Capítulo 19. 💙

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"Aquello duró solo un instante,

pero hubiera podido eclipsar

la eternidad".

—Boris Pasternak.

Angel

Hunter pasó gran parte de la mañana y de la tarde encerrado en su oficina junto a Maykel Imaginaba que eran asuntos tan importantes que ninguno de los dos almorzó, pidieron café y algo de fruta. Cuando Callie llegó del colegio fue junto a Marie al veterinario para que revisaran a la gatita y le pusieran las vacunas correspondientes. Mi hermana estaba enamorada de esa gatita y apenas llevaba tres días con ella. Se había encariñado muy rápido y me preocupaba que no la supiera cuidar o algo le pasara, ya que era tan chiquita. Sin embargo, tenía que confiar en mi hermana, haría un gran trabajo, había prometido hacerlo y yo confiaba en ella.

Me encontraba sola en la cocina cuando recibí un mensaje de Alexander, preguntaba si íbamos juntos a beber algo, no habíamos hablado desde aquella mañana y quizá pensaba que ya no quería salir con él. Alexander era un buen sujeto, amable y no tenía estos cambios de humor como tal personita de quien era mejor no hablar. Le respondí que sí y respondió con un emoji de una carita con ojos de corazón. Guardé el móvil en mi delantal, al levantar la cabeza me fijé en ella: Charlotte. Iba entrando a la cocina y yo...

¡Dios mío! Se iba a dar cuenta de que era yo la mujer que acompañó a Hunter a ese evento aquella noche. No iba a saber qué decir, cómo actuar o que otra mentira inventar para que no pensara que era una falsa. Me puse nerviosa cuando se acercó y me sonrió amablemente.

—Hola —dijo y levantó la mano a modo de saludo.

Hoy venía vestida con una falda de tubo de color rojo junto a una blusa blanca que resaltaban más sus labios carmín y su bonito cabello que parecía sacado de un anuncio de algún famoso champú. Al lado de ella me sentía poca cosa, ella era hermosa, con esa bonita figura, caderas anchas y cintura pequeña. Sus senos eran perfectos, su cabello tan rojo y sedoso con ondas que parecía fueron hechas para que saliera en la portada de una revista y más de una vez lo hizo, salió en revistas de moda, donde decían que era una de las mujeres mejor vestidas del año.

¿Cómo iba a ser posible que alguien como Hunter Dagger se fijaría en una chica, así como yo? Era su empleada, su sirvienta, no era la hija de ningún empresario, ni de un político. No tenía dinero, no poseía ropa de marca y no sé cómo pude pensar que él se iba a fijar en mí, lo mejor que podía hacer es estar con alguien cómo yo, alguien que me diera una vida digna, sin tantos lujos, pero con lo suficiente para poder vivir bien. Debía sacar de mi cabeza a Hunter, él no era mi tipo y yo, por más que me doliera, no era su tipo.

—Hola —musité con pena. Charlotte se posó a mi lado y dejó su costoso bolso encima de la isla.

—¿Se encuentra Hunter?

—Sí, pero está con Maykel —me di la vuelta para hacer lo que sea que me permitiera estar lejos de ella. Así que fui al fregadero a lavar la tabla para picar y un cuchillo.

Por favor, que se vaya de una vez.

—Tú eres la chica de aquella noche, ¿cierto? —mis hombros se tensaron en cuanto la escuché decir aquellas palabras a las que tanto temía.

—No sé de qué habla, señorita —escuché que chasqueó la lengua.

—No soy tonta, Angel, esa noche te reconocí de inmediato —giré sobre mis talones y me sequé las manos con un trapo que dejé en su lugar.

Pacto con el diablo. (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora