Catorce.

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Habían pasado dos días en los que evitaba a Tae y él también parecía hacerlo, lo cual era difícil si vivíamos en la misma casa pero nos la arreglamos. Estaba molesta a raíz de lo que hizo y porque yo me dejé llevar como una tonta cayendo en su juego.

No duraría mucho nuestro alejamiento, ya que teníamos una entrevista para una radio, así que tuve que levantarme de la cama para comenzar mi día.
Suponía que ya Taehyung estaba en las mismas.

Salí de mi habitación y justo me lo encontré en el pasillo, me dirigió una simple mirada y siguió su camino hasta las escaleras.

Entramos en la cocina, yo fui por un bol pequeño solo me serví cereal y leche, él por su parte estaba sacando pan en rodajas, iba a hacer tostadas.

Me senté en la barra, el ambiente estaba tenso como de costumbre, y me dispuse a comer. Vi que su teléfono, el cual estaba cerca de mi brazo derecho, se iluminó con una llamada. No pude evitar ver la pantalla y leí el nombre de Sunhee.

Imbécil.

Había una gran probabilidad de que pudiera seguir viéndose con ella.

El teléfono estaba en silencio por lo que él no se dio cuenta de que le había entrado una llamada y yo tampoco le avisé, segundos después la pantalla se apagó en señal de que habían dejado de marcar.

Seguí comiendo y a los minutos él se sentó frente a mi.

–Recuerdas que tenemos una entrevista hoy ¿no? –Habló, como si nada.

No le respondí, fingí que no lo había oído.

–Sky.

Me metí una cucharada a la boca, viendo como Tannie se alzaba a mi lado queriendo que le diera un poco de lo que estaba comiendo. Sonreí y me incliné a acariciarlo.

–¿Qué te pasa? Te estoy hablando, no puedes seguir con tu juego estúpido de ignorarme.

Lo miré y su ceño estaba fruncido, suspiré levantándome sin decir nada, dejando el bol vacío en el lavaplatos.

Salí de la cocina y cuando iba llegando a las escaleras, sentí unos brazos rodearme por la cintura y como me alzaban en el aire.

–¡¿Qué haces?! –Grité, junto con los ladridos de Tannie, seguro pensaba que estábamos jugando.

Tae me llevó hasta uno de los sillones que estaban a pocos metros, y me soltó para luego subirse sobre mi agarrándome de las muñecas hacia abajo, bloqueando cualquier posible movimiento.

–Quítate de encima. –Intenté moverme pero fue inútil. –Pesas, idiota.

Aunque no tenía todo su peso sobre mí, de igual manera lo decía para que se quitara.

–Ahora si hablas –sonrió falsamente– ¿Estás molesta por el beso?

Desvié la mirada al escucharlo.

Si, estaba molesta por eso y porque posiblemente estuviese viéndose con la modelo.

–Lo siento, ¿está bien? –agregó– no volveré a hacer algo así.

–Ya no importa –lo miré– sólo quítate de encima.

–No. –Dijo, de forma juguetona.

–Tae...

No quería reírme pero era gracioso que se comportara como un niño y él se dio cuenta de que estaba aguantando la risa, para mantener mi postura seria, y soltó una carcajada haciendo que yo lo imitara sin poder evitarlo. Su risa era contagiosa. Cualquiera que nos viera pensaría que estábamos locos por nuestros cambios de actitud de un momento a otro.

Spotlight. |KTH Donde viven las historias. Descúbrelo ahora