Cuarenta y dos. I

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"El diablo está corriendo alrededor de mi mente.

¿Por qué me permito creer las mentiras?

Es como si yo fuera su patio de descanso

Empujándome al fondo

Y me cierro al mundo..."

Sarah Reeves - Anxious.


Escuché otro toque en mi puerta, hoy era de esos días en los que no tenía ganas de salir de mi habitación, no tenía ganas de levantarme de la cama. Miré a mi lado, Taehyung no estaba, se había ido desde la madrugada por asuntos que debía atender con el grupo.

Ya había comenzado la terapia como tal con Minjun, además de eso estaba medicada. Las pastillas me ayudaban a estar más relajada, aunque pasaba la mayor parte del tiempo somnolienta. No podía decir que ya estaba bien porque apenas comenzaba todo este proceso de trabajar en mi misma, por lo que habían días buenos y días malos. Revisé mi celular y vi que faltaban dos horas para el mediodía.

–Sky, ¿puedo pasar? –La voz de Chang se oía un poco amortiguada.

–Si. –Respondí finalmente. Mi voz había salido ronca porque recién despertaba.

La puerta se abrió y vi al que era como un hermano para mí entrar con una gran sonrisa, yo me mantuve cubierta con la colcha hasta el pecho. Hacía algunos días que no habíamos hablado, ni visto en realidad, porque él estaba ocupado con nuevos proyectos de la empresa así que no tenía tiempo para nada. Me alegraba verlo aunque no lo expresé como usualmente lo hacía.

–Vine a ver a mi chica favorita. –Canturreó, sentándose junto a mi. –¿Cómo estás?

–Cansada. –Eso implicaba muchas cosas y él lo notó porque su expresión cambió a una más seria.

–Hablé con Woon dijo que estabas sola aquí y decidí pasar a verte. ¿Taehyung está en la empresa?

–Si, quizás pase allí todo el día.

–¿Tienes hambre?

–No mucha.

–Podemos pedir algo, ¿que dices? Así me cuentas como te ha ido en la terapia.

–Chang no quiero ser grosera, pero sólo deseo dormir.

–Princesita, comprendo cómo puedes llegar a sentirte, pero tengo algo de tiempo libre. Podemos hacer lo que quieras.

–Ese tiempo puedes usarlo para ver a tu familia o hacer cosas más importantes que venir a verme.

–Cariño, sabes que eres importante para mí. Vamos... ¡A levantarse! –Aplaudió y me jaló del brazo suavemente. No me quedó de otra que hacer lo que decía y me dejó para que pudiera entrar al baño.

Miré mi reflejo en el espejo, mi rostro se encontraba un poco pálido y unas ojeras se ampliaban bajo mis ojos. ¿Cómo es que Tae decía que era hermosa si tenía que ver esto todos los días? 

Luego de hacer mi rutina de cuidado de la piel, que ya llevaba un par de días sin cumplir, me di una corta ducha para volver a mi vestimenta habitual, una camisa y un pantalón de chandal que hacía función también como pijama. Al momento de bajar hacia la cocina donde suponía estaba Chang, me lo encontré con su celular y vi las bolsas que contenían varios envases, sobre la barra. Había ordenado comida mientras me aseaba.

Spotlight. |KTH Donde viven las historias. Descúbrelo ahora