Veinte

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Levi miraba fijamente la pequeña caja marrón frente a él. En una tarde libre de esa semana había dado un paseo por la ciudad buscando un regalo para Dex y había encontrado algo que le parecía adecuado. Un detalle pequeño y, a su parecer, significativo.

Había terminado temprano su trabajo de ese día y se encontraba en su pequeña habitación después de haber tomado una ducha, esperando a que fuera la hora a la que Hange había indicado que debían presentarse. A pesar de haber confirmado que asistirá estaba comenzando a dudar, podría darle después un regalo y ahorrarse el agotamiento social de estar en una fiesta, pero las palabras de Moblit mencionando que a Dex le gustaría que se presentara resonaban en su cabeza.

Mientras él le daba vueltas a la idea de presentarse o no, Dex estaba peinando su cabello en una media coleta. Vestía una blusa delgada que dejaba sus hombros descubiertos, con una falda hasta la cintura que le llegaba a las rodillas.

Salió en busca de Moblit quien ya estaba esperando por ella vestido en sus prendas casuales, estaba en la puerta del cuartel tan puntual como lo era siempre.

—¿Estás lista, Dex?— le preguntó con una amplia sonrisa.

— Más que lista. — respondió la castaña bastante animada.

— Antes de irnos, ¿puedes acompañarme a cerrar uno de los almacenes de Hange?

— Claro, vamos. — ella misma comprendía que las responsabilidades del trabajo seguían a los soldados incluso después del anochecer, por lo cual siguió al castaño sin protestar.

Moblit había sido designado para llevar a Dex al evento sorpresa, era el único capaz de mantener la compostura y no delatar todo el plan. Guió a la menor hasta una de las salas de reuniones excusándose en que necesitaba la llave, Dex estaba tan distraída que apenas notó los cambios de rumbo.

Se sobresaltó cuando Moblit la empujó a través de las puertas de una de las salas que se usaban para juntas, ahí adentro la estaban esperando Hange y todo el cuarto escuadrón, Mike y uno de sus amigos y Nanaba quien estaba acompañada de un par de cadetes con los que Dex se llevaba bien. Al fondo de la habitación estaba Erwin, sonriendo en su dirección.

Todos gritaron "sorpresa", justo como Hange los había obligado a practicar. La castaña recorrió la habitación con la vista, en su rostro se notaba la sorpresa fusionada con una gran emoción. Todos se acercaron a felicitarla y llenarla de cumplidos por su cumpleaños. Dex saludó y agradeció a los presentes con una gran sonrisa. Debía aceptar que en verdad la habían sorprendido

—¡Dex! — la llamó Hange — ¿Te gusta la fiesta? ¿Te sorprendiste? Yo organicé todo — la científica estaba muy orgullosa de su planeación y la sonrisa de su amiga castaña le confirmaba su éxito.

— ¡Por supuesto que me gusta! — abrazó a su amiga bastante agradecida. — Gracias por hacer esto, Hange.

— Y aun no has visto la mejor parte. — se separó de la menor con una sonrisa peligrosa — ¡Moblit! — lo llamó a gritos — ¿Puedes traer el pastel?

El castaño apareció con un pastel en manos, lucía delicioso y la cubierta de betún parecía estar perfectamente distribuida con decoraciones elegantes. Los presentes se reunieron junto al postre observando su apetitosa apariencia.

— Hange, el pastel luce excelente.

— Lo cocine yo misma — respondió con orgullo. Los invitados compartieron miradas preocupadas.

— ¿En donde? — preguntó Dex aunque ya se imaginaba la respuesta.

— En el laboratorio. — tardó unos segundos en comprender porque todos alrededor ya no lucían tan entusiasmados por el pastel. — Ahora que lo pienso, tal vez no deberíamos comerlo.

Una Probada de HumanidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora