Capítulo 44. 💙

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"¡Y cómo no la voy a amar!,

pervirtió mi mente, besó mis traumas

y ahora juega con mis demonios".

—Poeta maldito.

Gus Rocha.

Angel

—Cuidas a Frida —dijo Callie, que sostenía a la pequeña gatita entre sus brazos cómo si fuera un bebé y ella se dejaba querer. La tenía muy consentida —. No dejes que baje sola porque se puede caer.

—Está bien —me entregó a Frida —. La voy a cuidar.

—Primero vamos a comer y después al teatro. Ya quiero estar ahí —se veía feliz por salir con Marie y pasar tiempo juntas. Estos días se habían unido más y la idea de salir fue de Marie así que Hunter se encargó de conseguir los boletos para el teatro, ya que las entradas estaban agotadas, al tener contactos en todos lados le fue fácil conseguir dos para ellas.

—Te portas bien y no te preocupes por Frida, la voy a cuidar —le dije a Callie.

—Como no me voy a preocupar por ella si es mi bebé —acercó su nariz a la de Frida y jugó en ella —. Ya nos vamos —se dio la vuelta para salir de la casa. Marie esperaba afuera del auto y Alexander, a un lado, al verme sonrió y le devolví la sonrisa. No habíamos hablado en estos días, sin embargo, sabía que lo podía hacer, ya que terminamos bien y no había rencores entre nosotros.

Hunter se colocó a mi lado y juntos vimos cuando subieron al auto, Alexander subió del otro lado, no tardó en arrancar y salieron de la propiedad. Ahora estábamos solos, bueno, Serena se encontraba en el anexo, pero de ella no había que preocuparnos.

—Vamos a la habitación —ordenó con voz demandante y obedecí sin rechistar.

Me di la vuelta y cerró la puerta, empecé a subir con Frida en los brazos y cuando estábamos en el pasillo se empezó a mover para soltarse y caer al suelo, se sacudió un poco y fue hacia la habitación de Callie.

—Bueno —dijo Hunter detrás de mí —. Frida no será un problema —me giré a verlo y tenía las manos metidas en los bolsillos de su pantalón. Me invitó a entrar a nuestra habitación y eso hice. Al entrar fue directamente al closet.

—Espera —me quedé en mi lugar mientras él buscaba quien sabe qué dentro. No tardó en ponerse de pie y darse la vuelta hacia mí. En las manos tenía una caja cuadrada con un moño rojo —. Toma. Lo compré en Suiza, pero no sabía cuándo dártelo, ahora es el momento —Se aproximó y me entregó la caja, no sabía lo que había dentro y esperaba que fuera lo que yo pensaba —. Ábrelo —indicó y abrí la caja. Me llevé una gran sorpresa al ver lencería dentro de color rojo y encaje.

—Es hermoso, gracias —se estiró para dejar un beso sobre mis labios y pasar un mechón de mi cabello detrás de mi hombro.

—Quiero que lo uses esta noche con el vestido azul que compraste —asentí.

—¿No quieres ponérmelo tú? —me mordí el labio.

—Prefiero que me sorprendas, será una tortura saber qué hay debajo de ese vestido —se mojó los labios con la lengua —. Prefiero esperar. Puedo ser muy paciente y esta noche lo seré.

—Está bien —se apartó y salió de la habitación.

—Te veo abajo —asentí y cerró la puerta.

Me quité la ropa que llevaba encima para quedar desnuda y ponerme la lencería que me había comprado Hunter, eran dos piezas, un sostén de encaje que solo cubría mis pezones con una flor tejida y una tanga con tres tirantes, estas eran más provocativas que el sujetador, ya que no me cubría mucho. Encima me puse el vestido y mis senos quedaron apretados bajo la tela, apenas me cubría las nalgas, sin embargo, no podía dar un paso atrás.

Pacto con el diablo. (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora