Cuatro

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Antes de partir, Dex tuvo la oportunidad de recoger algunas cosas de su habitación. Tomó sus artículos personales, algunos cambios de ropa, tanto uniforme como casual, y una pequeña reserva de galletas de almendra que había comprado en la capital. Guardó todo en una mochila que ahora estaba a un costado de su caballo.

Cabalgaba junto al escuadrón de Flagon, abandonarían el cuartel central para enfocarse en la capacitación de los nuevos miembros, para eso utilizarían las instalaciones de entrenamiento de los reclutas.

La mañana ya estaba avanzada y el Sol brillaba alto en el cielo, Dex se permitía disfrutar de la brisa fresca que soplaba mientras cabalgaban. Los primeros rastros del verano estaban comenzando y el calor se hacía presente, pero el clima aún era cómodo.

La castaña estaba perdida en sus pensamientos, recordaba con detalle como Erwin se acercaba a ella para confesarle su interés, un muy leve rubor cubrió sus mejillas. Por más que negara tener sentimientos por el rubio frente a sus amigos, en el fondo ella los había reconocido mucho tiempo atrás.

La primera vez que vio a Erwin fue justo después de terminar su tiempo de recluta. Dos años atrás Dillon le estaba dando un recorrido por el cuartel cuando se encontraron con el capitán, su hermano los presentó y por primera vez Dex estrechó la mano de Erwin, aun recordaba la electricidad que recorrió su cuerpo bajo el tacto del rubio.

Después de ese encuentro comenzaron a construir una relación cordial y estrictamente profesional, pero Dex era incapaz de contener los brincos que daba su corazón al tenerlo cerca. La vida de soldado la había obligado a esconder sus sentimientos y comportarse de manera neutral, no podía arriesgarse a exponer sus emociones. Pero aquellos muros que se había empeñado en construir se estaban derribando bajo la mirada del rubio.

Los sentimientos reprimidos estaban ahora a flor de piel y ocupando toda la mente de la castaña. En su distracción no se dio cuenta de en qué momento Levi se había posicionado junto a ella.

— Luces distraída — su mirada se encontró con la del azabache, dejó de lado por un momento a Erwin para prestarle atención a Levi.

— Tengo muchas en mente.

— ¿Qué cosas? — el nuevo miembro de la Legión estaba siendo algo intrusivo.

— Cosas personales, Levi. — respondió con una ligera risa.

El mayor chasqueó la lengua, el mejor que nadie sabía que sus habilidades de socialización eran bastante escasas, aún se preguntaba cómo se había vuelto tan cercano a Farlan e Isabel. Estaba acostumbrado a que ellos comenzaran las conversaciones pero ahora que él intentaba hacerlo con Dex le parecía demasiado dificil.

Para su buena suerte a Dex Beckett le encantaba hablar.

— ¿Cómo te sientes? — el azabache no estaba acostumbrado a esa pregunta y su rostro lo dejaba claro. — Me refiero a que ahora eres parte de la Legión, ¿te gusta? — los labios de la castaña dibujaban una sonrisa delgada. Levi había estado esperando volver a ver aquel gesto tan característico de la menor, pero el rostro tan serio del mayor no dejaba adivinar sus emociones.

— Solo ha pasado un día, Dex.

— A mí me encanta — la voz de Isabel se hizo presente al lado izquierdo de Dex — me encantan los caballos, el uniforme y el equipo nuevo que nos dieron. — la pelirroja estaba notablemente entusiasmada, el Sol sobre su piel y el aire libre la llenaban de felicidad. Alguien como Dex, que siempre había vivido en la superficie, jamás podría comprender lo emocionante que era para ellos.

Levi desvió la mirada para centrarse en Isabel. Su amiga levantaba el rostro para recibir la mayor cantidad de aire fresco posible, frente a ellos Farlan charlaba con facilidad con uno de los soldados, el castaño se había quitado la chaqueta para poder sentir la luz del sol. Aquel par se había convertido en la cosa más importante para el azabache, eran las únicas personas por las que realmente sentía cariño y una sensación cálida invadía su pecho al pensar que los tres podrían ser felices en la superficie.

Una Probada de HumanidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora