Al levantarse, Dex recordó todo lo que había sucedido la noche anterior. Se había quedado dormida con el anillo puesto, a pesar de que sabía que era poco recomendable, pero con la emoción del momento no se había detenido a quitárselo. Ella y Erwin habían abierto una botella para celebrar juntos su compromiso, era vino exclusivo, del tipo al que solo podía acceder una persona con la posición del comandante.
Festejaron en la privacidad de su habitación compartida, una velada íntima alejada de las personas que no podían esperar para hablar con Erwin sobre la Legión de Reconocimiento. Esa noche el comandante solo tenía ojos para la capitana con la que se iba a casar.
Dex descansaba desnuda sobre su cama, cubierta por ligeras sábanas, a pesar de que la mañana era fresca se mantenía cálida junto al cuerpo de Erwin. Los primeros rayos de sol se colaban por su ventana, pero la pareja aún no tenía planes de levantarse.
— ¿Dormiste bien, cariño? — Erwin le habló sin abrir los ojos, se había despertado con los movimientos de Dex sobre la cama. La castaña respondió con un sonido de afirmación aún somnolienta. No tardó en acercarse al mayor y dejarse abrazar por su prometido. — ¿Qué tal tu cabeza? — Erwin sabía muy bien que la menor solía despertar con migrañas luego de beber.
— No me duele. — murmuró con el rostro escondido en el cuello del rubio. — Al menos no justo ahora.
La castaña se incorporó para poder mirar el rostro de Erwin, con movimientos lentos acomodó un par de mechones rubios que caían sobre la frente del comandante. Al verlo tan relajado en la mañana, luciendo tan apuesto, pensó que podía acostumbrarse a tener ese paisaje al despertar por el resto de su vida.
— ¿Qué pasa, Dexi? — preguntó al sentir la mirada de la menor sobre él. Erwin tenía una ligera sonrisa mientras sentía las caricias de Dex sobre su piel.
— No pasa nada. — respondió también con una sonrisa. — Solo admiraba lo bien que luces al despertar.
Erwin estaba acostumbrado a darle cumplidos a Dex todo el tiempo, no perdía ni una oportunidad para recordarle lo hermosa que le parecía o para decirle que era una excelente capitana y una mujer asombrosa. A pesar de eso, el comandante se avergonzaba ligeramente cuando su prometida le devolvía el gesto, Dex lo halagaba constantemente pero el rubio nunca respondía directamente a sus cumplidos, normalmente la besaba o la abrazaba en respuesta, agradeciendo sin palabras a su pareja.
Esa mañana no fue la excepción, Erwin la estrechó en sus brazos mientras dejaba pequeños besos sobre los cabellos castaños de la capitana.
— No puedo esperar a casarme contigo, Dex. — susurró.
La capitana encontró los labios del mayor y lo besó con delicadeza, Erwin acunaba sus mejillas, sosteniéndola con suma delicadeza.
— Yo tampoco puedo esperar. — respondió. — ¿No tienes reuniones esta mañana? — preguntó la capitana.
— No, y tú tampoco. — sonrió levemente.
— ¿Lo tenías todo planeado?
— Sí, desde hace un par de semanas. — confesó. — Maxine me ayudó un poco. — Dex rió levemente.
— Eso explica porque insistió tanto en que comprara un vestido.
— Me gustó mucho tu vestido. — murmuró cerca del oído de la castaña.
— Puedo usarlo de nuevo cuando tú quieras. — respondió en el mismo tono del comandante.
Se quedaron en la cama por algunos minutos, los pasillos comenzaban a llenarse de pasos y murmullos pero el par de superiores no pensaban salir aún de su habitación.
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Una Probada de Humanidad
FanfictionDefinir la humanidad no es tan sencillo como parece. Levi, por ejemplo, la definiría como las manos suaves de su amada que estaban dispuestas a sanar cualquier herida sin distinción, llenas de empatía y comprensión. Erwin, la explicaría como aquell...