Treinta y seis.

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–¿Cómo se llama esa canción? –Pregunté, mientras hacía mi firma de forma rápida sobre la tela y Woon me pasaba otra camisa.

Trampoline, es de Shaed. –Respondió Tae, que estaba a mi lado. Hace un rato que había conectado su teléfono a los parlantes del salón.

Nos encontrábamos en uno de los salones de práctica de CLB, ya que vine a firmar algunas cosas que se entregarían en el Water Bomb, como camisetas y gorras. Tae me acompañó ya que luego saldríamos por ahí. Estos últimos días he estado algo ocupada con los ensayos, también él y yo habíamos tenido una nueva sesión de fotos la cual ya estaba publicada, además de eso he estado escribiendo, ya que la inspiración había vuelto con fuerza, así que me mantenía despierta hasta la madrugada con la compañía de mi guitarra, la cual estaba en perfecto estado a pesar de haber permanecido en un depósito por meses.

–Me gusta el ritmo, no la había escuchado antes.

También me gustaba la letra y junto con el ritmo daba una vibra algo nostálgica o depresiva, en parte me sentí identificada y la interpreté de cierta manera, aún si no sabía a qué se refería realmente.

Me levanté de la silla y comencé a improvisar algunos pasos, mirándome en el espejo. Se me ocurrió que podría grabar algo, detuve mis movimientos y me percaté de la mirada de ambos sobre mi, Tae parecía embobado y yo sonreí sintiendo mis mejillas calentarse. Volví a sentarme para seguir con lo que estaba haciendo.

–Estás más animada últimamente, me gusta –comentó, Woon– Además ustedes ya no pelean.

–He estado componiendo, debe ser por eso. –Dije, con mi atención puesta en escribir mi firma correctamente, ya que me habían entrado los nervios.

–Si, también debe ser por eso que ya no peleamos, ¿no, Yoonie? –Miré a Tae, encontrándome con su sonrisa traviesa, me guiñó un ojo.

–Eh... claro. –Sonreí, de forma disimulada, esperando que Woon no notara el sentido oculto de las palabras del pelinegro.

Las cosas entre él y yo iban muy bien, estaba feliz de no reprimir lo que sentía verdaderamente y de poder darnos una oportunidad. Tae era tan lindo conmigo –claro, cuando no estábamos discutiendo por alguna tontería– que algunas veces me sentía como en un sueño, nuestros días juntos eran un poco mejores después de confesarnos y si antes disfrutábamos de la compañía del otro, ahora mucho más. Nadie sabía que estábamos saliendo de verdad, por el momento lo manteníamos en secreto lo cual resultaba muy irónico, pero queríamos dejar pasar los días y ver qué tal nos iba.

He llegado a preguntarme si estaba enamorada, y la verdad es que poco a poco me iba dando cuenta de que la respuesta era afirmativa... o estaba en proceso. Es que todo esto era algo nuevo para mí. Nunca llegó a gustarme a alguien como lo hacía Tae, ni siquiera en el instituto, siempre fueron breves flechazos pero nunca sentí la necesidad de estar al lado de alguien y compartir mi vida con otra persona sino hasta ahora. Además que cuando decidí que quería ser cantante, sólo me concentré en eso y mi carrera, siendo lo más importante en todo este tiempo, dejando de lado el tener citas a diferencia de otros idols. Aunque también se debía el hecho de nadie me había llamado la atención.

Mi madre llegó a decirme una vez que el tiempo que conlleva enamorarse de alguien, era algo difícil de establecer, que podría suceder en cuestión de un minuto, de horas, días o meses. El punto es que ya sentía que mi corazón le pertenecía al idiota de Kim Taehyung y ya no había vuelta atrás, ni siquiera podía describir lo que sentía estando con él, su simple presencia hacía mis días más llevaderos.

Y si, llegó a herirme, pero para mí era como si todo eso hubiese pasado hace muchísimo tiempo. Suponía que los sentimientos tan fuertes que experimentaba tenían algo que ver, además que él me demostraba a diario que iba completamente en serio con lo nuestro. Por lo que sólo estaba dejando que todo fluyera de la mejor manera.

Spotlight. |KTH Donde viven las historias. Descúbrelo ahora