Capítulo 14. 💙

33K 2.9K 2.2K
                                    

"Ella es cómo se vería el fuego,

si el fuego fuera una mujer".

—David Sant.

Hunter

En mi vida había visto mujeres bonitas, que rozaban casi la perfección, pero Angel... Ella poseía un tipo de belleza única, natural, diferente que me gustaba en demasía, y tenía que estar ciego para no darme cuenta de lo bonita que era con o sin maquillaje, con ropa de marca o con sus vestidos de flores. Pero aquella noche se veía como la reina que era en verdad. Debajo del abrigo alcancé a ver que llevaba puesto un vestido rojo sin tirantes, la tela se ajustaba perfectamente a sus caderas y su pequeña cintura, con una abertura en la pierna izquierda. Los tacones la hacían lucir mucho más alta de lo que de por sí era y el maquillaje no era tan cargado para su pequeño rostro, solo resaltaba aún más aquella belleza dulce que poseía.

No me pasó desapercibido que Alexander también observaba a Angel más de la cuenta y aquello no me gustó nada. Ni un poquito siquiera. Tal vez entre ellos dos había una relación de la que yo no sabía y eso no podía ser, Angel no podía estar con Alexander, se merecía mucho más que eso.

—Se ve muy bien, señorita Rider —observaba a través de la ventanilla y cuando dije esto viró la cabeza para verme, así como yo lo hacía con ella.

El tramo que llevábamos recorrido lo pasamos en silencio, Angel se dedicaba a evitarme y yo la miraba como un pervertido que no había visto a una hermosa mujer en toda su vida.

—¿Eso cree? —preguntó trémula con aquella pizca que inocencia, que tanto la caracterizaba, pero dudaba mucho que lo fuera. No podía creer que una mujer poseyera tanta pureza cuando el mundo estaba tan corrompido, pero Angel no era como las demás chicas y no es que eso tuviera algo de malo, al contrario, me demostraba que aún había personas con buenas intenciones y corazones nobles como el suyo.

—No lo creo, lo sé. Usted es muy bonita —se pasó un mechón de cabello detrás de la oreja y sonrió con algo de pena.

—Usted se ve muy bien, también —su voz tenía un deje de pena, pero lo dejé pasar. No teníamos este tipo de conversación y era raro hablar de este tema. La mayor parte del tiempo lo pasábamos discutiendo o yo gritando y ella rezongando porque no se podía quedar callada.

—Gracias —giré la cabeza hacia la ventanilla, me di cuenta que ya casi llegábamos al lugar donde se iba a celebrar el evento. Esperaba que todo saliera bien y que no hubiera inconvenientes.

—Con respecto a esta noche...

—Dígame —se giró por completo hacia mí con las manos enlazadas sobre sus piernas.

—Por esta noche no seré el señor Dagger, ni usted será la señorita Rider, ¿de acuerdo? —asintió —. Me puedes llamar Hunter y yo te llamaré Angel —pude notar que se mordía el interior de la mejilla.

—De acuerdo —dijo pausado.

—Procure no hablar con nadie, menos con los hombres, algunos de ellos pueden ser desagradables y groseros. No quiero que alguno de ellos la llegue a ofender —de nuevo asintió sumisa.

—¿Y por qué ir a ese evento que estará lleno de hipócritas? Usted no es cómo ellos —ladeó la cabeza, observándome detrás de esas espesas pestañas.

—Son negocios, Angel —se tensó al escuchar que la llamaba por su nombre —. Uno puede juntarse con la mierda, pero nunca salir embarrado.

—Entiendo —se irguió recobrando su postura.

Pacto con el diablo. (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora