32. Llevándolo a casa

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Había pasado una semana desde que Off y Gun hablaron sobre el pasado del menor. Aunque el dragón parecía seguir siendo atormentado por recuerdos ocasionales, cada vez ocurrían menos frecuentemente.

Ambos se veían todos los días, lo cual usualmente terminaba con Off quedándose a dormir en casa de su bebé. Realmente no lo hacía a propósito, pero de alguna manera siempre se quedaba con él, y tampoco le molestaba ni se quejaba de ello, pues amaba a su pareja más que a nada. Sin embargo, muy en el fondo podía sentir que había algo malo cerca de ellos, aunque nunca le tomó mucha importancia. No se imaginaba qué podría salir mal. Todo iba perfecto, tenía a su pareja con él, quien a veces era infantil y tímido, pero era la criatura más prefecta en el mundo. Su madre había estado molestándolo durante días, ya que al parecer ella tenía la sensación de que ya podía conocer a la pareja de Off sin ningún problema. El demonio todavía no estaba seguro de eso. Aunque su madre fuera amable, ella podía ser un poco… demasiado. Y no quería que el dragón se asustara.

Honestamente, él era quien estaba asustado. No estaba seguro de si a sus padres les agradaría el pequeño dragón. Off sabía que al padre de Gun no le agradaba mucho, y era comprensible después de todo lo que su hijo había pasado, pero tampoco sabía si realmente le agradaba a su madre. Ella actuaba como si sí lo hiciera, le sonreía y era bastante amable, pero Off no podía evitar ser un poco paranoico.

Y conociendo a sus propios padres, no sabía si realmente aceptarían a Gun. Su madre parecía amarlo aun sin conocerlo, y su padre parecía contento de que por fin hubiera encontrado a su compañero, pero… ¿cómo podía asegurar que ellos no estaban fingiendo para que él pudiera ser feliz? Sabía que su felicidad siempre había sido importante para ellos…

Por otro lado, Gun estaba más contento que nunca. Tenía a alguien que lo amaba por ser él, y no por sus poderes. Era demasiado bueno para ser verdad. Pero claro, él también amaba al demonio. Siempre lo extrañaba cuando no estaban juntos, y solo ver al mayor hacía que en su pecho se sintiera algo gracioso. Era muy extraño estar enamorado, pero le gustaba.

Mientras estaba sentado en su cama, en su habitación, leyendo uno de sus libros favoritos, no logró escuchar el familiar sonido de la puerta de la casa. Sus padres estaban fuera, y Off estaba en el trabajo, lo que significaba que él estaba completamente solo.

Un suspiró dejó sus labios al dar la vuelta a la página. Era una historia sobre una chica humana que era secuestrada por un hombre lobo, quien era en realidad su pareja. Esa era la versión suave o para niños, donde el hombre lobo se daba cuenta de que no estaban hechos el uno para el otro y la regresaba a casa. En la historia real, la chica lo odiaba por ser diferente y lo rechazaba. El final no era feliz para ninguno de los dos, pues el hombre lobo era asesinado por un cazador sin siquiera defenderse, pues sabía que su verdadero amor lo odiaba, y la chica se daba cuenta de sus sentimientos demasiado tarde. Después fue encontrada en el bosque por el padre de su pareja. O más bien, solo algo de su cabello fue encontrado. Y ni siquiera en la otra vida fue capaz de encontrar a su compañero…

Había algunas escenas divertidas en el libro que Gun leía, ya que el hombre lobo no sabía mucho sobre los humanos. Le había dado a la chica un collar hecho de huesos, el cual ella había rechazado con una mueca de disgusto. Gun amaba esa historia, sin saber que estaba basada en hechos reales, aunque esa no era la versión que estaba leyendo.

De repente, sus oídos captaron el sonido de pasos en las escaleras, e inmediatamente su cuerpo se tensó. Sentía que ya había vivido eso antes. Sus músculos se volvían más y más pesados, haciendo que no pudiera moverse. Trató de pensar que solo era un sueño, pero su pulso se estaba acelerando y ahora podía sentir esa familiar presencia en el aire. Podía sentirla cada vez más cerca.

Gun quería huir. Trató de moverse y de correr, escapar, pero sus piernas no le respondían. Ni siquiera podía mover los dedos de sus manos.

-          ¿A quién tenemos aquí? – Alguien susurró en su oído.

Gun sintió escalofríos mientras un quejido salía de sus labios. No tenía idea de cómo él había aparecido a sus espaldas de repente. Su mente se sentía nublada por el miedo que tenía. No era un sueño.

Una fría mano acarició su cuello casi gentilmente, y una garra pasó sobre la marca de colmillos que seguía ahí. Incluso cuando la mano se alejó, todavía podía sentir el frío toque sobre su piel.

-          Tan lindo… – El dragón escuchó, mientras el vampiro tomaba su mentón y giraba su cabeza demasiado fuerte. Gun saltó por el dolor y trató de zafarse del agarre. Estaba muy, muy asustado – bueno Gunnie, nos vamos a casa – Dijo el hombre pelinegro, con una sonrisa torcida en sus pálidos labios.

-          ¡No! – Gun protestó débilmente, su voz apenas audible – ¡Déjame en paz! – Las siguientes palabras salieron como agudos susurros mientras intentaba moverse, salir de la prisión en la que estaba. Pero todos sus esfuerzos parecían inútiles.

Estaba atrapado.

Una cruel y helada risa fue su única respuesta, el vampiro acercándose hacia su cuello y seguidamente rasgando la piel con sus colmillos. El hombre sabía que los padres del dragón no iban a regresar temprano a casa. Había estado planeando eso desde que descubrió que el chico seguía con vida.

Gun era suyo, no de un engreído demonio que creía que podía quitarle a su juguete como si nada. Oh no… el dragón era suyo, pues había sobrevivido. Una sonrisa apareció en sus labios nuevamente en el momento en que probó las primeras gotas de la dulce sangre. Le encantaba ese sabor.

Fue lo suficientemente cuidadoso de beber lo suficiente para solo marear un poco a Gun. Al inicio, el chico luchó contra él, pero un minuto después, se desplomó, dándose por vencido. Alejándose del cuello del menor, el vampiro besó suavemente la herida. Claro, su muestra de afecto no era para el dragón en sí, sino para el dulce néctar que corría por sus venas.

Levantó en sus brazos al chico apenas consciente, haciendo una mueca al notar que había ganado peso.

-          ¿Has sido un chico malo, Gunnie? – Preguntó, riendo.

El dragón dejó salir un leve quejido antes de dejarse llevar por la oscuridad. La última cosa que escuchó fue una terrorífica risa… y después, nada.

La Historia de un Dragón Roto -OffGun-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora