Gun suspiró felizmente, acariciando con su nariz la piel del cuello de su pareja. Inhalar la reconfortante esencia de Off lo hacía sentir tranquilo.
- Gracias – Murmuró después de unos momentos.
Habían estado en la misma posición por varios minutos, sentados y Off abrazando a Gun protectoramente. Se sentía muy bien poder volver a tener a su dragón entre sus brazos. Después de lo que había parecido una eternidad, por fin se sentía completo de nuevo. Era su bebé quien lo hacía sentir así. Off sonrió, bajando la cabeza para plantar un beso en la frente del dragón. Podía sentir que el pequeño seguía cansado y con miedo, pero lo único que podía hacer por él por el momento era sostenerlo y estar a su lado.
Por momentos Gun se tensaba, mirando instintivamente a su compañero con los ojos llenos de terror al escuchar algún sonido repentino. Off intentaba calmarlo, diciéndole que todo estaba bien. Y la mayoría del tiempo sus palabras parecían funcionar, pues Gun sonreía y se relajaba en sus brazos nuevamente, feliz de que su pareja estuviera con él.
De repente, la puerta de la habitación se abrió lentamente, revelando a los padres de Gun. Ambos entraron a la habitación, la mujer dragón empujando lejos a Off inmediatamente para poder abrazar a su hijo. El pequeño miró a su madre mientras los ojos se le llenaban de lágrimas otra vez. Dejó salir un pequeño gemido antes de colgarse de la mujer, quien también lloraba. El padre de Gun abrazó a ambos sin decir nada, pero observando a su hijo con una mirada de alivio.
El demonio miraba a la familia a unos cuantos metros de distancia, con una sonrisa en el rostro, pero con un sentimiento amargo. No podía evitar sentirse culpable por lo que le había pasado a Gun. Aun así, sabía que tenía que quedarse con él para reconfortarlo. Debía asegurarse de que a partir de ese momento, la vida del dragón fuera más que perfecta. Iba a darle a su bebé todo lo que se merecía y mucho más. Lo iba a hacer feliz. Por supuesto, si lo que pasó en la última semana no hubiera sucedido nunca, de cualquier manera habría decidido hacer feliz al pequeño. Pero de alguna manera, lo sucedido cambiaba un poco las cosas. Tal vez porque ahora Gun se veía frágil como si estuviera hecho de cristal. Como si se pudiera romper en cualquier segundo, incluso solo con el viento. Y ver así a su pareja rompía el corazón de Off. Había decidido que a pesar de cualquier cosa que sucediera a partir de ese momento, no iba a dejar que nada ni nadie lastimara nunca más a Gun.
- Mamá… – El dragón murmuró algo adormilado, aunque seguía abrazando a su madre. Después no dijo nada más, pues sus ojos comenzaron a cerrarse y pronto se quedó dormido en esa posición.
Al inicio la mujer pensó que Gun se había desmayado, pero entonces escuchó un débil ronquido. Con gentileza lo separó de su cuerpo y lo acostó sobre la cama.
- Duerme bien, cariño – Susurró, dándole un beso en la frente.
Después de eso, apoyó su espalda en el pecho de su esposo, dejando que éste la abrazara y sintiendo como ese gesto la reconfortaba inmediatamente. Había estado muy preocupada por su hijo.
Todo había sido su culpa. Si no lo hubiera dejado irse cuando era tan joven, todavía un niño, no estaría en el hospital en ese momento. Ella también había sido engañada por las dulces palabras del vampiro, diciendo lo mucho que amaba a Gun. No podía creer lo tonta que había sido. Y no era como si no hubiera escuchado sobre esa cosas antes. Incluso una amiga de ella, una pequeña hada quien ahora tenía cinco hijos, estuvo a punto de caer en una trampa como esas. Pero de alguna forma su verdadera pareja la encontró solo un par de días después de que se había mudado con uno de esos vampiros. Y ahora ella era feliz.
La madre de Gun suspiró, sintiendo como su esposo la guiaba hacia la puerta del cuarto. Ambos le hicieron un movimiento de cabeza a Off, quien nuevamente estaba al lado de Gun, observándolo con una mirada llena de amor. El demonio se volteó hacia ellos, sonriéndoles débilmente antes de regresar a ver a su pareja, tomando su mano delicadamente.
Era obvio que Off apenas estaba prestando atención a lo que pasaba a su alrededor, pues Gun estaba con él y su atención estaba dirigida únicamente hacia su pareja. La mujer sonrió al recordar ese sentimiento; pues cuando ella y su esposo recién se conocieron no podían estar separados por mucho tiempo.
En otro lugar lejano al hospital, la pequeña Anna estaba sentada al lado de su padre, con los ojos llenos de lágrimas. La herida que el vampiro tenía en el cuello seguía sangrando.
- Papá… – Sollozó, su voz quebrándose mientras observaba al vampiro. Seguía vivo, pero Anna sabía que lo iba a perder. El hombre miró a la niña, el brillo estaba dejando sus ojos lentamente – Papá – Ella trató de ayudarlo a sentarse.
- Anna… – Lee la llamó, acariciando su cabeza con una sonrisa en el rostro – papá está hambriento… – Dijo, y con un movimiento llevó sus labios al frágil cuello de su hija, perforando la piel con sus colmillos.
Anna se quejó por el dolor. Había visto a su padre hacer eso muchas veces, pero nunca la había usado a ella como comida.
Lee sonrió contra la pálida piel, sintiendo como el poder volvía a su cuerpo, curando lentamente sus heridas. Anna gimió, tratando de alejar su cuello, pero el vampiro no la dejó. A sus ojos, ella ya no era Anna. Era comida.
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La Historia de un Dragón Roto -OffGun-
FantasyEn un mundo que es habitado por criaturas mágicas, todo puede pasar. Especialmente si la meta en la vida de cada persona es encontrar a su pareja, su amor... esa persona que significa más que nada para cada uno. Pero, también existen algunas almas d...