Cincuenta

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Año 863, distrito de Trost

— Levi. — la voz infantil lo llamaba desde el otro lado del mostrador. — ¿Me estás poniendo atención?

— Sí. — respondió el azabache.

— ¡Claro que no! — protestó la niña de mechones castaños. — No me estás prestando atención. — los labios de Dillia Smith estaban fruncidos en un puchero.

— Estoy ocupado, Dillia. — el mayor levantó la vista para ver a la hija de Dex y Erwin, era increíblemente parecida a su madre, con los mismos cautivadores ojos azules.

Acababa de cumplir trece años y había sido nombrada en honor a Dillon Beckett. Luego de la recuperación del muro, Dex y todos los sobrevivientes recibieron atención médica inmediata y la capitana ya no pudo esconder el hecho de que estaba embarazada.

Por indicaciones de la reina Historia, Dex fue llevada ante los mejores médicos de la capital para recibir un tratamiento adecuado. Fue un embarazo bastante complicado para la castaña, pero finalmente, luego de nueve meses de espera y preocupación, nació Dillia, la primogénita de la familia Smith.

Erwin y Dex se encargaron de que todos los estudios necesarios se realizaran en su pequeña, temían por su bienestar debido al alto estrés físico y mental que había sufrido su madre en los primeros meses del embarazo. Pero, afortunadamente, Dex había dado a luz a una niña con perfecta salud.

— Dijiste que me enseñarías a dar una marometa. — le reprochó la pequeña.

— Nunca dije eso. — el azabache estaba concentrado en sus cuentas y solo miraba de reojo a la castaña.

Dillia había escuchado muchísimas historias sobre el aterrador capitán durante sus épocas en la Legión de Reconocimiento, así que nunca se había atrevido a sobrepasar la paciencia de Levi.

Se sentó en la silla alta frente al mostrador, vestida con su uniforme de una de las escuelas dentro del muro Rose, llevaba el cabello castaño recogido en una media coleta y los zapatos negros impecables. La menor era tan pulcra como su padre, un detalle que Levi apreciaba cuando tenía que cuidar a la pequeña Smith.

— ¿Cuándo vendrá mi mamá? — preguntó en un puchero.

— En un rato más.

— ¿En dónde está? — preguntó mirando al techo.

— En una reunión importante con Hange e Historia. — respondió con monotonía.

— ¿Y mi papá?

Levi suspiró, no era la primera vez que Dillia lo interrumpía con demasiadas preguntas, Dex le había advertido durante los primeros años de la menor que sería una niña muy curiosa.

— Está dando clases.

— ¿Y cuándo vendrá?

— No lo sé. — respondió entre dientes.

— Estoy aburrida, Levi. — protestó.

Esa mañana, Dex le había dicho a su hija que al salir de clases fuera hasta la modesta tienda de té a solo unas calles de su escuela y que esperara por ella con Levi.

La ex-capitana, que desde la llegada de su hija era encargada de asuntos gubernamentales de Paradis, estaba ocupada con la reina y las posibilidades que se les presentaban para salir de la isla.

Luego de haber recuperado el muro María, descubrieron que no eran los últimos restos de la humanidad, del otro lado del mar, había muchísimas otras sociedades y ellos estaban a punto de integrarse al resto del mundo.

Una Probada de HumanidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora