Especial II

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De Maxine Horvat para River Horvat año 850

River,

Mañana enviaré está carta a primera hora, así que la recibirás dentro algunos días de la mano de un soldado en Trost. Quiero hacerte saber lo más pronto posible que nuestro hijo ha nacido, fue está mañana, es un niño.

Creíamos que vendría hasta dentro de dos semanas, pero el parto se adelantó. No te preocupes por nada, está perfecto de salud. Tiene mejillas rosadas y una nariz pequeña, además de algunos mechones castaños, idénticos a tu cabello. Se llama Louis, justo como habíamos acordado. Louis Horvat llegó al mundo y espera a que su padre regrese.

Sabemos que estás ocupado con las tropas y los nuevos reclutas luego del ataque en Trost, si ves a Armin Arlert dale mis saludos y cuéntale que ya nació el bebé. Te espero aquí, en la seguridad de la capital, donde los titanes aún no han llegado.

Louis y yo estamos bien, Dex ha estado aquí todo el tiempo. Está realmente molesta con Erwin por no permitirle ir a ayudar luego de la batalla en Trost, la envió a la capital con reportes sobre el evento y todo lo relacionado al titán excéntrico que ayudó a la humanidad. Jamás me imaginé que algo así pudiera suceder, espero que vuelvas pronto, te extraño.

Justo ahora estamos en la casa del comandante, Dex ha sido muy atenta, le agradezco todo lo que ha hecho por nosotros. Fue la primera que cargó a Louis, lo sostuvo justo al nacer, me alegra que el pequeño va a tener a su tía Dex. No he dejado que nadie además de ella y yo lo levantemos, quiero que lo hagas tú antes que cualquier visitante.

Vuelve pronto, mi amor. Me alegro de estar fuera de las filas en estos momentos, pero no puedo descansar al saber que estás en peligro. Cuídate mucho, Louis y yo esperamos.

Te ama,

Tu esposa, Maxine.

——

River nunca recibió esa carta.

Se perdió entre la correspondencia urgente que se estaba enviando en la milicia. Los titanes en Rose tenían a todos alarmados, pero la Legión apenas tuvo tiempo de asimilarlo, la aparición de Eren Jaeger era de mayor gravedad. El castaño se había quedado a cargo de su escuadrón cuando el comandante había enviado a su capitana Dex a dar informes a la capital.

Estaba ansioso por volver y cuando finalmente anunciaron el regreso a Mitras fue el primero en subirse a los caballos. Él creía que su hijo estaba a punto de nacer, poco sabía que ya había nacido y que estaba resguardado junto a su esposa en la casa de su mejor amiga.

Los días de viaje fueron demasiado pesados para los soldados que venían sin descanso desde el inicio de su expedición, pero ninguno de ellos ansiaba tanto llegar al interior de Sina como River.

Llegaron a la media noche, en una marcha solemne. Los superiores se reunieron con prisas en los recintos de la milicia, el resto de miembros se dirigieron a sus habitaciones en los cuarteles y River corrió a la casa de Dex, donde había visto por última vez a su esposa embarazada.

La capitana le había dado una llave, confiaba ciegamente en River y Max. El castaño entró con pasos silenciosos y se dirigió hasta la habitación de invitados. En el camino, se encontró con la capitana durmiendo sobre una silla, encorvada en una posición que definitivamente le daría dolor de espalda.

— Dex. — susurró — Ve a tu cama.

La capitana se despertó de golpe y miró a su amigo con los ojos entreabiertos, estaba despeinada y su vestimenta era una mezcla entre el uniforme y sus pijamas azules.

— Estás vivo.

— Lo estoy. — respondió con una sonrisa. Miró a la capitana tallarse los ojos con notable cansancio. — Erwin está bien, fue directo al cuartel para hablar con los superiores.

Una Probada de HumanidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora