Capítulo 20. 💙

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"Le quitaron sus alas,

pero nunca sus ganas de volar".

—Roberth Colmenárez.

Angel

Decir aquellas palabras se sintió cómo dagas en el pecho, se incrustaron tan profundo que fue difícil poder sacarlas de ahí. Me dolió decirle todo lo que dije, sin embargo, fue lo mejor para mí, para la poca salud mental que aún tenía y sabía que si me quedaba un poco más a su lado la iba a perder por completo. Porque sí, Hunter Dagger era un peligro para mí y lo mejor que pude hacer fue alejarme de él de una vez por todas.

Las cosas no funcionaban así para mí, la vida no era tan perfecta y yo tenía que seguir adelante y ser solo una empleada más, para eso me pagaba y debía cumplir con mi trabajo. Así que Hunter Dagger se quedaba lejos de mí cómo tenía que ser desde el principio. No debí hacerme ilusiones con un imposible y dejar que mis sentimientos por él crecieran más y más. Tenía que asumir las consecuencias por haberme equivocado y ahora, sin importar lo que sentía o no, tenía que continuar y no mirar atrás.

Esa noche, cuando dije todo eso y salí de su despacho y entré a mi habitación, solo quería echarme a llorar, sin embargo, no podía hacerlo frente a Callie aunque ella era muy perceptiva y se daba cuenta de las cosas, era una niña muy inteligente.

—¿Qué pasa? —negué con la cabeza. Quise ir a mi habitación, pero ella no me dejó ir.

—No pasa nada —pasé saliva e intenté por todos los medios no mirarla a los ojos porque estaba a nada de soltarme a llorar por el inmenso dolor que sentía en mi pecho. Era más como una opresión que me oprimía los huesos del tórax.

—No me digas que no pasa nada, Angel, no soy tonta —se puso de pie, le bajó el volumen a la televisión y se acercó a mí. Mis barreras cayeron al suelo en el momento que puso una mano en mi brazo y las lágrimas empezaron a salir empapando mis mejillas.

—Terminé lo que sea que tenía con Hunter —mi corazón se agrietó un poquito más —. No quiero que me rompa más el corazón —musité. La mirada triste de Callie no ayudaba en nada.

—Angel...

—Él no puede hacer lo que se le pegue la gana conmigo, yo también siento, me duele, sufro y eso a él no le importa, Bicho. Lo único que quiero es una relación estable donde no me tenga que preocupar por nada y con Hunter todo es tan... Difícil y complicado. ¿Me entiendes?

Callie me llevó a la sala con ella, se sentó a mi lado en el sofá y cogió mis manos para apretarlas con mucho cuidado, como si con eso pudiera aminorar el dolor punzante y ferviente que hervía en mi pecho.

—Te entiendo, Angel, Hunter es muy complicado —asentí —. No me gusta verte llorar —mis hombros se sacudían por culpa de mi llanto —. Te mereces mucho más que esto.

—Ya sé —con el puño de mi sudadera me limpié debajo de los ojos para quitar el rastro de lágrimas que seguían saliendo sin cesar.

—¿Y ahora qué? —me encogí de hombros.

—Nada, las cosas van a seguir como antes. Voy a continuar con mi vida y él con la suya, es lo mejor que puedo hacer. Hunter es un peligro para mí, nunca debí hacerme ilusiones —solté un suspiro cansado —. ¿Mañana quieres hacer algo y salir de aquí? Lo mejor es que no lo vea —murmuré.

—Eso va a ser imposible, trabajas para él y sabes qué se la pasa aquí mucho tiempo. Más que nada últimamente —yo también me había dado cuenta de eso, sin embargo, no quise decir nada en ese momento.

Pacto con el diablo. (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora