40. Sin palabras

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Off estaba sentado al lado de su pareja, quien dormía plácidamente. Ya habían pasado un par de días desde que había encontrado a Gun. El menor se veía un poco mejor, sus heridas estaban sanando gradualmente, pero seguía bastante débil y durmiendo la mayor parte del día.

Sin embargo, iba a recuperarse, y eso era lo único que le importaba al demonio. Sonrió cuando el pequeño dragón dejó salir un sonidito de sus labios.

-          Off… – Dijo aún dormido, pero con una sonrisa. La sonrisa del mayor se hizo más grande, y luego se inclinó para besarle la frente.

-          Te amo – Le susurró, observando como el pequeño seguía durmiendo.

Unas horas después, Gun comenzó a estirarse. Sus ojos se abrieron lentamente, mirando a su pareja todavía algo adormilado. Bostezó y estiró los brazos.

-          Buenos días – Dijo, con la voz un poco ronca.

-          Buenos días – Off respondió, tomando la mano de Gun y llevándola a sus labios para darle un beso. Vio como las mejillas de su pareja se volvían de un color rojo intenso – ¿Dormiste bien? – Preguntó, todavía sosteniendo la mano del dragón con la suya propia. Le gustaba sostener las manos de Gun, porque le daban la certeza de que el pequeño estaba ahí, con él. De que era real y estaba vivo.

-          Ajá – Gun dijo, moviéndose lentamente para sentarse. Realmente había dormido bien, gracias a los sedantes que el doctor le había recetado. Eran bastante fuertes, pero solo con eso había logrado dormir en paz.

Después de que sus padres dejaron la habitación el día que Off lo encontró, Gun comenzó a quejarse y a llorar pidiendo ayuda en sus sueños. Su pareja había tratado de despertarlo, pero no lo logró, lo cual lo hizo preocuparse. Despertó después de lo que pareció una eternidad, pero sus ojos estaban llenos de terror y todo su cuerpo temblaba.

Al parecer las pesadillas habían comenzado, y para evitar eso, al dragón le habían recetado una poción hecha por una bruja que había estado trabajando como médico por alrededor de quinientos años. La poción funcionaba como sedante, uno muy poderoso, pero ponía en blanco la mente de los pacientes, evitando que soñaran.

Al inicio Off no quería que le dieran algo así a Gun, pero después se dio cuenta de que sería la única manera en la que su bebé podría dormir bien. O al menos por un tiempo. Además, cada vez que lo escuchaba llorar y quejarse en sus sueños, sentía una ola de culpa llenar su corazón, y escuchaba una voz en su mente que le recordaba que su pequeño estaba así debido a él.

El sonido de la risa del dragón sacó a Off de sus pensamientos. Gun estaba sonriéndole.

-          ¿Estabas soñando despierto conmigo? – Preguntó en tono de broma.

-          Por supuesto – Off respondió con una sonrisa y moviendo ligeramente las cejas hacia arriba y hacia abajo, no pudiendo evitar reír al ver al menor desviar la mirada tratando de esconder su sonrojo. Después, Gun tomó las sábanas y se tapó hasta la cabeza, lo cual se veía un poco gracioso pues solo se había tapado la mitad de su cuerpo, ya que Off seguía sosteniendo su mano – ¿Qué estás haciendo? – Off preguntó, dejando ir la mano de Gun cuando éste comenzó a jalarla suavemente.

Una vez que su mano fue liberada, Gun se tapó completamente.

-          ¡Me escondo de un malvado demonio! – Respondió infantilmente, dejando salir una risa.

-          ¿Un malvado demonio? – El mayor preguntó, quitándole de encima la sábana a Gun, riendo cuando el pequeño soltó un gritito y trató de volver a taparse.

-          ¡Sí, un malvado demonio! – Gun repitió. Off siguió riendo y finalmente quitó la sábana, dejándola caer al piso – ¡No! ¡Ahora no podré esconderme! – Se quejó adorablemente, haciendo un puchero con los labios.

-          Oh, pobre pequeño dragón, no puede esconderse del malvado demonio. ¿Qué pasará ahora? – Off rio, lentamente acercando al menor hacia él, envolviendo la pequeña cintura con sus brazos – ¡Oh no! El malvado demonio te ha atrapado – Continuó jugando, sonriendo al escuchar la hermosa risa de su bebé.

-          ¡Mi pareja va a protegerme! – Gun dijo con orgullo, besando la mejilla de Off rápidamente antes de desviar la mirada, con las mejillas rojas – Y yo voy a protegerlo a él también… – añadió con un tono mucho más serio, mientras se acurrucaba más cerca del mayor – Realmente creo que vas a protegerme siempre – murmuró suavemente, mirando a Off directamente a los ojos.

-          Claro que lo haré – Off dijo, dándole al menor un dulce beso en la frente –. Te amo, y nunca dejaré de hacerlo. Mientras yo esté vivo, nada ni nadie te hará daño de nuevo – Dijo, sintiendo su corazón acelerarse cuando el dragón le sonrió radiantemente, con una mirada llena de amor y gratitud.

-          Gracias – Gun dijo, antes de acercarse para besar tímidamente al demonio.

Mientras sus labios se encontraban, Gun supo que Off podía entender lo mucho que él lo amaba también, incluso sin utilizar palabras.

La Historia de un Dragón Roto -OffGun-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora