Off cargó con suavidad a su pequeño dragón dormido y lo sacó del auto, dándose cuenta de que todavía estaba extremadamente bajo de peso. Gruñó al pensar en el vampiro que le había causado eso a su adorable dragón. Pero al menos, ya estaba muerto. Para el momento en el que la policía había llegado a esa casa, Lee ya había perdido demasiada sangre, pero por alguna extraña razón, sus dedos estaban también ensangrentados, y Off no recordaba haberlo dejado así. Anna había estado sentada a su lado en el piso, observando a su padre con una mirada perdida. Aparentemente ella en verdad era solo una muñeca, no alguien que estuviera viva por completo. Off no podía estar seguro de cualquier manera, ya que podría ser que ella solo estuviera traumada o algo así. Nadie podría decirlo hasta que fuera atendida apropiadamente.
El demonio no se lo había contado a su pareja, pues sabía que el pequeño no quería que nadie muriera. Gun era demasiado dulce e inocente para su propio bien, probablemente le hubiera dado una segunda oportunidad al vampiro si él hubiera tenido que decidir. Pero finalmente Off estaba ahí para cuidar y salvar el trasero del menor en cualquier momento que lo necesitara.
Off trató de abrir la puerta con el pequeño chico entre sus brazos, pero no lo logró. Tenía seguro, lo cual solo podía significar una cosa.
- Maldición –Dijo en un susurro, mientras bajaba al dragón para que estuviera de pie, pero sin dejar de sostenerlo–. Amor, ¿tienes llaves? –Preguntó, al ver que los ojos del menor se abrían lenta y adorablemente.
Gun asintió y sonrió todavía algo adormilado, no pudiendo mantenerse en pie sin irse de lado, a pesar de que su pareja lo estaba sosteniendo. Se veía tan frágil y vulnerable, pero lindo al mismo tiempo.
- Están en mi bolsillo –Respondió y bostezó, para luego llevar su mano hasta su bolsillo trasero y sacar de ahí un juego de llaves, extendiéndoselas al demonio.
- Eres todo un bebé –Off lo molestó un poco, riendo, mientras tomaba las llaves y abría la puerta para que ambos pudieran entrar–. ¿Cómo es que tus padres no están en casa? –Preguntó, guiando a Gun hacia el sofá.
- Deben haber ido a visitar a algún familiar o algo. Ya sabes, desde que mamá está embarazada han estado invitándolos a todas partes ya que es algo así como un shock para todos –Gun dijo, con la voz un poco adormilada, mientras se acomodaba en el sofá. Unos segundos después ya estaba profundamente dormido.
- Ya veo –El demonio murmuró, sintiéndose frustrado. No esperaba que los padres del menor no estuvieran.
Off volteó a ver a Gun, quien estaba casi hecho bolita en la esquina del sofá, y tragó saliva audiblemente. La playera del dragón se había levantado un poco, dejando expuesta la suave piel de su espalda baja. Había una débil cicatriz rosada, apenas visible, solo para quien supiera lo que estaba buscando. El demonio maldijo en su mente, pues necesitaba controlarse, y ver la piel de su pareja no le ayudaba en nada.
De repente su teléfono sonó. Off contestó con un suspiro audible.
- Hola Offie, ¿Gun y tú ya están de regreso en casa? –La madre del dragón preguntó desde el otro lado de la línea, riendo por alguna razón.
- Sí –Respondió sintiéndose un poco irritado. En ese momento el menor se movió, causando que su playera se levantara un poco más, dejando mayor parte de su espalda expuesta. Off no pudo apartar la vista, sentía como si se le estuviera haciendo agua la boca.
- Oh, ya veo. ¿Podrías quedarte con él? No tengo idea de cuándo vayamos a regresar –La mujer volvió a reír y después terminó la llamada. El demonio parpadeó sorprendido por unos instantes, pero luego suspiró y decidió ir por una cobija para tapar a su pareja.
Sabía que tal vez debería haber llevado a Gun directamente a su habitación, pero no quería despertar al pequeño, además, si se quedaban en la sala él podría ver la televisión, lo cual lo ayudaría a distraerse un poco. En realidad deseaba tomar al dragón en ese mismo momento, pero sabía que tenía que esperar. Seguramente Gun seguía bastante traumatizado. Cualquier cosa podría desencadenar un ataque de pánico en el menor, incluso aunque hacía un buen tiempo que no los tenía. Y también para Off era muy difícil soportarlo, no le gustaba ver a su pareja tener que pasar por ese tipo de cosas. Aun así, el pequeño dragón parecía estar bien. Reía, se divertía, comía bien, y se comportaba como el joven que debía ser, o tal vez un poco más infantil, pero eso solo lo hacía más adorable.
Al llegar a la habitación del pequeño, Off tomó una cobija que estaba tirada en el suelo y sonrió, viendo el desastre que había por todo el cuarto. Volvió tranquilamente a la sala, solo para ser recibido por su pareja sentado en el sofá, con los ojos muy abiertos y una mirada llena de tristeza.
- Me dejaste –Gun susurró, su voz todavía adormilada–. Pensé que realmente te habías ido... –Dijo, obviamente refiriéndose al sueño que acababa de tener. El demonio ni siquiera lo había escuchado despertar o llorar, a pesar de que sus ojos estaban llenos de lágrimas.
- No, amor, estoy aquí –Off dijo, sentándose al lado del menor y dejando la cobija olvidada en otra parte, para abrazar fuertemente a Gun.
- Lo sé, pero fue muy triste –El dragón murmuró, levantando la cabeza para observar al demonio con una mirada llena de amor–. No quiero perderte nunca –Se acercó más, inhalando la esencia de Off.
El mayor le dio un beso en la nariz a Gun, viéndolo reír y escuchando el adorable sonido llenando la habitación. Lo acercó más a él y juntó sus labios con los suaves labios del pequeño.
Gun cerró los ojos y sonrió en el beso, levantando los brazos y enredando sus manos entre el cabello de Off.
Y entonces, el demonio sintió que no sería capaz de soportarlo más. Iba a tomar al dragón pronto, muy pronto.
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La Historia de un Dragón Roto -OffGun-
FantasyEn un mundo que es habitado por criaturas mágicas, todo puede pasar. Especialmente si la meta en la vida de cada persona es encontrar a su pareja, su amor... esa persona que significa más que nada para cada uno. Pero, también existen algunas almas d...