Veintiuno.

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Luego de un par de días me sentía mucho mejor, había sido un resfriado leve, Tae fue muy atento conmigo y estuvo al pendiente de mi. Había dormido conmigo una vez, porque se lo pedí y desperté con él abrazándome como si fuera su almohada o un oso de peluche, fue gracioso. Aunque también sentí un poco de vergüenza pero no me incomodó.

No era común que me enfermara pero había dejado de tomar suplementos vitamínicos con regularidad desde que empecé con las vacaciones, lo cual estaba mal, tenía que seguir cuidándome aún si no estuviese con mis continuas actividades. En esos dos días, Woon, Chang y mis padres habían ido a verme. Mi madre cocinó para Tae y para mí, y él quedó encantado con su comida.

El día de hoy, Tae y yo habíamos decidido ir hasta Ilsan, yo necesitaba salir aprovechando que ya estaba bien. Íbamos en el auto de camino a un restaurante, los planes eran comer y luego pasear por ahí. Obviamente trataríamos de pasar lo más desapercibidos posible, aunque teníamos seguridad con nosotros pero se mantendrían a una distancia prudente.

El restaurante que escogimos era muy lindo, habían varias personas pero más que todo familias y algunos grupos de extranjeros, ya que el lugar no era de comida coreana.

–Escuché decir a Woon hace un rato que dentro de unos días sería tu cumpleaños, ¿que piensas hacer? –Preguntó, Tae.

Ya estábamos en una mesa con nuestra comida, ambos nos habíamos quitado los cubre bocas.

–Ni había pensado en ello –me encogí de hombros, y era verdad, había pasado eso por alto– no lo sé, supongo que ver a mis padres.

–Deberías hacer algo más además de eso, puedo hablar con los chicos y hacemos algo.

–Si, bueno... –me concentré en mi comida por un momento y cuando volví a alzar la mirada hacia él, tuve que contener la carcajada que quiso salir, me tapé la boca riendo por lo bajo– ¡Tae! ¿Qué haces?

El muy tonto había tomado dos papas francesas y las puso en su boca como simulando unos colmillos, me miraba con una expresión desquiciada pero luego las masticó mientras reía.

–No, espera, hazlo otra vez. –Dije, y busqué mi teléfono en mi bolso, tenía que tomar una foto de eso. Él lo hizo de nuevo pero esta vez tomando el tenedor y el cuchillo, lo enfoqué bien y tomé la foto. Reí, mirándola y se la enseñé. –La subiré a mi instagram.

–No lo harás. –Rió, divertido mientras masticaba.

Tae era tan infantil a veces pero era muy gracioso o al menos para mi, porque creo que podía ser igual de infantil que él.

–Como te seguía diciendo –continué– me gustaría ver a los chicos ese día, si ellos quieren.

–Claro que querrán, les caes muy bien.

Pensé en mis amigos y mi ánimo decayó un poco, el día anterior había recibido mensajes de Jiyeon y Saebom pero algo no se sintió bien, ya no era lo mismo o es que yo seguía dolida por lo de Hyeji.

–¿Qué pasa? –Tae se dio cuenta que me había quedado mirando fijamente mi vaso con limonada.

–Pensaba en mis amigos, siento que al primer problema me abandonaron, claro, sin contar lo que hizo Hyeji. –Respondí, sin mirarlo. Estaba un poco harta de hablar de lo mismo pero es que en verdad me dolía.

–Yoonie, las personas que están contigo en un principio puede que no sean las mismas que estarán contigo al final.

Sus palabras dieron vuelta en mi mente por un par de segundos. Tae podía ser infantil e impredecible, pero tenía pensamientos muy profundos y eso me resultaba interesante.

Spotlight. |KTH Donde viven las historias. Descúbrelo ahora