Tres

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Dex se despertó gracias a los fuertes golpes que inundaban la habitación, su primer instinto fue asumir que los titanes habían destruido la muralla y estaban rondando libremente por la ciudad buscando a los humanos para devorarlos sin distinción. Pero su asunción estaba bastante alejada de la realidad, los golpes eran solo Hange llamando a la puerta con entusiasmo antes del amanecer.

La castaña se llevó las manos al rostro con cansancio, las punzadas en su cabeza eran efectos de la misma resaca que estaba amplificando el sonido de la voz de Hange.

— ¡Deeeeex! — la mayor alargaba el nombre de Beckett mientras seguía llamando a la puerta — ¿Puedo pasar? — su voz cantarina por lo general transmitía alegría, pero en esa ocasión solo agudizaba su dolor de cabeza. Abrió con pesadez los ojos, a través de la ventana podía ver como el Sol ni siquiera había salido, sus obligaciones en la Legión por lo general le permitían dormir hasta el amanecer y aquella mañana en especial esperaba poder descansar un poco más — Voy a pasar de igual manera — era inutil intentar mantener a Hange afuera, así que se limitó a cubrirse hasta la cabeza con la sábana pero su cobertura fue inmediatamente descubierta por su superior que la miraba con una amplia sonrisa.

— ¿Cómo puedes estar tan enérgica a esta hora? — además de ser la líder de su escuadrón, Hange Zoe se había convertido en una gran amiga de Dex, la dos junto a Moblit eran un grupo unido. Miraba a la mayor con los ojos entrecerrados, la mujer frente a ella estaba completamente uniformada. La castaña, aun recostada, la miró de arriba a abajo — Hange — fijó su mirada en el cabello rojizo — ¿te duchaste?

— Por supuesto que sí — la sonrisa de la mayor se hizo más amplia ante el comentario — Erwin dijo que hoy tendríamos un anuncio especial y que todos debíamos estar presentables. — los ojos de Hange se posaron sobre su subordinada — Te ves terrible, Dex.—

— Gracias, ya lo sé — finalmente se sentó sobre la cama, todo a su alrededor daba vueltas y sentía náuseas terribles. La noche anterior parecía divertido hacer un concurso de bebida con Moblit, quien era conocido por ser un gran bebedor. Obviamente Dex perdió y las consecuencias de la pequeña competencia la harían tener una mañana difícil. Recordaba vagamente haber vomitado sobre Hange mientras volvían al cuartel, tal vez ese era el verdadero motivo por el cual la mayor se había duchado.

— Pensé que necesitarías bastante tiempo para estar lista, así que vine a levantarte temprano. El comandante estará presente y todos debemos llegar puntuales — Hange dejó un vaso de agua y una pastilla para el dolor de cabeza en la mesita junto a cama. Abrió la cortina dejando que los primeros rayos de sol entraran a la habitación. La líder de escuadrón se preocupaba mucho por sus subordinados pero tenía un vínculo especial con la menor de los Beckett, se habían vuelto cercanas y la castaña siempre estaba dispuesta a escucharla hablar sobre titanes durante horas.

— Gracias, Hange — afortunadamente su alcoba había dejado de girar, tomó la pastilla y el agua de su lado y la tragó sin dificultades, las náuseas al parecer también estaban pasando.

— Fue valiente de tu parte competir con Moblit

— Fue estúpido — la corrigió

— Bastante — rió entre dientes — por lo menos te divertiste ¿no es así?—

Un risa pesada se escapó de los labios de Dex, había pasado la noche riendo y cantando junto a sus camaradas. Entre toda la presión y peligro que rondaba a los miembros de la Legión tenían esos momentos de felicidad que todos intentaban aprovechar al máximo.

— Sí, fue una buena noche — entre risas se había olvidado del mal sabor que le había dejado su última interacción con Erwin, se preguntó si podría verlo sin sentir vergüenza por su atrevimiento de invitar a salir al mayor.

Una Probada de HumanidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora