Once

1.7K 269 155
                                    

Estaba sentada en la mesa de madera del comedor con una taza de té en las manos, estaba conversando con su abuelo y Dillon, quien finalmente se había aparecido. Era una mañana fresca con el cielo ligeramente nublado.

— Hoy llega la Legión de Reconocimiento — comentó Dillon.

— ¿Cuándo saldrán de los muros?

— Mañana temprano. Hoy tendremos que revisar los últimos detalles — el ambiente se tensó con la mención de la expedición.

La menor se concentró en su bebida caliente, los nervios comenzaban a aparecer. Muchos soldados decían que después de salir las primeras veces se perdía el miedo, pero a Dex jamás le había ocurrido, aún sentía el estómago revuelto antes de abandonar las murallas.

Se consolaba al pensar que Erwin estaba en camino, esperaba poder pasar tiempo con él antes de la expedición, aunque en el fondo sabía que el capitán estaría demasiado ocupado.

— ¿Qué harás hoy, Dex? — su hermano la llamó captando su atención.

— No lo sé, probablemente me quede en casa esperando a que lleguen — en su voz se notaba un rastro de nerviosismo.

— Finnie y yo iremos a desayunar, ¿quieres venir? — negó lentamente con la cabeza.

— No quiero interrumpir tu cita — el mayor dejó escapar una risa.

— Está bien, los veré después.

Dillon se puso de pie listo para irse a ver a su panadero, se despidió de todos con entusiasmo y salió de la casa. Dex lo despidió con una sonrisa.

— Dex — su abuelo la miraba desde el lado opuesto del comedor.

— ¿Qué pasa? — ya se imaginaba que estaba apunto de decir.

— Mi niña, eres muy joven — dejó salir un suspiro — Siempre puedes volver a casa y construir tu familia aquí — a pesar del orgullo que sentía de ver a Dex como soldado, su abuelo siempre había deseado que se quedara en Shiganshina — No digo que lo dejes ahora, pero podrías considerarlo.

— No voy a dejar el Cuerpo de Exploración, abuelo — sacudía la pierna nerviosa por la conversación.

— Dex...

— ¿Por qué es tan diferente entre Dillon y yo? — estaba molesta y con aquella pregunta su voz se rompió ligeramente — A él siempre lo felicitan por su trabajo y a mi solo me piden que lo deje y vuelva a casa — a lo largo de los años bastantes personas habían intentado persuadirla de dejar la Legión y vivir tranquilamente en su hogar. — Soy tan capaz con él — lo último había sido casi un susurro.

Jamás había existido rivalidad entre los Beckett, se apoyaban mutuamente sin competir para superar al otro. Dex había aprendido mucho de Dillon, se había convertido en su mentor en cuestiones del trabajo. A los ojos de su hermano era un soldado excepcional, sabía que el lugar de Dex estaba entre las filas de la Legión y le confiaría su vida a su hermana sin dudarlo. Pero quienes habían visto crecer a Dex no podían imaginarla poniendo su vida en riesgo.

— No dudo que lo seas, Dex — la menor intentaba contener lágrimas de frustración — sé que eres un excelente soldado. Tú y Dillon son mi mayor orgullo. — El hombre se había puesto de pie para acercarse a su nieta — Sólo quiero que estés bien, que seas feliz y vivas una larga vida. — también había tenido esa charla con Dillon, años atrás.

— Puedo hacer todo eso como soldado — su abuelo la abrazó mientras ella seguía sentada, respondió al gesto de inmediato.

— Tienes razón, mi niña — debía aceptar que tendría que resignarse a las decisiones de Dex como lo había hecho con las de su hermano — Tienes razón.

Una Probada de HumanidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora