Treinta y nueve

775 138 194
                                    

— ¿Por qué nos estamos reuniendo? — preguntó Dot Pixis. Lo habían sacado de su rutina para asistir a una junta con los altos mandos.

— El comandante Nile cree que es importante que revisemos de nuevo los detalles del ataque de Shiganshina. — respondió uno de los soldados en el lugar. — Dicen que fue tan insistente que consiguió que el Comandante en Jefe venga hasta aquí.

— Zackly lo odia. — murmuró Pixis entre dientes para sí mismo.

— Si te escucha va a hacer que te juzguen a ti también. — agregó Eriwn Smith sin levantar la vista de sus documentos.

El rubio había llegado a uno de los distritos cercanos a la muralla Sina unas horas atrás. Había recibido una carta membretada que requería su asistencia como comandante en la reunión de altos mandos. Supo de inmediato que aquello era una treta de la Policía Militar y no perdió ni un segundo en emprender la marcha.

— El comandante Nile Dok está aquí. — anunció una soldado castaña. La joven dirigió la mirada a Erwin, estaba indecisa sobre si debía hablar con él, a final de cuentas era una de las mayores autoridades de la milicia y supuso que no era su lugar.

— ¿Qué sucede, Alina? — preguntó Pixis al notar a su subordinada. — ¿Quieres que te presente a Erwin?

— Comandante. — el rubio de inmediato detuvo a Pixis.

— No.. no, señor. — se apresuró a responder la castaña de las Tropas Estacionarias. — Solo me pareció extraño que el comandante Dok haya llegado con alguien de la Legión de Reconocimiento.

La mirada de ambos comandantes se posaron en la joven cadete, cualquier frase que incluyera a la Policía Militar y al Cuerpo de Exploración que no hablara de una disputa era lo suficiente extraña para atrapar la atención.

— No sé de quién se trata. — la menor estaba nerviosa, se arrepintió de inmediato de haberlo mencionado. — Es una mujer ... de cabellos castaños, no demasiado alta. — Erwin se removió en su silla. — Casi parece que es su prisionera. — se encogió de hombros.

El rubio se puso de pie de forma abrupta, todo indicaba que Nile había realizado la jugada que había predecido y que aquella mujer de la Legión era su Dex.

— Tenías razón, Smith. — Pixis también se levantó de su silla. — Puedes retirarte, cariño. — la cadete asintió y se despidió con un firme saludo militar. — Si sales al patio ahora mismo, molesto con Nile, solo vas a darle lo que desea.

— No planeaba hacer eso. — Erwin estaba inusualmente serio, más que de costumbre.

Ambos caminaron hasta el ventanal, desde el segundo piso podía ver a la perfección como soldados de la Policía Militar caminaban rodeando a la capitana. El rubio la miró preocupado, pero no pudo evitar sentir un ápice de orgullo cuando notó que caminaba con la mirada en alto, sin dejarse doblegar.

— ¿Dex Beckett? — Smith asintió. — Leí su reporte sobre la caída del muro, lo que hizo fue excepcional.

— Es un excelente soldado. — comentó Erwin sin despegar la vista de la ventana.

— No quiero sobrepasarme, Erwin. — el rubio lo miró sabiendo que estaba por preguntar. — Solo tengo curiosidad sobre tu relación con ella. Aún es un rumor bastante popular.

Erwin deseaba tener una respuesta, no para compartirla con los curiosos, sino para aclararse a él mismo las dudas que rodeaban la imagen de Dex. Quería estar con ella, deseaba profundamente estrecharla en sus brazos, pero la capitana se había vuelto evasiva y desde aquel inesperado beso no habían tenido oportunidad de hablar.

Una Probada de HumanidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora