(14 años)
Cojo la cuerda que Carlos me tira y la amarro a la pata de mi cómoda. Le alzo el pulgar y él sonríe. Tira el coche, que pasa rápidamente de un lado a otro de la soga.
Despego el papel pegado al techo del cochecito de niño y lo abro.
Te eché de menos hoy.
Abro mi libreta de clase y escribo velozmente. Paso el coche y él lee el papel.
Tengo fiebre, estoy fatal.
Carlos me observa desde su ventana con el papel en la mano y sonríe. Escribe y me pasa el coche.
Voy a verte.
Cojo mi libreta y escribo la negación, pero cuando voy a pasar el cochecito, Carlos ya no está. El timbre de mi casa suena en ese momento y yo pongo los ojos en blanco.
Me subo a la cama y me acuesto, tapándome entera con el edredón. Lo que falta es que me vea con el pijama de Hello Kitty.
—¡Carlos, hola!
—Hola, Francisco, vengo a ver a Irina. No ha ido hoy a clase —exclama mi amigo y aprieto la sábana con fuerza y el corazón desbocado.
—Sí, tiene un gripazo de aúpa. ¿Seguro que quieres subir? —pregunta papá.
—Sí, me arriesgaré.
—Allá tú —profiere mi progenitor y escucho que cierra la puerta—. A lo mejor está dormida, la fiebre siempre le da sueño.
—Tranquilo, no la molestaré demasiado.
—Vale, sube.
Mi respiración se acelera cuando oigo sus pasos en la escalera, después en el pasillo y por último enfrente de mi puerta. Entra sin llamar, como siempre, y me sonríe.
—Hola, Ina.
—¿Por qué vienes a molestarme? Estoy enferma —protesto con voz aguda y de niña.
—Tienes 15 años, no seas cría.
—Déjame, niño tonto —exclamo y él sonríe, acordándose de nuestro primer encuentro como amigos.
Camina hacia mí y se sienta a mi lado encima de la cama.
—Te perdiste una charla de lo más interesante.
—¿De nutrición?
—De sexo —exclama y yo pongo los ojos en blanco, aunque por dentro mi pulso se acelere.
—Chicos, siempre pensando en sexo.
—Yo no estoy todo el día pensando en sexo —se defiende Carlos y lo miro.
—¿En qué piensas entonces? —pregunto y él sonríe.
—En ti.
—Oh, ya —digo con sarcasmo y él se acuesta casi encima de mí.
Me muevo y él se mete debajo de las sábanas. Al instante tiene mi mano entre las suyas.
—María me ha pedido salir.
—¿La pelopolla? —profiero con una mueca de asco y él se ríe.
—Sabía que te cabrearías.
—Me cabrearía si le hubieras dicho que sí. —Lo miro con las cejas alzadas y preparo mi expresión decepcionada.
—¡Qué dices! No, por favor —exclama, arrugando la nariz y sacudiendo la cabeza con rechazo.
—¿Y qué te dijo?
—Que le caías mal, que siempre estabas conmigo.
—Si le molesta que se joda —clamo y él se gira hacia mí, dejando nuestras manos unidas sobre mi estómago.
—Iván me ha preguntado hoy por ti. Me dio una carta donde decía que le gustabas y que si querías salir con él.
—¿Cómo sabes lo que decía la carta? —pregunto con el ceño fruncido y él se ríe.
—Porque la rompí.
—¡Pero tú eres tonto!
—¿Acaso te gusta Iván? —pregunta con una mirada recelosa y sonrío.
—No, solo quería llamarte tonto.
—Eres una bruja, da gracias que estás enferma porque si no te estaría matando a cosquillas ahora mismo.
—Ven, ¿quieres un poco de gripe? —pregunto y me acerco a él, pero no se separa de mí, sino que me abraza con fuerza contra su pecho.
—No me gusta verte así, puedes dármela toda.
Mi corazón se acelera, pero mi mente le regaña y lo manda a un rincón para que piense bien el plan de no mostrar ningún sentimiento por Carlos.
—Sobreviviré, tranquilo.
Se levanta un poco y pega sus labios a mi frente. Controlo la respiración, pero mi pulso se dispara.
—Tienes mucha fiebre. Deberías destaparte un poco.
—Tengo frío.
—Venga, Ina, solo diez minutos, si no te subirá mucho la fiebre.
—Vale.
Me destapa hasta la cintura y vuelve a coger mi mano.
—¿Ves? No es tan malo.
—Para ti que no estás malo —protesto y me pego a él sin pensar cuando comienzo a temblar.
Desde esta posición oigo su corazón, el cual está latiendo rápidamente.
—Deja de quejarte.
Frunzo el ceño y me acurruco en su pecho. Él se queda paralizado y tenso, pero después me abraza y besa mi coronilla.
—Duerme un poco, Ina—murmura y voy cayendo poco a poco en el sueño. Casi cuando estoy dormida ya, escucho—: Te quiero.

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Tengo sueño
Storie d'amoreIrina López tiene una extraña relacion con su mejor amigo. ¿Amigos o algo más? Ellos tienen una frase especial para poder verse de la forma que les apetece: sin ropa de por medio. Pero ¿qué pasará cuando ella se vaya a Nueva York durante un año? ¿Se...