Capítulo 13. 💙

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"Porque en los ojos correctos,

siempre serás arte".

—Jairo Guerrero.

Angel

Danielle llegó a la casa con una gran cantidad de vestidos, zapatillas y maquillaje. Miraba cada prenda con los ojos abiertos, todos los vestidos eran hermosos y la tela se veía tan cara que daba miedo tocarlos con las yemas de los dedos, sentía que los podía romper con tan solo un roce de mi parte.

El señor Dagger se había ido minutos atrás y Danielle sacaba todos los vestidos de sus bolsas para proceder a colgarlos en los percheros de aquel closet que abarcaba toda la pared, iba de esquina a esquina, era de madera oscura y tenía algunos espejos de cuerpo completo en los que me podía observar de pies a cabeza.

—¿Cuál te vas a probar primero? —se giró hacia mí.

—Todos se ven muy bonitos —encogí un hombro y solté un suspiro —. Yo no sé de estas cosas, Danielle —hice una pausa —. ¿Me dejas llamarte Danielle? —ella asintió gustosa y se acercó para subir el peldaño que me separaba de ella.

Cogió mis manos entre sus dedos. Sus manos estaban bien cuidadas, uñas limpias y largas. Todo en la señorita Danielle era pulcro y elegante. Desde la ropa y zapatos hasta el peinado del cual no se le movía ni un solo dedo.

—Puedes llamarme Danielle y yo te voy a ayudar con esto —bajó el peldaño —. Yo creo que te verías muy bien con un vestido rojo, el color es elegante y llamativo —se acercó a los vestidos y giró hacia mí.

—¿Llamativo? —enarqué una ceja.

—El chiste aquí es que todos te miren en ese evento, que seas el centro de atención en ese lugar, ¿entiendes? Eres muy bonita, Angel y no deberías sentir pena por explotar lo que la naturaleza te dio —me hizo un guiño.

—Sí —murmuré.

No estaba tan segura de querer ser el centro de atención de ese lugar, pero si ella lo decía era por algo, así que haría lo que me estaba aconsejando, ella sabía más de estas cosas que yo, así que...

—Sé que a Hunter le gusta el color negro —rodó los ojos —. Pero esto es una cena, no un funeral con mucho cuidado, pasó las puntas de los dedos por cada uno de los vestidos sacando dos de color rojo, uno de color más fuerte que el otro —. Pruébate este primero —me entregó el que era rojo vino y entré al probador.

Me quité el uniforme de color negro y lo dejé encima de un taburete. Me puse el vestido que tenía tirantes gruesos y dejaba al descubierto mis hombros, la falda era larga con pliegues. Salí y Danielle me miró de arriba abajo.

—No me gusta —hizo una mueca —. ¿Te gusta? —negué con la cabeza. El vestido era bonito y elegante, pero no me gustaba como se veía —. No hace lucir tus caderas, pareces una tabla —fue lo más cortés que me había dicho, pero lo tomé a bien, de ser otra persona hubiera dejado que me llevara ese vestido que me hacía ver como una tabla —. Pruébate el otro entonces —regresé al probador y colgué el vestido en el perchero. Me puse el otro que era un vestido sin tirantes, ajustado de las caderas y la cintura. Me quedaba perfecto en cada una de las curvas que no sabía que tenía, sin embargo, que con este corte se me veía muy bien.

—Este me gusta más —al salir Danielle abrió los ojos y levantó los pulgares aprobando el atuendo.

—¡Lo amo! —se acercó y cogió mi mano para hacerme girar sobre mis talones y admirar por completo el vestido —. Te ves hermosa, divina, pareces una reina —lo que decía se escuchó tan sincero que una sonrisa se dibujó en mis labios.

Pacto con el diablo. (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora