Capítulo 48. 💙

13.3K 1.1K 243
                                    

"Si ves que desaparezco, no te preocupes

estoy luchando contra cosas que no te conté".


Hunter

Blake estaba aquí. ¿Por qué? ¿Qué hacía aquí? No entendía nada y quería huir lejos para no verla de nuevo. Nunca pensé que ocho años después de todo lo que pasó en Boston, después de matar a mi padre, la vería de nuevo, en estas circunstancias. Ocho años y ella se veía igual de hermosa como lo fue siempre. Joder. Sí que era la copia femenina de mi padre, tenía la misma sonrisa y el mismo color de ojos. Verla a ella me recordó a mi padre y ahora, que pensaba que había dejado atrás el pasado este regresaba de golpe haciéndome más daño.

Angel subió las escaleras con el ceño triste, tal vez esperaba que fuera con ella y dormir juntos cómo todas las noches, pero ahora no podía dormir cuando tan solo minutos atrás había visto a mi hermana y fue tan tajante con el odio que sentía por mí.

Entré a la oficina sin encender la luz, solo la lámpara que descansaba encima del escritorio. Cogí una botella de coñac y un vaso, serví más de la mitad y lo llevé a mis labios para darle un largo trago que me quemaba la garganta. Primero fue el idiota de Smith y después Blake, la noche no podía ir peor de lo que ya iba.

—¿Qué haces aquí? —le pregunté y miró como Angel se alejaba y se perdía entre la multitud para desaparecer frente a sus ojos.

—¿Qué haces tú aquí? —respondió con otra pregunta. Se giró para verme y podía sentir todo el odio que su ser emanaba por mí y mi existencia.

—No respondas mi pregunta con otra, Blake —le di un sorbo al vaso que sostenía en las manos. Por fuera parecía impasible, sin embargo, por dentro estaba temblando, aterrado y con una profunda preocupación, tenía mucho miedo.

—Aquí vives —murmuró. Sus dedos repiqueteaban el vaso —. Y ella es muy linda, demasiado linda para ti. Es buena, no lo mereces. No mereces tener a personas tan buenas a tu lado —espetó.

—Sé que me odias, Blake, pero es algo que no te importa —mascullé.

—Te odio, Hunter y no lo digo por eso, se nota que es más buena que el pan y tú eres peor que el demonio —continuó con sus insultos.

Era hermosa, con ese cabello negro y largo, sus luceros de color avellana como los de mi madre, tan parecida a él y yo a mi madre. Mi padre, al que maté. Vestía un hermoso vestido que le quedaba maravilloso.

»—Si no estuviéramos en guerra, ahora mismo te daría un abrazo.

»—No sabes cuanto te extrañé.

Dije para mis adentros.

—No hables de lo que no te importa —mascullé.

—No, la verdad es que no me importa, pero si no se aleja de ti terminará igual o peor que todas las personas que se cruzan en tu camino. Todo lo que tocas lo destruyes, lo llenas de oscuridad, lo rompes y nada vuelve a ser lo mismo.

»—Solo quiero saber cómo está mi madre.

Se detuvo un momento y pasó saliva.

—Ella sigue pensando en ti, te extraña cada día y te llora también —se refería a mi madre —. Te quiere a pesar de las cosas.

—Yo también la extraño y la quiero tanto.

—El paso de los años te ha ayudado, eh —levantó la copa y se la llevó a los labios para darle un sorbo —. Pensé que a estas alturas estarías muerto o en prisión.

Pacto con el diablo. (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora