Capítulo 45. 💙

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"Tus lunares llevan mi nombre.

tu piel lleva mi aroma,

tu cintura lleva mis huellas,

tu ser lleva al mío".

—Andrés Ixtepan.

Hunter

El calor de mi cuerpo aumentó cuando mi pecho se pegó a su espalda semidesnuda. La tela del vestido azul se ajustaba a su cuerpo delineando perfectamente las curvas de su preciosa anatomía, desde sus senos hasta su cintura y sus caderas. Tenía un cuerpo delgado con piernas largas, senos pequeños y bonitos. Me gustaba su cuerpo, el olor de su piel, sus mejillas sonrojadas y todo lo que ella representaba para mí.

Deslicé las manos por sus senos y los amasé, bajé a su estómago y su vientre, sus manos fueron a mi cuello y soltó un gemido cuando me detuve en su monte de venus. De nuevo subí pasando por sus costillas, rozando sus senos, me detuve en su clavícula y subí una mano a su boca pasando mi pulgar por su labio inferior.

—Angel —murmuré su nombre en un jadeo ronco que me quemaba la garganta. Sentía la imperiosa necesidad de besar cada parte de su cuerpo, lamer cada rincón virgen y pasar mis manos por su piel.

—Hunter —jadeó en el mismo tono de voz y su pecho se levantó un poco, su trasero se apretó a mi erección y la atmósfera se tornó caliente.

Me separé de ella para llevar mis manos a su espalda y observar con detenimiento cada uno de sus lunares. Subí a la altura del cierre, bajé este con paciencia y lentitud, dejando ver poco a poco la piel de su bonita espalda, no tenía imperfecciones, solo algunos lunares que me parecían lo más hermoso que yo podía apreciar en este momento. Cogí los tirantes de su vestido y los bajé por sus hombros, sus costillas, su cintura y caderas hasta dejarla solo con esa lencería que se le veía tan bien.

Puse mis manos en sus hombros para darle la vuelta y observarla detenidamente, con detalle. La prenda lucía exquisita en ella, el sostén apenas cubría sus pezones y la tanga no dejaba nada a la imaginación.

—¿Qué tal me veo? —dio un paso atrás.

—En este momento solo quiero devorarte por completo —me mojé los labios y pasé el pulgar por mi labio inferior.

—¿Y por qué no lo haces? —se llevó las manos a la espalda.

—Primero vamos a divertirnos un poco —las luces de la habitación eran tenues y la música hacían la combinación perfecta para este momento.

Di un paso hacia ella para terminar con esta distancia que nos estaba separando y matando al mismo tiempo. La tenía frente a mí, tan bella, diosa y exquisita, con las mismas ganas de follar que tenía yo. Subí la mano a su nuca y la acerqué para pegarla a mi cuerpo, no tardé en devorar sus labios y meter mi lengua en su boca, la succioné y mordí, chupé sus labios, tiré de ellos con mis dientes y metí mi mano bajo su sostén para pellizcar su suave pezón. Dimos unos cuantos pasos hasta que tocamos la cama y juntos caímos al colchón, yo encima de ella cubriendo su pequeño y delgado cuerpo. Apoyé una pierna en el colchón y este se hundió por mi peso, una mano la apoyé a la altura de su cabeza y con la otra acariciaba su vientre desnudo, rodeando su ombligo, bajando un poco hasta tocar los tirantes de sus bragas.

No tenía prisa por terminar esto, al contrario, me iba a dar mi tiempo para desnudarla, besarla y probar cada parte de su delicioso cuerpo. Teníamos tiempo para estar juntos e iba a aprovechar cada segundo con ella.

Pacto con el diablo. (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora