Capítulo 9. 💙

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"Lágrimas e insomnios, ese fue el

resultado de aquel "amor".

—Darling Salas.

Angel

La presencia de aquella mujer era avasalladora, abrumante y más que nada asfixiante, al menos para Maykel lo era, lo pude notar en la manera que no dejaba de mirar hacia la puerta esperando algo o quizá a alguien. No sé si quería verla y hablar con ella o la estaba evitando a toda costa, pero se notaba inquieto por tenerla en la mansión y también lo veía distraído.

—Esa chica es muy bonita —le dije a Maykel. Me estaba haciendo compañía o tal vez se encontraba aquí porque prácticamente el señor Dagger lo echó del despacho para estar a solas con ella. Con esa mujer que parecía sacada de una película de Netflix. Era casi perfecta con ese cabello rojo y largo, los labios del mismo color y su piel tan tersa como la porcelana —. Y también es muy elegante, además viste a la moda y...—Maykel me detuvo antes de que dijera una palabra más.

—No te dejes llevar por las apariencias, Angel —Maykel picaba las fresas mientras yo pelaba las manzanas para el coctel de frutas que pidió Hunter, especialmente para el almuerzo de la señorita Charlotte —. Eres muy... Ingenua —le miré con ganas de pegarle con la manzana que tenía en la mano.

—¿Disculpa? —parpadeé levantando el cuchillo —. Podrás decir lo que quieras, pero las miradas no engañan —señalé bajando el cuchillo para picar la manzana.

—¿De qué miradas hablas? —se subió las mangas de su camisa a la altura de los codos.

—Las miraditas que le echa el señor Dagger a Charlotte —dije. Para él fue gracioso lo que dije por qué soltó una risita traviesa y divertida, pero yo no le veía gracia. Tal vez él sabía algo que yo ignoraba —. La mira como si...

—¿Cómo si estuviera enamorado de ella? —alzó una ceja —. ¿Crees que así la mira? —indagó.

—Sí, creo que la mira así —murmuré. Me dediqué a picar la manzana para coger unos blueberries que ya estaban lavados y desinfectados.

—Te voy a decir algo —miró hacia la puerta, asegurándose que nadie fuera a entrar y se deslizó cerca para decirme algo en secreto —. Él la quería mucho, pero eso ya fue, ya murió.

—¿Ya murió? —alcé una ceja —. ¿A qué te refieres con eso? Explícame.

—Charlotte no es una mala mujer, pero le rompió el corazón a Hunter, le dolió y lo dejó pasar. Estuvieron juntos dos años y...—me detuve en seco, observándolo con detenimiento.

—¿Estuvieron juntos dos años? ¿En serio? —asintió.

—He de admitir que Hunter la quiso como a nadie, pero el amor de ella no fue suficiente, un día le dijo que ya no estaba feliz con su relación y se fue. Lo dejó botado a unos días de la boda.

—¿¡Se iban a casar!? —eso si no me lo esperaba. Me dejé caer en uno de los taburetes mirando el mármol de la mesa, me fijé en algunas líneas que no dibujaban ningún patrón, pero mi mente estaba en otro lado y no aquí —. Eso no me lo esperaba —murmuré —. ¿Por qué se fue?

—No sé, nunca supimos por qué se fue. Un día solo desapareció y después supimos que estaba en Alemania haciendo su vida —golpeó la tabla con el cuchillo, lo que me hizo saber que estaba molesto y si entendía las expresiones de los hombres estaba molesto con ella. A él también le dolió que ella se fuera, porque a él, también lo abandonó.

—Te dolió, ¿cierto? —levantó la mirada hacia mí.

—¿De qué hablas? —preguntó nervioso, casi con la voz temblando.

Pacto con el diablo. (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora