Cinco

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A Dex siempre le pareció incómodo entrenar por las tardes, encontraba mucho mejor hacerlo por la mañana o al anochecer cuando el clima era fresco pero bajo las órdenes de sus superiores no le quedaba otra opción.

Sentía el sudor pegarse a su piel bajo el uniforme mientras cabalgaba, se había recogido el cabello en una coleta dejando unos mechones sueltos al frente. Los años le dieron la experiencia necesaria para montar los caballos sin dificultad, era de vital importancia tener esta habilidad fuera de las murallas ya que sin corcel cualquiera se volvería comida de titanes.

Una instructora estaba guiando a los nuevos miembros en arte de la equitación, Isabel fue la primera en dominar la cabalgata con velocidad. Habían usado los caballos para llegar ahí, pero era muy distinto viajar de una ciudad a otra por caminos destinados a su paso a avanzar con tu vida y la de todos tus compañeros en riesgo.

— Tienes un talento natural, Isabel— la pelirroja había alcanzado a Dex en la pista destinada al entrenamiento.

— Creo que le agrado a mi caballo — sonreía emocionada mientras le daba caricias al animal. Las dos bajaron la velocidad mientras recuperaban el aliento. Junto a ellas paso Levi cabalgando a toda velocidad, su demostración superaba a la de Isabel, avanzaba con una postura perfecta y un dominio total del caballo. Ni siquiera les dirigió la mirada cuando pasó dejando detrás una nube de polvo.

— Tu amigo luce molesto — la castaña seguía al azabache con la mirada.

— Siempre luce molesto, pero es solo su expresión neutral — entendía porque Dex asumiría que Levi se pasaba todo el tiempo enojado — Es una buena persona.

— No lo dudo— sus palabras eran honestas, le parecía que bajo esa barrera fría había alguien bueno, se preguntaba si algún día podría ver a través de sus muros. Una gran curiosidad por Levi comenzaba a crecer en Dex.

Después de un buen rato todos parecían dominar sin problema la cabalgata, Levi se había pasado la tarde montando solo, mientras que Farlan e Isabel se habían quedado cerca de Dex y la amable mujer que les estaba dando instrucciones. Antes de retirarse debían llevar a los caballos a los establos, al azabache finalmente se había unido al grupo, iban caminando guiando a sus respectivos animales por las riendas.

El sol comenzaba a ponerse y el cielo se pintaba de bonitos tonos anaranjados, el calor se estaba viendo reemplazado por una brisa fresca propia de la noche, esos atardeceres eran los favoritos de Dex, pero un quejido apenas audible detrás de ella le robo la atención al cielo.

A sus espaldas vio a Levi quien llevaba el brazo derecho pegado al pecho, con su otra mano llevaba las riendas. Estaba evitando la mirada de la castaña de manera intencional, su camino se vio bloqueado por Dex que estaba detenida buscando sus ojos.

— Levi — lo llamó en voz baja — ¿estás bien?

— Sí — respondió a secas. Era notorio que algo no estaba bien.

— ¿Te lastimaste? — la dulzura de la castaña lo impresionaba — Es tu brazo, ¿cierto? Déjame verlo — la mano libre de Dex se acercaba lentamente al cuerpo del mayor.

— ¿Beckett? — la soldado que los acompañaba llamó su atención — ¿hay algún problema?

— No — respondió Levi bruscamente.

— Sí lo hay— lo contradijo ganándose una mirada molesta — Levi se lastimó el brazo, imagino que se cayó del caballo mientras estaba solo.

— Ya veo, es bastante común entre novatos. — se acercó a tomar las riendas del animal que guiaba la menor — Nosotros los llevaremos al establo. ¿Puedes asistir a tu compañero en la enfermería? —

Una Probada de HumanidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora