mientras miraba a Off, sus ojos llenos de terror y con lágrimas acumulándose en ellos.

Off dejó que Gun llorara, para luego acercarse y besar las lágrimas que caían por sus mejillas. De vez en cuando le susurraba palabras dulces tratando de reconfortarlo, pero sabía que el pequeño tenía que dejarlo salir. Lo que le había pasado era algo más que serio. Si Off no fuera su pareja, seguramente el dragón estaría aterrorizado de él.

-          Todo estará bien, ¿de acuerdo? – Murmuró, besando los labios de Gun cuando éste finalmente dejó de llorar. Gun asintió, moviendo su mano para tomar la de su pareja.

-          Ayúdame a sentarme, por favor – Dijo suavemente, desviando la mirada. Se sentía patético por no ser capaz de sentarse por sí solo, pero quería hacer algo, así que aunque fuera vergonzoso, necesitaba la ayuda del demonio.

Off se mordió el labio inferior. Odiaba ver a su bebé tan débil y frágil. Aunque sabía que Gun no debía moverse demasiado, lo ayudó a sentarse lentamente, poniendo sus manos en la espalda del menor hasta que estuvo en una posición cómoda.

-          Quiero abrazarte… – Gun susurró, estirando levemente sus brazos y haciendo una mueca al sentir el dolor en todo su cuerpo. Pero no le importaba, necesitaba estar entre los brazos de su pareja.

El demonio envolvió el frágil cuerpo del menor con sus brazos, besando gentilmente su cabeza.

-          Estoy aquí – Le dijo, al sentir al pequeño temblar nuevamente. El dragón levantó la mirada para observarlo con lágrimas en los ojos.

-          Lo sé – Respondió, con una pequeña sonrisa –, es solo que es difícil creer que por fin terminó…

La Historia de un Dragón Roto -OffGun-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora