Trece.

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Cuando llegamos a casa, no cruzamos ni una palabra, Taehyung pidió la cena y en cuánto llegó, se fue a su habitación dejándome sola en el comedor. Estaba actuando extraño pero por más que quisiera preguntar, tampoco quería meterme en sus asuntos.

Después de que terminé de cenar, limpié todo y subí al estudio donde había puesto todas mis pinturas y muchos de los regalos de los fans. No había terminado de ordenarlo. Entré y cerré la puerta, Taehyung no tenía permitido estar aquí además de que la puerta tenía código de acceso y por supuesto él no lo sabía, así que no podía entrar a curiosear.

Apilé unas cajas repletas de pinturas en una esquina, arreglé mis carpetas con dibujos, botando los que ya no me gustaban y acomodé mis pinceles.
Miré una de las paredes y se me vino la idea de hacer un mural, tenía tiempo sin dibujar algo, desde hace unos cuantos meses en realidad. La verdad que dibujar y pintar me ayudaba mucho con el estrés y la ansiedad, pero no había tenido nada de inspiración.

Tomé un lápiz y comencé a dibujar lo primero que se me vino a la mente, me dejé llevar y pasó el tiempo en el que me perdí haciendo trazos en la pared.

No sabía que hora era, pero suponía que algo tarde y ya me había dado sueño, debía aprovechar para dormir. Guardé las pocas cosas que quedaban regadas y salí del estudio.

Fui a mi habitación para ver la hora en mi celular y me di cuenta que casi era media noche, había durado mucho tiempo metida en el estudio. Bajé a planta para buscar una botella de agua y me di cuenta que las luces seguían encendidas, Taehyung se había olvidado de apagarlas.

De pronto Tannie vino a mi encuentro reclamando atención y fruncí el ceño, porque Tae se lo había llevado a su habitación antes y además que el pequeño siempre dormía con él. ¿Se habrá salido?

Lo tomé en brazos y fui a la cocina a buscar la botella, apagué las luces y subí las escaleras yéndome por el pasillo hasta la habitación de Taehyung, nuestras habitaciones quedaban muy separadas.

Abrí la puerta pero no había rastro de él y las luces estaban apagadas, me asomé hasta la puerta que daba al baño y tampoco estaba. No había escuchado ruido en otro lado de la casa y el que Tannie haya estado en planta quería decir que Tae había salido.

Salí del cuarto y caminé hasta el mío.

–Hoy dormirás conmigo, bebé. –Le hablé a la bola de pelos y lo dejé en mi cama, él se echó enseguida.

Hice mi rutina de todas las noches luego me metí bajo las sábanas, Tannie se acurrucó a mi lado y sonreí acariciándolo.

Pero no dejaba de preguntarme en donde estaría Taehyung, él siempre me avisaba cuando salía y ésta vez no lo hizo. Aunque tampoco es que era una norma, sólo me parecía raro.

No quise darle más vueltas al asunto y cerré los ojos tratando de dormir.









Bajé a desayunar y me encontré a Tae, en la barra, con un vaso de jugo de naranja al frente, mientras revisaba su celular. Tannie se emocionó en cuanto lo vió.

–Buen día. –Saludé, para luego dirigirme hacia el refrigerador y sacar las cosas que necesitaría para hacer el desayuno.

–Buen día. –Contestó, mientras le hacía mimos a Tannie.

Me fijé en él y estaba más serio que de costumbre.

–¿Desayunaste? –Pregunté.

–Si.

Preparé mi comida, pero él no se movió de la cocina en todo ese rato. Le daba vistazos de vez en cuando y sólo estaba pegado a su celular.

Me senté frente a él a comer, aún así ni se inmutó era como si yo fuese invisible. No era como si necesitara su atención, pero solíamos charlar de cualquier tema irrelevante con la idea de conocernos y llevarnos mejor. Algo me decía que su actitud extraña de ayer y el que saliera, tenía algo que ver con su actitud de ahora.

Spotlight. |KTH Donde viven las historias. Descúbrelo ahora