Capítulo 54. 💙

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"Hay heridas que en vez de

abrirnos la piel, nos abren los ojos".

Pablo Neruda.

Hunter

Aquella mañana recibí la llamada de Frank indicando el lugar donde nos íbamos a encontrar. Sugirió dejar que fuera él solo y esperar que ellos se hicieran cargo, pero se podía meter sus malditas advertencias por donde no le daba el sol. Iría a ese lugar sin importar nada más, porque quería ser yo quien la sacara de ahí.

Maykel se quedó en la casa con Danielle, le pedí cuidar a Callie por si algo malo llegaba a pasar. La pequeña rubia estaba ansiosa por ver de nuevo a su hermana y a su madre. Yo también anhelaba verla, abrazarla y decirle lo mucho que la había extrañado todos estos días, quería tenerla en mis brazos una vez más. De Serena me encargaría después, con todas las pruebas que tenía en su contra, podía echarla a la calle sin darle ni un solo centavo partido por la mitad.

Al llegar al punto de encuentro, Blake se encontraba ahí junto a Lowell. Detuve al auto y lo apagué, miré mi entorno. Este lugar estaba prácticamente abandonado, no había nada alrededor y era perfecto para traer a dos personas y que nadie supiera nada de ellas. Al bajar saqué el arma que llevaba conmigo, la metí en mi espalda y caminé hacia ellos. Saludé a Blake con un beso en la mejilla y a Lowell con un apretón de manos.

—Te dije que no era necesario venir —le dije.

—Y yo te dije que iba a estar aquí —puso su mano en mi brazo —. No te voy a dejar solo —le sonreí.

—Gracias, a los dos —Lowell me regaló una sonrisa. Frank se acercó y sus hombres se quedaron a una distancia prudente.

—Ellos están ahí —levantó el brazo y señaló un complejo. Estábamos a espaldas del lugar —. Me informaron que se encuentran en esta zona —llevaba con él una tableta y en la pantalla estaba dibujado el mapa del lugar —. Vamos a entrar por aquí —señaló de nuevo —. Esta zona está despejada y podemos entrar sin problema alguno.

—¿Ellos son todos tus hombres? —le pregunté mirando a cada uno de ellos.

—Cerca de los alrededores hay más.

Menos mal.

Solté un suspiro cansado.

—¿Qué estamos esperando? —inquirí.

—Una señal —no entendía a que se refería. Se alejó dejándonos solos.

—¿Te puedo pedir algo? —miré a Lowell y este se alejó para dejarnos solos, cosa que agradecí.

—Dime.

—No le digas a mamá que nos encontramos, por favor.

—¿Por qué no? —frunció el ceño.

—Se va a decepcionar de mí, más de lo que ya está. No quiero que sepa que su hijo no ha cambiado en todos estos años. No quiero que se dé cuenta de que he cometido estupidez tras estupidez, que ya no tengo salvación.

—No le puedo ocultar las cosas —negué.

—Blake, por favor. No le digas nada, te pido, te ruego que no le digas nada.

—Me estás pidiendo mucho, Hunter —estaba apoyada del auto —. No me gusta mentirle a nuestra madre. Ella sería tan feliz si le digo que nos encontramos...—la interrumpí antes de que siguiera con esta tonta ilusión.

—No podría vivir sabiendo que está enterada de todo lo que he hecho, de las malas decisiones que he estado tomando a lo largo de estos años.

—Ahorita estás haciendo lo correcto —puso una mano en mi brazo —. Sería tan feliz al saber que eres feliz con una mujer que te ama y que amas —la pequeña sonrisa que mantenía sobre los labios se dibujó de a poco al ver que no decía nada —. Hunter.

Pacto con el diablo. (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora