Capítulo 26. 💙

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"Eres un ángel

y sueño con ser tu cielo".

—Andrés Ixtepan.

Hunter

Angel y Callie fueron a ver a su malvada madre. Al final pasó lo que temía y ellas decidieron ir ese día a visitarla para que Callie viera a su madre, la cual las abandonó cuando eran solo unas niñas, sin importarle en lo más mínimo que iba a pasar con ellas al dejarlas con su padre y no culpaba al pobre hombre por todo lo que hizo, solo se enamoró de la mujer incorrecta y le entregó su corazón para que lo pisoteara a su antojo.

No me importaba lo que Angel dijera, no confiaba en esa mujer, había algo en ella que me hacía dudar de cada uno de sus actos, cómo por ejemplo que hubiera llegado precisamente a la mansión cuando se había ido por muchos años perdiéndoles la pista. No le podía decir a Angel que no la viera, que no hablara con ella, no era nadie para exigirle nada y aunque lo fuera no lo haría. Solo quería que estuviera bien, que ambas estuvieran bien. Era su madre y tal vez todavía quedaba un poco de cariño hacia su persona, así que si le decía que no confiaba en ella me podía tachar de paranoico y se alejaría más de mí y no iba a dejar que lo hiciera cuando estábamos más cerca de lo que pudimos estar en los últimos días.

La noche anterior fue una de las mejores de los últimos meses. No llegué a nada con Angel, solo hubo roces y besos, pero con eso me bastó para saber que no le soy indiferente y que también provocaba lo mismo que ella en mí, pasión, lujuria, perversión y mucho deseo. No podía evitar acordarme de lo sucedido en la cocina, cada vez que esas imágenes se reproducían en mi cabeza me ponía mal, muy mal y tenía que pensar en otra cosa que no fueran sus besos y sus caricias.

No dejaba de repetirme que debía ir con ellas, yo mismo debía llevarlas a visitar a su infame madre y no mandar a Alexander a que las cuidara. Pero estaba más que advertido que no las podía dejar solas si no iba a pagar las consecuencias si me desobedecía. Alexander sabía perfectamente que cumplía con mis promesas y a pesar de lo sucedido no iba a dudar en echarlo a la calle.

—Danielle —le marqué a la rubia que no tardó en responder.

¿Hunter? ¿Qué pasa?

—Necesito que traigas todo el trabajo a la casa, de ahora en adelante vamos a trabajar aquí.

¿Qué? ¿Por qué?

—Cuando llegues te explico.

Está bien, voy para allá —colgamos y dejé el móvil encima del escritorio.

Con lo sucedido aquella noche temía que las cosas que repitieran y esta vez, quien fuera que me quería muerto si lo consiguiera.

La puerta se abrió súbitamente y detrás apareció Maykel.

—¿Qué está pasando? Todos andan medio raritos —cerró la puerta detrás de él.

—Es Angel —me limité a decir. Él no sabía nada acerca de su madre, no había tenido tiempo de contarle que esa mujer había regresado.

—¿Angel? ¿Qué pasa con ella? —se iba a sentar, pero mi móvil sonó de nuevo y levanté un dedo para que no se moviera.

—¿Sí? —detrás se escuchaba mucho ajetreo —. ¿Angel? —supe que era ella por su respiración agitada.

—Hunter...—su voz se escuchaba rara —. Pasó algo y...—temí lo peor en ese momento —. Es Serena, vamos al hospital...—la llamada se cortaba y no la podía escuchar bien.

Pacto con el diablo. (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora