Capítulo 31. 💙

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"Te amo tan bonito que asusta, cómo

asusta la grandeza, la belleza y aquello

que de alguna manera cambia tu vida

para siempre. Así."

—Elena Poe.

Hunter

—Estamos aquí para unir en matrimonio a Angel Rider y Hunter Dagger. En primer lugar, voy a dar lectura al acta matrimonial: Siendo las cinco horas del día veinte de junio del año dos mil veinte. Comparecen quienes acreditan ser Angel Rider y Hunter Dagger, al objeto de contraer matrimonio civil en virtud de autorización en el expediente número 17894.

El juez nos dio un largo sermón hablando sobre el respeto, la igualdad de derechos y no sé qué más cosas que al final olvidé, ya que me encontraba más concentrada en no decir una tontería y después recordé el anillo. ¡No había comprado el anillo! Estaba tan apresurada y sin tiempo que lo olvidé por completo.

—El anillo —murmuré mientras el juez continuaba hablando.

—¿Qué? —preguntó Hunter.

—No te compré un anillo —en ese momento quería detener al juez y decirle que me esperara —. Lo olvidé.

—Te dije que yo me encargaba de eso —murmuró. El juez nos hizo una seña para girar y mirar al otro a la cara.

—Hemos llegado al momento clave de este gran día. Les pregunto, Angel, ¿quieres contraer matrimonio con Hunter, y efectivamente lo contraes en este acto?

—Sí, quiero —Hunter sonrió.

—Hunter, ¿quieres contraer matrimonio con Angel, y efectivamente lo contraes en este acto?

—Sí, quiero —respondió también.

—En este momento pueden proceder al intercambio de anillos —señaló el juez. Uno de los testigos se acercó con los anillos en las manos. El alma me regresó al cuerpo en ese momento, ya estaba más tranquila.

—Yo, Hunter Dagger, te tomo a ti, Angel Rider, cómo mi esposa —una de las mujeres ahí presentes me pidió el ramo para que Hunter pudiera tomar mi mano y ponerme el anillo —. Y prometo serte fiel y cuidar de ti en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida —una lágrima brotó de mis ojos cuando terminó de poner el anillo y aunque esto era solo una farsa para mí, era lo más real que tenía en este momento.

—Yo, Angel Rider, te tomo a ti, cómo mi esposo —la mujer me entregó el anillo, cogí la mano de Hunter y lo acerqué a la punta de su dedo —. Y prometo serte fiel y cuidar de ti en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida —

—En virtud de los poderes que me confiere el estado de Las Vegas, Nevada, yo los declaro unidos en matrimonio. Pueden sellar su amor con un beso; enhorabuena —señaló.

Di un paso más cerca para quedar de frente, deslizó ambas manos por mi cintura mientras yo subía mis brazos a su cuello rodeándolo con estos. No dijimos nada y no había mucho qué decir, ya que lo que nuestras bocas callaban, nuestras miradas lo decían todo. Nuestros labios se sellaron en un tierno y delicado beso, detrás los aplausos no tardaron en resonar, al igual que los latidos erráticos de mi furioso corazón. Nuestro beso era lento y casto, había pasión, sí, sin embargo, esta se encontraba todavía a un nivel bajo, no cómo hace días que nos dejamos llevar por lo que estábamos sintiendo.

Pacto con el diablo. (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora