Uno

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Año 844

Luego de cuatro años dentro de la Legión de Reconocimiento, Dex se había ganado la confianza de sus superiores. Se había enlistado a los quince años siguiendo a su hermano quien también era soldado, y después de un arduo trabajo dentro y fuera de las murallas ella misma se había convertido en un miembro importante para su escuadrón.

Esa mañana en particular acompañaba a Moblit, tenían que entregar reportes a los altos mandos en Sina con aclaraciones de la última expedición realizada. Las últimas misiones fuera de la muralla habían sido desastrosas y la falta de resultados no hacía más que poner peso sobre los hombros de la legión.

— El comandante Shadis estaba de un especial mal humor — finalmente habían dejado el edificio donde se habían reunido con su superior para entregar los documentos. Hablaba con un rastro de burla en su voz, respetaba mucho a Shadis pero el hombre se molestaba de una forma que la joven castaña encontraba genuinamente divertido.

— Claro que lo está — respondió Moblit — los rumores de su destitución y el peso de la vida de los soldados deben tenerlo cansado. — Dex bajó un poco la mirada al sentir el tono serio que utilizó Moblit, como si intentara reprenderla por burlarse del comandante. — Va a terminar calvo si no comienza a manejar sus problemas de ira — una carcajada se desprendió de los labios de la castaña y el mayor no tardó en unirse.

Caminaban por una de las ciudades dentro de Sina, debían encontrarse con la líder de su escuadrón antes de poder tomar el resto de su día libre. El cuarto escuadrón de la Legión, liderado por Hange Zoe, planeaba disfrutar de su velada en la muralla central y pasar la tarde en un bar para dejar a un lado la agobiante realidad del mundo.

— Creí que me regañarías por reirme de Shadis — cuando la risa se detuvo miró a Moblit aun con una sonrisa.

— Por supuesto que no, Dex — el mayor le dio un golpe amistoso con el codo. Entre el caos del ejército se las habían arreglado para volverse cercanos, al estar en el mismo escuadrón pasaban mucho tiempo juntos que se reflejaba en una amistad sincera.

— Entonces, ¿van a destituir a Shadis? — Dex Beckett pecaba de curiosa, rasgo que Hange veía como una virtud a la hora de hablar de titanes, pero que solía meter a la más joven en problemas al hacer tantas preguntas.

— Son solo rumores, la gente no está feliz con los resultados de las expediciones — el disgusto era palpable en las expresiones de los ciudadanos que los miraban como un "desperdicio de impuestos" solo por portar las las de la libertad. El castaño adoptó una postura protectora hacia Dex ante los murmullos que se escuchaban tras sus espaldas. — Personalmente, creo que renunciara antes de permitir que lo quiten de su puesto. — 

— Supongo que tendré que asumir el puesto de comandante entonces — la castaña se encogió de hombros causando la risa de su acompañante. Para su fortuna, Moblit era parte del grupo de personas que la consideraba divertida, sabía por experiencia que otros miembros no disfrutaban su humor.

— Alguien tan pequeña no puede ser comandante — respondió el mayor. Pasó una de sus manos por la cabeza de Dex despeinado un poco su coleta.

— Soy suficientemente alta para darte órdenes. — se elevó ligeramente sobre las puntas de sus pies para aumentar su tamaño algunos centímetros. A Moblit le parecía tierno como intentaba alcanzarlo cuando claramente le sacaba unos veinte centímetros.

— Hablo de tu edad. — suspiró con una ligera sonrisa — Además, Dillon no toleraría que su hermanita le robe su sueño — la menor rodó los ojos ante la mención de su hermano.

— Está obsesionado con el trabajo. Él y Erwin necesitan un pasatiempo nuevo. No hacen más que pensar en la Legión todo el día — disfrazaba la preocupación con molestia. Dillon Beckett pertenecía al escuadrón que lideraba Erwin Smith, quien no dejaba de sorprender a sus superiores.

Una Probada de HumanidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora