11. Una pequeña charla

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Off salió de sus pensamientos, que seguían siendo sobre su pareja, cuando su teléfono comenzó a sonar. Contestó sin siquiera fijarse en el número primero.

- ¿Hola? –Dijo, sin realmente esperar escuchar esa linda voz que vino después.

- Eh, ¿Off? –Su pareja preguntó tímidamente desde el otro lado de la línea, haciendo que el corazón del demonio se llenara de felicidad.

- Soy yo –Soltó una risita cuando el dragón no dijo nada más–. ¿Por qué llamas tan pronto? ¿Está todo bien? –A pesar de que estaba casi seguro de que nada malo sucedía, tenía que preguntar. Gun apenas se había ido y ya lo estaba llamando. Eso envió una alarma a su cabeza, aunque muy dentro de él sabía que podía estar exagerando, ya que el menor estaba con sus padres, pero no podía evitar preocuparse cuando el pequeño no estaba lo suficientemente cerca como para poder escuchar sus latidos.

- Sí, todo está bien –Gun comenzó, su voz volviéndose más calmada mientras hablaba. Se escuchaba un poco adormilado, así que Off decidió decirle que tomara una siesta después de la llamada–. Mamá va a ir mañana a la ciudad, y ya que tu ropa sigue conmigo, dijo que te la podía regresar... así que me preguntaba si mañana estarías en casa, pero si no lo estarás también está bien –El menor divagó un poco. El demonio estaba seguro de que estaba sonrojado, lo podía imaginar sentado en su cama jugando con su playera mientras hablaba. Sonrió al escuchar algunos murmullos nerviosos que no logró entender del todo.

- No tengo trabajo mañana, y no planeo salir, así que estaré en casa –Off podría jurar que escuchó a Gun gritar suavemente de la emoción. No pudo evitar que su sonrisa se hiciera más grande.

- Está bien, me alegra... quiero decir, no quisiera que no tuvieras tu ropa de regreso y así... –El dragón comenzó a divagar nuevamente, sobre por qué le alegraba la respuesta de Off, haciendo al mayor reír. No podía creer ser tan suertudo para tener a alguien como Gun como su pareja, era la criatura más adorable en el mundo.

- Lo entiendo –Dijo, sonriendo cuando escuchó a Gun dejar de hablar y soltar una risita nerviosa–. Ve y duerme un poco, ¿de acuerdo?

- No quiero –Gun lloriqueó, su voz nuevamente sonando infantil. Si Off cerraba los ojos, podía imaginarlo haciendo un puchero con los labios.

- Tienes que, necesitas descansar –Dijo esperando que Gun le hiciera caso. Escuchó otro quejido del otro lado de la línea y un golpe suave, posiblemente que Gun se había dejado caer sobre su cama.

- ¡No puedo! –El menor se quejó otra vez, haciendo a Off reír. Gun era realmente lindo.

- Solo inténtalo, puedo escuchar en tu voz que estás cansado –Off pudo distinguir el sonido de un bostezo–. ¿Lo ves? Solo acuéstate y cierra los ojos –Le dijo, y Gun murmuró algo parecido a "¡No cuelgues!", pero el mayor no pudo estar seguro, ya que sus palabras habían sonado algo arrastradas.

Decidió no colgar hasta asegurarse de que el menor estaba dormido. Espero un par de minutos, pero no escuchaba nada.

- ¿Gun? –Preguntó suavemente, recibiendo un ronquido por respuesta. Off soltó una risa– Dulces sueños pequeño dragón –Susurró, terminando la llamada.

Volvió a sonreír mientras dejaba el teléfono en la mesita de noche. Era realmente adorable.

Se levantó y caminó hacia la cocina, pues tenía bastante hambre. Abrió el refrigerador, pero no encontró nada que se le antojara comer. Al final, decidió salir a comer, no sin antes regresar corriendo a su habitación por su teléfono, deseando que Gun lo llamara si despertaba.

Por otro lado, el dragón estaba durmiendo profundamente, con el teléfono de su madre apretado contra el pecho y una sonrisa en los labios.

Después de un par de horas, Gun se despertó al escuchar un sonido extraño. Sus ojos se abrieron y miró a su alrededor, buscando la fuente de ese sonido. Lo escuchó de nuevo y se dio cuenta de que era su propio estómago. Se sonrojó, aunque nadie estaba ahí para escuchar ese vergonzoso sonido.

Lentamente y después de estirarse como un gato, se levantó y caminó hacia las escaleras para ir a la cocina, esperando que su madre hubiera cocinado algo mientras él estaba dormido.

El aroma de sopa casera golpeó su nariz apenas entró a la cocina, haciéndole agua la boca. Notó una olla en la estufa, pero seguía hirviendo, y su madre estaba frente a ella, tarareando suavemente mientras la mezclaba.

- Tengo hambre –Gun se quejó cuando su mamá lo observó, enarcando una ceja.

- Tendrás que esperar un poco cariño, la sopa casi está lista –Dijo, sonriéndole a su hijo mientras este hacia un puchero–. Ve a ver televisión con tu padre.

Gun asintió y se fue rápidamente hacia la sala, tropezándose con sus propios pies en el proceso. Ambos mayores corrieron hacia él al verlo en el piso. Gun lagrimeó un poco mientras se levantaba, pues se había lastimado la rodilla.

- Atthaphan Phunsawat, ¿cuántas veces tengo que decirte que no debes correr en la casa, y que te fijes en cómo caminas? –Su madre lo regañó, pero con un tono de preocupación en la voz. Ella sabía lo frágil que su hijo era al momento. Incluso si no conocía lo que le había pasado, no era tonta. Podía ver las inconfundibles marcas de colmillos en el cuello del menor.

- Lo siento mamá –Gun murmuró.

- ¿Estás bien? –Ella preguntó, con una voz algo más tranquila.

- Sí –Susurró, limpiándose una lágrima que había caído por su mejilla–. Um, Off dijo que estará en casa mañana –Comentó tranquilamente.

- De acuerdo cariño. Cenaremos pronto, así que cámbiate y yo lavaré su ropa, ¿sí? –La mujer dejó un beso en la frente de su hijo.

El padre de Gun sonrió al observarlos. Todo estaba bien ahora, el pequeño estaba en casa y su esposa finalmente era feliz de nuevo. No podía pedir nada más.

La Historia de un Dragón Roto -OffGun-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora