9. Número perdido

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Gun siguió lentamente a su madre hacia el carro, volteándose a mirar al demonio que seguía parado en la puerta y con una mirada de anhelo. Gun lo había atrapado viéndolo a él con esa misma mirada unas cuántas veces antes, pero le había restado importancia, al menos en ese momento. El menor le sonrió a la distancia una última vez antes de encontrarse de frente con su padre, quien estaba parado al lado del carro.

El hombre miró a su hijo por un largo minuto, y después lo abrazó fuertemente. Gun no pudo decir nada, solamente olfateo el abrigo de su padre mientras le regresaba el abrazo. Estaba feliz, y no pudo evitar llorar. Todo era realmente raro. Hace algunos días, Gun ni siquiera hubiera imaginado el poder escapar de esa habitación que técnicamente había sido su prisión por años. Siempre trató de huir, por supuesto, pero nunca lo había logrado. Sin embargo, ahora estaba ahí, en los brazos de su padre. Ya todo iba a estar bien.

- Vamos a casa –Su madre dijo después de un rato, empujando suavemente a Gun para que entrara al carro.

- Sí –Gun asintió, mirando a su madre aún con los ojos llorosos y metiéndose para sentarse en su asiento usual. Sabía que sus padres iban a cuestionarlo sobre qué había pasado, y estaba comenzando a ponerse nervioso. No quería contarles cómo lo habían engañado y jugado con él, no quería que lo supieran.

Aun así, en el momento en el que llegaron a casa y su padre detuvo el carro, Gun prácticamente saltó afuera. Estaba sonriendo de oreja a oreja mientras miraba alrededor, su lado infantil saliendo una vez más. Estaba en su casa. Apenas podía creer que estaba de vuelta en el lugar donde había pasado su infancia. Pero de repente, su corazón se estrujó al recordar cuánto tiempo había estado lejos, a pesar de que no había sido su culpa. Suspiró y regresó al lado de su madre, quien ya estaba afuera del carro.

- ¿Estás bien cariño? –Ella preguntó.

- Ajá –Gun asintió y le sonrió levemente–, es solo que... no había estado en casa por un largo tiempo. Nada ha cambiado –añadió, mientras se alejaba de su madre y seguía a su padre, quien estaba entrando a la casa. Era verdad, el lugar seguía siendo demasiado grande para una familia de tres, y seguía estando pintado de blanco, aunque la puerta se veía ligeramente diferente.

- Cariño, ¿podrías contarnos qué pasó? Entiendo que Off te encontró, pero... –su madre comenzó apenas entraron a la sala. Esta era simple, con muros de color crema y un gran sofá de cuero. La mujer siempre decía que no le gustaban las salas llenas de cosas.

Había un par de fotos de los tres juntos en la pared. En cada foto, el único que cambiaba era Gun, pues sus padres se veían exactamente igual. En la pared opuesta colgaba una pantalla plana de televisión. Gun se dio cuenta de que era mucho más grande de la que solía estar ahí antes. Suspiró nerviosamente y se sentó, mirando a sus padres, quienes también lo estaban mirando.

- Él solo se dio cuenta de que yo no era el indicado –Mintió, mirando sus pies como si fueran lo más interesante en ese momento–. Me sentí muy... triste por eso, y me fui. Off me encontró, y eso es todo –Terminó su historia con una sonrisa forzada. Su madre rodó los ojos; tal vez su hijo mentía mejor ahora, pero era obvio que no estaba diciendo la verdad. También sabía que debería dejarlo en paz hasta que estuviera listo para contarles.

- Él fue un idiota cariño –Le dijo suavemente, acariciando su hombro. Nuevamente Gun miró hacia otra parte, pero asintió. Simplemente no podía mirar a su madre a los ojos.

El padre del menor los miraba a ambos. También sabía que Gun había mentido, pero no entendía por qué su esposa había aceptado tal cuento obviamente inventado.

De repente, Gun se tensó. Sus ojos se abrieron enormemente y comenzó a palpar frenéticamente los bolsillos del pantalón que Off le había prestado.

- ¿Dónde está? –Murmuró para sí mismo, mordiéndose el labio mientras trataba de encontrar el pedazo de papel que Off le había dado, pero éste no estaba por ninguna parte– No...

- ¿Qué pasa Gun? –Su madre preguntó sin entender por qué su hijo estaba actuando tan extraño, incluso comenzaba a tener los ojos llorosos.

- Lo perdí... –Gun susurró, viéndose como un niño que acababa de perder su juguete favorito– No puedo encontrarlo...

- ¿Qué perdiste corazón? –La mujer preguntó preocupada, aunque estaba casi segura de que sabía de qué hablaba el pequeño dragón.

- ¡El número de Off! –El chico gritó, entrando en pánico. No podía creer que había perdido algo tan importante, ahora no sabría cómo devolverle la ropa al demonio. Aunque en realidad estaba más preocupado con la idea de no volver a verlo nunca más. De repente, su madre soltó una risita– ¿Qué es tan gracioso? Ahora no voy a poder devolverle su ropa...

- Cariño, tengo su número en mi teléfono. Tú me llamaste de ahí, ¿recuerdas? –Ella dijo, con una sonrisa en los labios. Los ojos de Gun se encendieron al instante.

- ¡Mamá, eres la mejor! –Gritó, colgándose de su madre y abrazándola.

Ella volvió a reír, recordando los tiempos en los que tuvo problemas similares y fue su propia madre quien la ayudó de la misma manera. Decidió llamarla en cuanto Gun se hubiera establecido en casa, aunque tenía el presentimiento de que no iba a pasar mucho tiempo ahí. Normalmente, hubiera estado preocupada de que su hijo, que había sido abandonado por su "pareja", hubiera encontrado a su pareja real. Pero era obvio que Off ya amaba a Gun, tal vez más que a su propia vida. Ella conocía el amor verdadero cuando lo veía. Aun así, no podía evitar arrepentirse por haber dejado a su pequeño irse con aquel vampiro, y por haber creído en sus mentiras. Tendría que haberse dado cuenta de que algo estaba mal. Por supuesto que, para los dragones, siete años no eran nada, pero las excusas de que Gun nunca estaba en casa, o de que la "pareja" estaba viajando deberían haberla alertado. Y de todos modos, ella siempre había creído en la amable voz del vampiro. Suspiró. Por lo menos Gun estaba en casa de nuevo, sano y salvo.

Y en ese mismo momento, el pequeño sonreía enormemente buscando el teléfono de su madre, queriendo llamar a Off de inmediato para hablar sobre cuándo regresarle su ropa, a pesar de que todavía la estaba usando.


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Doble actualización hoy! :'D
Espero les esté gustando la historia~

La Historia de un Dragón Roto -OffGun-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora