Capítulo final. 💙

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"Todos necesitamos huir de

nosotros mismos. Estar

tristes sin dañar a otros,

refugiarse en soledad hasta

aprender a escucharnos".

—Elena Poe.

Un año después.

Hunter

Pasó un año desde el día que dejé Seattle y me refugié en Boston, junto a mi madre, quien me recibió con los brazos abiertos. Desde ese momento no supe más de Angel y Callie, no pregunté por ellas a nadie que tuviera relación conmigo, ni a Marie, Danielle o Maykel que continuaron su amistad con las hermanas Rider. No les podía prohibir que fueran sus amigos, no era nadie para hacerlo y tampoco me iban a hacer caso, era bueno saber que sin importar lo que había pasado ellos seguían con su amistad. Lo que pasó con nosotros no tenía por qué interponerse entre ellos. Mi ángel tenía buenos amigos que no la iban a dejar sola.

Todo ese tiempo hice las cosas bien, aunque salirme de ese negocio en el que empecé tan joven no fue tan fácil, me hice de enemigos que me querían ver muerto, una vez lo intentaron, no obstante, fallaron. En ese momento no me arrepentía por la decisión que había tomado meses atrás y me decía lo mismo cada noche antes de ir a dormir: Angel está mejor sin mí. Por lo poco que sabía les iba bien, estaban sanas y salvas, no tenían que preocuparse porque alguien les hiciera daño por mi culpa.

Vivir un año en Boston me ayudó en demasía, pasar tiempo con mi madre y Blake e intentar recuperar el tiempo que perdimos me hizo tanto bien para sanar mi podrida alma que anhelaba su sincero perdón. El saber que no me odiaba fue el mejor bálsamo para mí y pedirle perdón a mi padre era algo que necesitaba hacer para poder continuar con mi vida.

—Llegamos, señor —Josh me abrió la puerta del auto y salí de la casa. Él estaba mejor después de pasar días en el hospital y recuperarse en su casa.

—Gracias, Josh —le dije.

—¿Va a salir de nuevo? —negué con la cabeza.

—No, te puedes tomar el día —palmeé su hombro y caminé hacia la casa.

—Gracias —Al entrar a la casa fui hacia el despacho donde Maykel esperaba con papeles en las manos. Apenas había regresado a la ciudad y ya tenía mil cosas que revisar. Menos mal que me regalé un año para mí y mi salud física y mental.

—Hunter, que bueno que llegas —me quité el abrigo y lo dejé encima del respaldo del sofá —. Llegó un correo muy importante —me senté a su lado en el sofá.

—¿De quién? —me entregó los papeles que sostenía en las manos.

—Lee eso —indicó la parte donde estaba subrayado con rotulador amarillo.

—Vaya —dejé caer la espalda en el respaldo del sofá —. No me lo esperaba —Maykel estaba emocionado a mi lado.

—¿Qué dices? —subía y bajaba las cejas.

—Aliarnos con una empresa trasnacional suena bien, ¿no? —lo miré y asintió.

—¡Sí! Por fin nos tacharon de la lista negra, ¿te das cuenta? Ellos nos están buscando a nosotros porque somos la mejor opción en este momento —se puso de pie. Estaba eufórico —. Es genial.

—Pues si tú dices que está bien, entonces te voy a creer. Hay que reunirnos con ellos y hablar de frente, así se hacen los negocios —se dejó caer a mi lado.

Pacto con el diablo. (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora