Off estaba caminando intranquilamente por su habitación. Apenas habían pasado unas horas desde que Gun se había ido, pero él ya estaba preocupado por su pareja. Solamente quería tener al pequeño de vuelta entre sus brazos para asegurarse de que estuviera a salvo. Se dejó caer sobre su cama y suspiró, preguntándose qué estaría haciendo su dragón. Esperaba que hubiera llegado bien a casa y que sus padres lo estuvieran cuidando.
Claro que sabía que ellos lo estaban haciendo, pero no podía evitar estar preocupado. Sabía lo frágil que era Gun, y también sabía que todavía estaba alterado. Tal vez estaba feliz, pero eso no significaba que al mismo tiempo no estuviera estresado o asustado, o ambos.
Suspiró pesadamente, dándole una mirada a su teléfono, el cual estaba en la mesita de noche al lado de la cama. Deseaba que Gun le enviara un mensaje o algo solo para saber que estaba bien. Nuevamente sus pensamientos volvieron al lindo chico de cabello castaño. Pensó en lo inocente que era, en los expresivos y simplemente hermosos ojos que tenía, en lo dulce que era su voz, en su suave piel, en sus tentadores labios... Y Off pensó también en lo mucho que deseaba que su pareja lo amara.
Lo que el demonio no sabía, era que dicho dragón estaba sentado en su propia cama, en su habitación, mirando hacia la puerta con un puchero en los labios. Sabía que tendría que haber estado hablando con sus padres, pero ellos le dijeron que se fuera a descansar ya que se veía exhausto. Por eso estaba en la cama, pero simplemente no podía dormir. Lo había intentado durante una hora, pero nada lograba llevarlo al mundo de los sueños.
Primero; se acostó de espaldas contando ovejas. Al inicio pareció funcionar, contó hasta setenta y algo, pero entonces una imagen de Off apareció en su mente, haciendo que se confundiera al contar. Lo intentó de nuevo, solo para distraerse con pequeños sonidos como un mosquito que estaba en la habitación. Después de eso se volteó para quedar acostado sobre su estómago, y presionó su rostro contra la almohada, volteando la cabeza hacia un lado para poder respirar. Cerró los ojos fuertemente y trató de poner la mente en blanco. De nuevo comenzó a sentir que el sueño lo llamaba, pero fue interrumpido por el sonido de los pasos de su madre bajando las escaleras. Su habitación no estaba tan cercana a ellas, pero su agudo oído lograba captar los sonidos lejanos.
Después, se acostó de lado y cerró los ojos, pensando en algún cuento para tratar de dormir. Pero eso tampoco funcionó. Y después de otros intentos fallidos, Gun se sentó y se quedó mirando hacia la puerta. Sus padres tenían razón, estaba exhausto, pero simplemente no podía dormir.
Miró a su alrededor, soltando una ligera risa al pensar en lo extraño que se veía su cuarto. Las paredes eran color azul claro, decoradas con varias pinturas; muchas hechas por él mismo, posters de bandas que posiblemente no existían más, y fotos de dragones, principalmente su madre o padre, o incluso él, en su otra forma. Opuesto a la cama, había un gran librero. Estaba un poco polvoso, pero se veía mucho mejor que su antiguo escritorio. Incluso se veía algo gris por la gruesa capa de polvo que tenía encima. Gun inhaló el familiar aroma de la habitación, estornudando una vez, seguramente por el polvo.
Aun así, se sentía increíblemente bien estar en casa. Había extrañado todo demasiado. Había extrañado escuchar a sus padres platicar en la sala; por un largo tiempo sus voces habían sido como su canción de cuna, siempre como un sonido de fondo que lo tranquilizaba. Había extrañado lo pequeña pero acogedora que era su habitación. Cuando era pequeño siempre había querido un cuarto más grande, y les había rogado a sus padres que le hicieran uno, pero conforme creció, aprendió a apreciar la pequeña pero linda habitación que podía llamar suya.
Suspiró de nuevo y se levantó, perdiendo un poco el equilibrio. Sin las manos de Off en su cintura todavía se sentía algo inestable al estar de pie. Lentamente salió de su cuarto, con una pequeña sonrisa por pensar en el demonio. Una vez que entró a la sala, sus padres lo observaron con curiosidad. Ambos podían notar que estaba extremadamente cansado, pero su madre sabía por qué no podía dormir. Por supuesto que lo sabía, ella había pasado por algo similar cuando encontró a su pareja.
- Hola –Gun murmuró, sentándose con ellos.
- Hola cariño, ¿qué pasa? –Su madre preguntó, mirándolo.
- No puedo dormir –Gun hizo un puchero, causando ternura en sus padres.
- ¿Por qué? –Su papá preguntó– Es fácil, solo acuéstate, cierra los ojos y duerme.
- No es así de fácil papá –Gun contestó, sintiéndose algo irritado por la falta de sueño.
- ¿Cuándo quieres regresarle la ropa a Off? –La mujer dragón preguntó de repente– Solo pregunto porque estoy planeando ir a la ciudad mañana, así que si te cambias y lavamos su ropa ahora, puedo pasar a regresársela –El hombre mayor notó la sonrisa traviesa de su esposa, pero aparentemente Gun no lo hizo. La cabeza del joven dragón se levantó de golpe y miró a su madre con ojos desesperados.
- ¡Mamá, yo quiero ir contigo! ¡Yo puedo regresarle la ropa también! –Exclamó frenéticamente. Ambos mayores rieron, aunque Gun seguía sin ponerles mucha atención– Pero... ¿puedes darme tu teléfono ahora para poder llamarlo y asegurar que esté en casa cuando vayamos? –Preguntó, hablando tan rápido que su madre apenas pudo entenderlo. Su mirada se encendió cuando la mujer asintió y le mostró su teléfono, señalando el número de Off.
Al siguiente momento, el dragón prácticamente voló hacia su cuarto. Cansado o no, estaba listo para llamar al demonio, y no pudo evitar sonreír cuando por fin escuchó su voz.
- ¿Hola?
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La Historia de un Dragón Roto -OffGun-
FantasyEn un mundo que es habitado por criaturas mágicas, todo puede pasar. Especialmente si la meta en la vida de cada persona es encontrar a su pareja, su amor... esa persona que significa más que nada para cada uno. Pero, también existen algunas almas d...