Cuarenta y siete

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Semanas atrás, Levi había recibido una invitación elegante. Tenía escrito con la perfecta caligrafía de Dex "Capitan Levi y acompañante" e indicaba la fecha en la que tendría que asistir a la boda del comandante.

No pensó ni un segundo en rechazar la invitación, apreciaba a Dex y a Erwin, además sabía que era un evento pequeño y se notaría de inmediato su ausencia. Por eso, cuando el día de la ceremonia llegó, se vistió con su traje elegante y entró junto a Petra al recinto donde se celebraría la boda.

Todos los invitados charlaban y felicitaban a Erwin mientras esperaban a que fuera la hora de que la novia caminara hasta el altar. Su acompañante se había retirado a hablar con Maxine, Levi las miró durante unos segundos y luego se alejó de la elegante carpa blanca.

Dejó que sus pies lo guiaran hasta donde secretamente quería ir, cuando estuvo frente a la puerta no dudó ni un segundo y la abrió sin anunciarse antes.

— Es de mala suerte ver a la novia antes de la ceremonia. — comentó la capitana sin girarse a verlo.

— No si no eres el novio.

Pudo notar como Dex se tensaba sobre su cama, la castaña no se giró de inmediato. Se quedaron en silencio hasta que el capitán cerró la puerta detrás de él.

— Levi. — murmuró Dex. Se puso de pie y caminó hasta estar cerca del mayor. Su vestido se movía con sus pasos.

La imagen de ese momento de la capitana le recordó a Levi cuando, años atrás, junto a Isabel y Farlan, le pareció que el tiempo avanzaba más lento al ver a la capitana. Sentía que habían pasado décadas desde la última vez en que el aroma de Dex le había erizado la piel, pero ahí estaba haciéndolo de nuevo. Vestida de un color blanco impecable, con el cabello recogido de forma elegante y el cuello adornado con perlas. Por más que intentó resistirse, le dio un vistazo rápido a los labios brillantes y rojizos.

Pero ese día había algo diferente, la calidez en su pecho no era igual a la que había sentido tiempo atrás.

— ¿Qué haces aquí? — no lo preguntó de forma agresiva, tenía genuina curiosidad.

— Quería verte un momento. — respondió encogiéndose de hombros. — Antes de que te conviertas en la señora Smith.

Dextra Smith. Capitana Smith. La castaña había estado pensando en la posibilidad de conservar su nombre, aunque no lo había comentado en voz alta.

— Podrían pensar que es inapropiado.

—¿Desde cuándo te importa eso? — la castaña solo suspiró.

Se miraron en silencio durante varios segundos. A cualquier soldado le intimidaba una contienda de miradas con Levi, pero a Dex nunca le había asustado la frialdad de sus ojos.

— No vengo a pedirte que huyas de tu boda conmigo, ni que dejes a Erwin en el altar. — aseguró. — Solo... — dejó su frase a la mitad, ni él mismo sabía qué hacía ahí. — Olvídalo. — respondió con un bufido mientras tomaba el pomo de la puerta.

— Levi.

Ahí estaba de nuevo esa forma tan única que tenía Dex de decir su nombre. Tomó su muñeca y la alejó de la salida, si alguien le hubiera preguntado a la capitana el motivo de su acción no habría podido dar una respuesta. Estaba tan perdida como el azabache frente a ella.

— Pensé que no te presentarías. — habló la menor. — Nunca confirmaste tu asistencia.

— Supongo que lo olvidé. — respondió encogiéndose de hombros.

— ¿Trajiste a alguien contigo? — el azabache asintió. — ¿A quién? — preguntó con una sonrisa ladeada.

— A Petra.

Una Probada de HumanidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora