Cincuenta y cuatro.

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Estábamos a pocos minutos de darle cara al montón de personas que aguardaban nuestra llegada al aeropuerto.

Al llegar recibimos aviso de que habían fotógrafos y todo tipo de personas aguardando por vernos, así que la seguridad del lugar estaba puesta a la orden para llegar sin ningún inconveniente a las camionetas.

Tae y yo junto con nuestros guardaespaldas nos encontrábamos en una sala esperando las indicaciones para poder salir.

–No van a poder ir en camionetas separadas. –Sejin y Woon entraron al mismo tiempo, el segundo fue quien habló.

–No pensábamos hacerlo. –Dijo, Tae, a mi lado.

Los mayores asintieron, no se atrevieron a hacer preguntas y con un ademán nos indicaron que podíamos salir. Él dudó un poco en si tomarme la mano o no, y yo al notarlo fui la primera en hacerlo entrelazando mis dedos con los suyos.

Al regresar de Maldivas decidimos tomar un vuelo comercial hasta acá, por eso teníamos que pasar por todo el proceso de ser grabados y fotografiados.

Tae iba por delante de mi. Nuestros guardaespaldas y otros guardias nos rodearon de ambos lados, haciendo como una especie de cadeneta. Los flashes eran disparados directo a nosotros, al igual que todo tipo de preguntas. Respondíamos las que alcanzabamos a escuchar, por ejemplo: "¿Cómo les fue en el viaje?" "¿Disfrutaron, chicos?" "¿Qué lugares visitaron en París?". Los gritos nos lo dificultaban un poco.

Yo trataba de saludar y sonreír a los que gritaban mi nombre, noté que habían dos chicas a mi lado izquierdo y de un momento a otro una de ellas se cayó porque las personas que estaban atrás empujaban, cuando vi esto me detuve haciendo que todos a mi alrededor lo hicieran. Me solté de Tae para así poder ayudar a la chica, éste se situó a mi lado y también se dispuso a socorrerla. Me preocupaba que fuera aplastada por la multitud.

Entre ambos y con la ayuda de quién creía era su amiga, logramos hacer que se pusiera de pie, rápidamente le preguntamos que si estaba bien y ella sólo atinó a asentir, creo que estaba un poco en shock. Sólo pude darle un apretón en su mano antes de seguir ya que no podíamos quedarnos mucho tiempo parados en ese mismo lugar. Tae volvió a tomar mi mano para continuar con nuestro camino.

Ya en la camioneta me quité la gorra que llevaba y recogí mi cabello en un moño. El pelinegro a mi lado se centró en su celular sin decir nada. Woon se giró en su asiento paseó su mirada entre ambos y noté que quiso decir algo, pero lo reprimió.

–¿Taehyung te quedarás en tu apartamento? –Sejin formuló la pregunta y noté como el aludido se tensó, pero trató de disimularlo.

Se giró hacia mi y yo desvié la mirada.
–No, en casa con Yoonie.

Su mánager hizo el mismo ademán que el mío de querer decir algo, aunque terminó por acomodarse en su asiento.

Fue un viaje silencioso.

Metimos nuestras maletas con ayuda de dos hombres de seguridad. La casa olía a aromatizante de coco, los chicos nos dijeron que habían venido a limpiarla el día anterior. Nosotros al estar aquí tratábamos de limpiar cada tres días si teníamos tiempo, pero si era a profundidad venía alguien a hacerlo por nosotros.

Los chicos se despidieron de nosotros para así dejarnos descansar.

Cuando vi que Tae se dirigía a su habitación, la que usó desde el primer momento en que llegamos aquí y que dejó de frecuentar cuando decidimos utilizar la principal, lo detuve. Recuerdo que en un principio acordamos no escoger la habitación principal porque no nos parecía justo, por eso nuestras habitaciones quedaban de extremo a extremo del pasillo.

Spotlight. |KTH Donde viven las historias. Descúbrelo ahora