Capítulo 30. 💙

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"Tu boca es mi infierno favorito.

Ahí todo está permitido"

—Juan Ardini.

Angel

Salimos de la casa a las siete de la tarde, media hora después llegamos al aeropuerto y a las ocho de la noche nos encontrábamos arriba del jet de Hunter. No sabía que tenía un jet y que no viajaremos en avión privado, no sabía si sentirme nerviosa o entusiasmada, creo que me sentía de las dos formas y no podía disimular que los nervios se apoderaban de mí.

—Pensé que íbamos a viajar en avión comercial —me guía dentro del jet invitando a sentarme en uno de los sillones dobles que tenían en medio una mesita y enfrente dos sofás más.

—Esa era la idea, pero no había vuelos disponibles —empezó a explicar mientras me ponía el cinturón —. Creo que hay huelga o algo así —abrochó el cinturón y se sentó del lado de la ventanilla.

—Oh, entiendo —miraba el interior de hito en hito. Los asientos eran de cuero de un color café oscuro, al final del jet había una puerta y en frente alcanzaba a ver a los pilotos —. No nos vamos a estrellar, verdad —Hunter se rio.

—Ya te dije que no. Es seguro viajar en avión.

—Estás muy seguro y eso no me da confianza. Tampoco me has dicho a dónde vamos y porque no podemos esperar a regresar de Suiza.

—Te dije que antes de viajar a Suiza tú y yo nos vamos a casar —un bombillo se encendió arriba de mi cabeza y fue ahí donde lo entendí todo.

—¡Ah! —asintió con la cabeza —. ¿Nos vamos a casar? —de nuevo asintió —. ¿Era necesario salir de la ciudad para casarnos? Nos pudimos casar en el registro civil de Seattle.

—Sí, pudimos casarnos en la casa también, pero yo quiero que este día no lo olvides nunca mi vida —de algún lado se escuchó la voz del piloto, informando que íbamos a despegar.

—¿Y puedo saber a dónde vamos? —levantó un dedo y señaló hacia arriba.

—Despegamos en cinco minutos a la ciudad del pecado, Las Vegas, Nevada —mis ojos se abrieron grandes, con sorpresa.

—¿Vamos a Las Vegas? ¡Vamos a Las Vegas! —chillé abalanzándome sobre él y llenando su rostro de besos hasta que dejé uno sobre sus labios con mucha pasión —. ¿Nos vamos a casar en Las Vegas?

—Sí, nos vamos a casar en Las Vegas —agarró mi cintura con las dos manos —. Señorita —le llamó a una de las azafatas. La chica no tardó en llegar a nuestro lado.

—¿Qué se le ofrece, señor Dagger?

—Una botella de Champán, por favor —la chica asintió con la cabeza —. Y dos copas —señaló con los dedos.

—En un momento se la traigo —dio la vuelta y regresó a aquel pasillo donde su compañera esperaba.

—¿Por qué no me dijiste que vamos a Las Vegas? —soltó mi cintura y regresé a mi lugar.

—Era una sorpresa. Sé cómo te pones de nerviosa y te ibas a delatar ante los demás —cogió mi mano y la acercó a sus labios para dejar un beso en el dorso —. Te dije que no quiero que nadie sepa de esto hasta después de casarnos.

Me quedé pensando unos segundos antes de responder algo, sin embargo, la voz en mi cabeza solo me decía que no tenía un vestido para la boda, no llevaba zapatos adecuados y ni siquiera iba preparada para ese momento.

Pacto con el diablo. (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora