Capítulo 41. 💙

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"Quien con monstruos lucha, cuide de no

convertirse a su vez en un monstruo. Cuando

miras largo tiempo a un abismo, también

este mira dentro de ti".

—Friedrich Nietzsche.

Angel

Desde que llegue a esta casa jamás había visto así a Hunter, a veces gritaba y se enojaba, sin embargo, esta vez fue diferente, no solo estaba molesto o lleno de coraje, había en sus ojos un deje de maldad y sadismo que no le había visto hasta ahora. Cómo si el mismísimo demonio en persona hubiera salido del infierno para quemar todo a su paso y matar a todos a su paso.

Ahora entendía por qué muchos le temían con tan solo decir su nombre y otros más huían de él: Hunter no era bueno. Él me lo advirtió, me dijo que lo rodeaban mil demonios y a esto se refería, no solo era su pasado, era su presente y él mismo, lo que lo convertían en un peligro para sí mismo y para los demás.

Conmigo era diferente, se portaba bien y me cuidaba, al verlo enojado con ganas de matar a alguien fue algo que no creí ver en él, aunque le entendía en gran parte, habían lastimado a su mejor amigo, era comprensible que estuviera así de molesto. No sé qué haría yo si me dijeran que Mara estaba herida, qué alguien le quiso hacer daño. No podía comparar mi sentimiento con lo que Hunter estaba sintiendo, porque no era lo mismo, así que no lo podía juzgar y señalar cuando tenía sus motivos para hacer lo que estaba haciendo.

En un parpadeo todo lo que se encontraba sobre del escritorio salió volando, algunas cosas se rompieron y otras más rodaron por el suelo, Hunter salió disparado hacia la puerta, Maykel se puso de pie, pero tropezó y cayó al suelo haciéndose daño.

—¡Hunter! —gritó Danielle, pero era muy tarde, él ya se había ido.

—Maykel —me apresuré a él y le ayudé a ponerse de pie —. ¿Te hiciste daño? —puse una mano en su espalda para ayudarle.

—Ahora regreso —Danielle corrió hacia la puerta, no se detuvo a ver si Maykel estaba bien o no, salió disparada hacia la salida al igual que Hunter.

—Esto es mi culpa —lo senté en el sofá y le pasé el bastón —. Debí obedecer a Hunter y no ir con ese maldito bastardo, si tan solo...—puse mi mano en su hombro y guardó silencio.

—Tú no tienes la culpa de nada, mucho menos de que ese animal te hiciera daño —me sonrió.

—Eres tan buena, ángel —palmeó mi mano.

Todos me dicen lo mismo.

—Creo que soy muy inocente, o tonta —sonreí triste. Maykel negó con la cabeza.

—Nada de eso, Angel. Tienes que darte cuenta del mundo en el que está metido Hunter, no es bueno y nada de lo que lo rodea tampoco. Tarde o temprano te va a alcanzar y te hará daño.

—Lo amo —admití —. Lo amo y ahora no puedo ni quiero alejarme de él, no puedo estar lejos, Maykel. Soy su esposa —su diminuta sonrisa me hizo dar cuenta de lo que había dicho —. No le digas lo que te acabo de decir, por favor.

—Soy una tumba, no diré nada —una idea cruzó por mi mente.

—Le voy a llamar a ver si me responde y hago que entre en razón —Saqué mi móvil y busqué su número.

—No te vas a responder, ahora está muy molesto.

—Quizá me responda —hice el intento y le llamé, sin embargo, el tono de llamada sonaba una y otra vez sin que él respondiera. Lo intenté una, dos, tres veces, pero no conseguí nada, él nunca respondió —. Creo que tienes razón —Danielle entró y se veía preocupada.

Pacto con el diablo. (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora